Queta Burelo, en pos de la igualdad

Enriqueta Burelo en una reunión con activistas por la igualdad. Foto: Cortesía

Enriqueta Burelo en una reunión con activistas por la igualdad. Foto: Cortesía

Debe haber otro modo que no sea la Discriminación, el estigma y el prejuicio

Que no sea el machismo, la misoginia o la falta de Derechos para todos y todas

Otro modo de ser más humano y libre.

Otro modo de ser.

 

Era el año de 1955 en Arriaga, Chiapas cuando una niña alegre y precoz nació, a quién sus papás nombraron María Enriqueta, hija rebelde de Joaquín Burelo de Coss y Sonia Melgar Escobar, leal hermana de Pilar, Sonia y Ricardo. Al ella crecer y cumplir 4 años de edad, su familia emigró a la capital chiapaneca.

Una niña sumamente autodidacta que aprendió a leer perfectamente a los 5 años de edad, como anécdota del hecho, era que pasaba sus días asomada a la ventana de un jardín de niños ubicado en la colonia El Retiro, al ver tal interés de la pequeña la invitaron a presentar un examen con los demás pequeños alumnos que asistían normalmente a sus clases, sorprendentemente y para admiración de todos, obtuvo la mejor calificación.

A los 6 años hizo una apuesta con un tío para ganar una enciclopedia que ella quería, para fortuna de Mariqueta gana la apuesta y le regalan la enciclopedia titulada “Mujeres Célebres” quien iba a decir que este libro tendría tanto peso en su vida futura, siendo su primer acercamiento al tema de las mujeres.

Su enseñanza comenzó en el Colegio de Niñas Sagrado Corazón de Jesús donde estudió la primaria y primero de secundaria; Para el segundo año se cambió a las aulas del ICACH, actual Secundaria del Estado en donde logró concluir también su preparatoria. Cabe resaltar que durante el tercer año de secundaria recibió de manos del Dr. Manuel Velasco Suárez la medalla de oro al mérito estudiantil por ser la mejor alumna de aquel instituto.

Como buena emprendedora, se fue a la Ciudad de México a estudiar la carrera de psicología en la Universidad Iberoamericana y al finalizar, inesperadamente se inscribió a la renombrada Escuela de Periodismo Carlos Septién donde estudió por dos años. Tiempo después regresó a Chiapas y durante el gobierno de Patrocinio González Garrido tuvo la oportunidad de estudiar la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la escuela abierta de la Universidad Nacional Autónoma de México.

María Enriqueta no sólo fue una excelente alumna y profesionista. En su andar, ha apoyado diversas causas, entre ellas: a las mujeres de la cárcel de Cerro Hueco; también fue fundadora de “Unidos en Servicio por Tuxtla – Casa Hogar Manos Amigas” que brinda hasta la fecha atención a niños en situación de calle; también fue vicepresidenta de Unidos por Chiapas, organización de análisis de políticas ciudadanas; del mismo modo como integrante del Consejo Consultivo de CIFAM, una organización dedicada a la incidencia social y en políticas públicas sobre derechos sexuales y reproductivos, así como también derechos humanos para todos y todas con énfasis en personas viviendo con VIH; fundadora del Consejo Editorial de la Revista Papalote como dato destaca que en 2004; en el marco del Día del Voto de la Mujer, encabeza las reuniones del proyecto Grupo Amplio de Mujeres, el cual en 2013 se constituye como una reconocida asociación civil que busca mayor participación de la mujeres en el ámbito social y político; no podemos dejar de mencionar también su importante participación para lograr la firma del pacto por las Mujeres signado por diferentes organizaciones esto en la actual administración.

Se ha desempeñado como docente, coordinadora de difusión, coordinadora de eventos, encargada de prensa, articulista, productora de radio, conductora de televisión, consejera, investigadora, proyectista y como es bien sabido, desde 1998 ingresó a la Universidad Autónoma de Chiapas como parte del equipo del entonces rector Jorge Ordóñez Ruiz, donde fundó y desde entonces coordina el Departamento de Equidad de Género de la Universidad.

Para María Enriqueta, no ha habido imposibles. Una mujer inteligente, culta, luchadora, de objetivos alcanzables, preocupada por el bienestar de la sociedad chiapaneca, aguerrida, comprometida con los derechos humanos y con problemas sociales que vulneran los derechos de las mujeres, tenaz, sensible, una mujer de voluntades y de acciones. Por eso hoy es esta columna y en el marco aún del día internacional de la mujer he decidido platicarles de ella, una mujer ejemplar y como su primer libro que leyó de niña; ahora ella es una de las mujeres celebres del estado de Chiapas.

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