Lo que viene para la educación con Aurelio Nuño a la SEP

Aurelio Nuño. Imagen: rubenluengas.com

Aurelio Nuño. Imagen: rubenluengas.com

Los cambios en el gabinete del presidente Enrique Peña Nieto llegan en un momento crucial para su administración, pues generan amplias expectativas en la recomposición de un gobierno priista que, a partir del escándalo de la Casa Blanca, ha ido dando una serie de traspiés en la política interna y todavía más en el escenario internacional, con una economía que no logra sobreponerse a los embates de la inestabilidad económica mundial.

Sin embargo y aunque el tema es propio de una amplia reflexión, por ser el educativo el asunto más prioritario para este gobierno llamó la atención el movimiento de Aurelio Nuño a la Secretaria de Educación Pública, quizá el cambio más importante dentro de los 10 realizados ayer por los hechos en los que se ha visto envuelta la dependencia a partir de la aprobación de la reforma educativa en 2013.

Aunque ha operado tras bambalinas y no ha sido muy evidente su papel a nivel mediático, Aurelio Nuño Mayer ha jugado un papel trascendental en las decisiones más importantes a nivel nacional. “Es un hombre que le habla al oído al presidente y a quien Peña Nieto le consulta todo”, señala el periodista Francisco Cruz, en su libro “Los Juniors del Poder” con justa razón, pues desde su cargo como jefe de la Oficina de la Presidencia, fue el creador del famoso Pacto por México, que posicionó a la actual administración cuando esta apenas iniciaba.

Entre otras importantes acciones el nuevo titular de Educación impulsó la mismísima Reforma Educativa y, recientemente, la desaparición del Instituto de Educación Pública de Oaxaca (IEPO) para su transformación en Secretaria de Educación de ese estado, lo que vino a atar de manos al magisterio disidente que hoy se encuentra a la expectativa y que seguramente ve con buenos ojos dicha designación.

En base a lo anterior y ante lo convulso de la reforma educativa, es prioritario hacer un análisis –aunque somero- de lo que se espera en ese ámbito con la llegada de este hombre del poder, licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública y maestro en Estudios Latinoamericanos por las universidades Iberoamericana y de Oxford, respectivamente.

Un primer elemento es que conoce las raíces de la Reforma Educativa pues como se ha dicho fue uno de sus artífices, por lo que se avizoraría que durante su gestión al frente de la SEP, la nueva legislación lejos de menguar su propósito busque ser consolidada en los territorios donde se ha visto obstaculizada (Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Chiapas).

Para ello, esta etapa de consolidación -que no deberá sobrepasar el 2017- tendrá necesariamente que ser encaminada mediante el restablecimiento del dialogo entre la SEP y el magisterio, un dialogo si no estrecho si más respetuoso e incluyente con las y los maestros mexicanos que fueron prácticamente ninguneados por el anterior secretario de Educación quien, a pesar de haber hecho un loable papel en defensa de la rectoría de la educación, olvido que toda política educativa no podrá materializarse sin el respaldo de ese importante sector de la sociedad y, por supuesto, de los padres de familia.

En este sentido, se abre una gran oportunidad para ambos actores educativos para encontrar un canal de comunicación respetuoso, que permita ver en la calidad de la educación un factor común y donde el magisterio y la autoridad educativa hagan esfuerzos conjuntos para repuntar los penosos indicadores que recientemente se han dado a conocer para México en materia educativa.

De lograrse lo anterior, será el momento ideal para que la reforma educativa pase del plano administrativo-laboral al del análisis de los temas de gran envergadura que forman parte de la Agenda educativa y que hasta el momento no han sido atendidos a cabalidad y con el compromiso y corresponsabilidad que esta exige (deficiencias en matemáticas y español, analfabetismo, profesionalización docente, etcétera) por la fragmentación que ha habido particularmente por la evaluación educativa.

Un segundo aspecto es que el nombramiento de Nuño forma parte de una serie de cambios generacionales en las piezas del ajedrez político nacional que bosquejan lo que será el escenario de transición de 2018.

Ayer se fueron del gabinete políticos de viejo cuño, formados al más puro estilo priista del salinismo (Murillo Karam, Emilio Chuayfet y Rosario Robles –cambio de cartera-) y en su lugar llegan jóvenes políticos, brillantes y sin antecedentes negativos, con alta preparación y una visión de la realidad más actualizada, con discurso renovado, democrático y progresista pero, lamentablemente, todavía distantes de la realidad que viven los mexicanos de a pie, pues crecieron y fraguaron su trayecto político desde las cunas del poder como el caso de Claudia Ruiz Macieu, nueva secretaria de Relaciones Exteriores.

Un tercer aspecto a considerar es que la preferencia por Aurelio Nuño, cuyo nombre sonaba fuerte junto al del rector de la UNAM, José Narro, significa también que el presidente optó por su gente de confianza en las responsabilidades más importantes, y no por un académico sino por un operador político, que conozca las necesidades reales y políticas de la educación, pero que sepa establecer y construir acuerdos con los principales actores involucrados.

Con estos elementos la moneda está en el aire, démosle el voto de confianza a este nuevo personaje que mucho tendrá que hacer al frente de una de las responsabilidades más patrióticas como la educación de las y los mexicanos, de sus resultados no solo dependerá el futuro de las nuevas generaciones sino del país entero.

dialectica902@hotmail.com

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