De corporaciones semilleras a emporios transgénicos

De corporaciones semilleras a emporios transgénicos de Emmanuel González-Ortega, investigador del Instituto de Ecología-UNAM

De corporaciones semilleras a emporios transgénicos de Emmanuel González-Ortega, investigador del Instituto de Ecología-UNAM

Un artículo de Emmanuel González-Ortega

Investigador del Instituto de Ecología-UNAM

En economía agrícola la ecuación es: Mayor concentración de poder y capital es igual a menor libertad, menos seguridad alimentaria y los riesgos en salud pública creciendo exponencialmente.

Hace pocos días las secciones de economía de los principales diarios del mundo saltaron con una noticia que tiene implicaciones para gran parte de la población en el mundo: se anunció que la multinacional semillera Monsanto tiene la intención de comprar la corporación internacional de productos químicos y semillas Syngenta.

¿Porqué debería ser esta es una noticia relevante para nosotros? Hay algunos datos que ayudan a entenderlo: aunque originalmente Monsanto era una compañía dedicada a la comercialización de productos químicos, en la década de los 60 del siglo pasado Monsanto apostó por la industria agrícola.

Actualmente Monsanto controla más del 50% del mercado mundial de semillas, incluyendo a los cultivos transgénicos y al herbicida ‘Roundup’ que tiene como ingrediente activo al glifosato. Aunque Syngenta también participa en el mercado de semillas ocupando el tercer lugar mundial, su actividad principal está enfocada a químicos agrícolas, por ejemplo los plaguicidas que contienen neonicotinoides. Ambas compañías obtienen ganancias anuales superiores a los 15 mil millones de dólares.

De acuerdo a Monsanto, se pagarían aproximadamente 490 dólares por cada acción bursátil de Syngenta, la operación implicaría el movimiento de algo así como 45 mil millones de dólares, pero existen circunstancias adicionales a esa compra que no se reflejan en el valor real de la operación corporativa: actualmente Monsanto no atraviesa su mejor momento ante la opinión pública, recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó la molécula del herbicida patentado y vendido por Monsanto, el glifosato, como potencialmente cancerígeno.

Esto está generando un gran golpe mediático para la compañía. Antes, un estudio de percepción pública sobre las mejores empresas norteamericanas, colocó a Monsanto en el número 97 de 100 clasificadas. Pero Syngenta no está mejor valorada ya que diversos grupos de ecologistas, campesinos y científicos señalan que los neonicotinoides son responsables de la drástica disminución de las poblaciones de abejas en diversas partes del mundo, aquel producto químico lo distribuye Syngenta. ¿Podría esta unión corporativa borrar las nubes grises que hay sobre las compañías?

Un efecto colateral a la compra de Syngenta que no es muy publicitado, pero que seguramente Monsanto planea con precisión quirúrgica, es el hecho de poder emigrar a Suiza, país donde se ubican los cuarteles generales de Syngenta, lo que resultaría en una menor carga fiscal para la transnacional transgénica estadounidense, ya que pagaría 15% de impuesto, en comparación con el 30% que actualmente paga al fisco estadounidense.

Lo anterior sin mencionar el lavado del nombre de Monsanto ante la opinión pública. Si estos datos aún no convencen al lector sobre la relevancia de la unión de los gigantes de la agrobiotecnología, hay algunos más. Recientemente se publicó una lista de productos agronómicos que fueron aprobados para consumo humano y animal por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios de México (COFEPRIS).

Algunos de esos son: maíz, soya, canola, algodón, alfalfa. La particularidad de esos productos es que ¡son transgénicos! Más del 95% de ellos provienen de las casas comerciales que son comentadas en estas líneas y adicional al hecho de que los productos han sido modificados genéticamente y liberados para consumo sin que a la ciudadanía se le haya consultado previamente, tales productos transgénicos son resistentes al herbicida glifosato. Comentamos previamente que este químico fue declarado por la OMS como potencialmente cancerígeno.

Deseo suponer que llegando a este punto del texto el lector está interesado y desea tener más información y se pregunta, con la finalidad de evitarlos, dónde se encuentran dichos productos transgénicos que probablemente fueron rociados con glifosato de Monsanto y otros químicos tales como DICAMBA o atrazina, productos químicos comercializados por Syngenta. Noticias como esta deben alentar el espíritu crítico de las y los consumidores.

El hecho de que dos compañías –potencialmente unidas como emporio- controlen el mercado de semillas llevará a una dependencia acelerada de la población por alimentos, sin mencionar los riesgos potenciales en la salud de la población actual y futura.

Sin comentarios aún.

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Comparta su opinión. Su correo no será público y será protegido deacuerdo a nuestras políticas de privacidad.