Ceguera verde

Fernando el ilegítimo. Foto: Facebook de Fernando Castellanos

Fernando el ilegítimo. Foto: Facebook de Fernando Castellanos

 

Se agradece al “candidato electo” Fernando Castellanos su coincidencia con la ciudadanía tuxtleca al reconocer que las pasadas elecciones del 19 de julio, como proceso democrático suficiente para representar la voluntad popular, ha sido en realidad, insuficiente.

Este “agradecimiento” no se origina por algo que él u otra persona allegada al candidato hayan dicho en relación a la insuficiencia, más bien es una reacción y reflexión al ver el enorme esfuerzo que ha desplegado para contrarrestar con movilizaciones sociales, el evidente hecho de que el triunfo que le fue otorgado materializado en una constancia de mayoría, no representa lo que la población tuxtleca intentó demostrar en las urnas.

¿Tiene sentido que alguien que ganó legítimamente use todo el aparato gubernamental y recursos económicos para sostener actividades permanentes en búsqueda del reconocimiento y el apoyo ciudadano?

Esto solo pueden entenderse desde el hecho que el PVEM y aliados aun no reconocen lo que el IEPC con todo el esfuerzo extralimitado intentó oficializar con cerca de 700 votos de ventaja con respecto al candidato del PAN.

Seguramente Castellanos quiere empezar con el pie derecho, sus acciones denotan su inconformidad con la certeza popular de que su triunfo es robado. Intenta por todos los medios demostrar que su sobreexposición mediática y publicitaria en la ciudad desde hace más de dos años, no responde a su pretensión reciente de ser alcalde de Tuxtla. También insiste en que se le desvincule del sin número de incidentes irregulares que se observaron en la elección pasada, que incluyen acarreos masivos, compra de votos con dinero, despensas, enceres domésticos, bombas de fumigación, etc. Incluso por funcionarios públicos -o léase funcionaria-, quienes condicionaron el voto con apoyos sociales o con presiones laborales. Por supuesto que tampoco quiere que le carguen el beneficio que obtuvo de las 4 urnas robadas en la colonia La Hacienda, que casualmente favorecían al candidato del PAN.

Somos injustos y necios los tuxtlecos por no entender los esfuerzos democráticos de Castellanos. No valoramos que con su exigencia al voto x voto, con alusión a AMLO incluida, el ganador virtual pide a gritos transparencia en los comicios pasados. Por sus pronunciamientos y activismos pos electoral tendría que asumir con esto el pueblo de Tuxtla que el hecho de que el PREP se haya estancado por días, cuando la suma de votos se inclinaba al candidato del PAN, no era por supuesto, para cuidar su ventaja anunciada horas antes.

También deberíamos ser menos maliciosos al juzgar que el pausado conteo de votos por el Comité Municipal -que duró una semana-, no fue con la intención de esperar que las actas modificadas y los votos de las urnas cuadraran a favor de Cal y Mayor.

Y por supuesto que las actas duplicadas que se dieron de forma anticipada a los representantes de casilla, por si se equivocaban, era una acción previsora del IEPC para evitar posibles errores, y no para tener material oficial modificable a la mano para beneficiar al “candidato oficial”.

Tampoco debemos ligarlo con el hallazgo del material electoral encontrado en una propiedad privada en la colonia Las Palmas de esta ciudad, donde se encontraron urnas llenas de votos entre otras cosas.

En verdad que ciegos estamos los tuxtlecos al no ver y reconocer la buena intención del candidato verde. Él está dispuesto, como todos nosotros, a llegar hasta las últimas consecuencias para que la reciente elección no sea recordada como la más sucia de la historia de la ciudad.

Solo así se entiende el enorme esfuerzo que representa movilizar a tanta gente -incluso desde otros municipios-, o el hacer la gestión para que el transporte público acerque a los manifestantes, o el buscar recursos para que no se vayan con las manos vacías, o el hacer compromisos para que más gente se sume a esta intención de gobernar a Tuxtla.

Sólo el fervor democrático de Castellanos explica que reaccione a cada paso que da la ciudadanía consciente, aquella a la que ya no le gusta que le vean la cara, a los sectores que están cansados de ser desplazados por externos que se benefician de Chiapas y se llevan los recursos para otros lados.

La orquestada, obstinada y subsidiada post-campaña de Castellanos con la que pretende legitimar algo que a los ojos de la mayoría es ilegal y corrupto, lo único que ha logrado es ponerlo aún más en evidencia. Porque esta es otra sociedad, harta de que le vean la cara y la quieran obligar a aceptar con activismo lo ilegal. Castellanos se ciega, la mayoría tuxtleca no comparte su ceguera, por muy verde que sea.

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