El Papa que quedó a deber

Para algunos sectores, el Papa Francisco no fue contundente. Foto: Ángeles Mariscal

Para algunos sectores, el Papa Francisco no fue contundente. Foto: Ángeles Mariscal

 

Las expectativas de la visita del máximo jerarca de la iglesia católica a Chiapas eran diferentes a las que en realidad realizó. El reconocimiento a la labor que la teología de la liberación ha realizado a través de la Diócesis de San Cristóbal era un tema que se esperaba fuera prioritario en su mensaje a los pueblos indígenas.

Sí bien oró ante la tumba de Samuel Ruiz en ningún momento en su homilía durante la misa ni en el interior de la catedral hizo referencia a su nombre ni mucho retomó el tema de la Teología de la Liberación en donde se ve la necesidad de eliminar la explotación y la falta de oportunidades e injusticias y al creación de un nombre nuevo a partir de que los más necesitados sean protagonistas de su propio cambio.

Por el contrario en un tono condescendiente, dijo que los indígenas han sido desplazados de sus territorios y sobajados en su cultura, un lugar común en el discurso de la iglesia.

Otro tema pendiente era el de los diáconos casados que en el 2006 habían sido suspendidos por el Vaticano hasta que se resolviera “el problema ideológico de fondo” y que en 2014 ya se habrían vuelto a autorizar.

Pero el Papa Francisco no quedó sólo a deber a la iglesia católica indígena, sino también a la clase política de Chiapas en donde se esperaba una mayor interacción con ellos, el momento en que habría un mensaje de correspondencia hacia el gobierno se quedó sin realizar cuando el Papa ya no pasó a develar una escultura de Juan Pablo Segundo.

Relegado en un segundo plano, Manuel Velasco Coello esperaba que en el evento de la develación el Papa Francisco agradeciera las atenciones que su gobierno tuvo para que su visita fuera realizada y esta pudiera ser utilizada para una campaña masiva de posicionamiento, sin embargo los tiempos del clérigo no pudieron hacer posible que esto se llevara a cabo y solamente cambió de coche para trasladarse al aeropuerto y de ahí a la ciudad de México.

A los únicos a los que no les quedó a deber y sí superó las expectativas fue a los miles de creyentes católicos que vinieron de todas partes de la República y de países cercanos para ver y escuchar al sucesor del Apostol Pedro. Ante ellos se mostró como un líder carismático que entiende los nuevos tiempos de la iglesia y que siente cómodo al hablar de temas escabrosos para la fe católica; como el divorcio, el aborto y las madres solteras, a los cuales les dio un mensaje de aliento, además de romper el protocolo un más de una ocasión para poder estar cerca de los enfermos, un Papá que se dejó abrazar, que saludó de mano y en muy pocas ocasiones puso la mano para que se la basaran como es costumbre en el saludo cristiano.

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