Luchas, magisterio y corporaciones

 

Con tanta tinta derramada en los últimos meses sobre el tema de esta columna, debo confesar que me ha costado sentarme a escribir, en especial porque hay momentos en los que cualquier comentario que se salga de la línea tomada por la mayoría es, o al menos se entiende, políticamente incorrecto. Lo contrario, por supuesto, lo políticamente correcto en este caso es señalar como único culpable de lo que ocurre en el país al gobierno en turno y situar a la CNTE casi como la salvadora del país, el movimiento social más destacado para la confrontación con el poder en turno. En definitiva, que cualquier crítica al movimiento y a la CNTE puede considerarse una voz maiceada o al servicio del poder.

Dicho lo anterior debo ser claro en mi posición y decir que sí considero necesario, imprescindible, reformar la educación de una vez por todas, transformación que cuente con el consenso de todos los actores involucrados. Este país merece que sus hijos reciban una enseñanza que los sitúe con capacidad de discernimiento en el mundo en el que vivimos, y no que su preparación recuerde lo peor que se pueda recibir. Consensuada porque deben estar de acuerdo todos los actores, al menos los políticos y los profesores. Los trabajadores no querrán cambiar nada que modifique privilegios, por lógica, aunque no dudo que muchos maestros tienen vidas difíciles en lugares alejados y con salarios no tan rimbombantes como algunos les adjudican. También debería afrontarse la racionalización de los esfuerzos educativos y las condiciones dignas para impartir clases en las aulas, junto con los materiales necesarios. Ambas cosas significan un aumento en el presupuesto de la educación, pero en juego está el futuro de las próximas generaciones del país.

Uno de los puntos más controvertidos de la actual reforma se encuentra en la evaluación de los profesores, pero ya dije en estas mismas páginas que todos somos cualificados en este mundo en el que nos ha tocado vivir. Lógico que no lo deseamos, pero quién tiene el privilegio de no serlo por encima de los que lo somos. De hecho deberíamos solicitar evaluaciones a más gente, incluidos nuestros políticos, donde los representantes populares serían los primeros.

Foto: Francisco López Velásquez.

Foto: Francisco López Velásquez.

Si se hace un poco de memoria entiendo que la CNTE dejó el SNTE por discrepancias con los malos manejos y autoritarismo del sindicato único del magisterio, sin embargo, esa ruptura no ha significado una nítida democratización en las prácticas internas de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. No soy miembro, pero he hablado con maestros que me han comentado las decisiones y obligaciones no democráticas. No debe extrañar, por desgracia los sindicatos mexicanos se han creado en la escuela del corporativismo, y se han mantenido en él a pesar de ciertos cambios en el país. No los suficientes, sin duda. El corporativismo vigente nacido en movimientos políticos y sindicales a principios del siglo XX fue una característica de los gobiernos autoritarios, de todos los signos, desde los fascismos hasta el llamado comunismo ensuciado por Stalin. En definitiva, en México, como en otros lugares del planeta, se siguió esa lógica y no se ha roto tras tantos años, ni parece que nadie desea hacerlo, por temor o porque son organizaciones que se usan para obtener réditos políticos.

¿Por qué los miembros de la CNTE no luchan contra ese corporativismo? Todos sus afiliados piensan igual y desean las mismas acciones? La sociedad a la que aspiramos es la corporativa, la parida por lo peor del PRI y sus precedentes PNR y PRM? En lo personal no ansío un país de esa naturaleza y ello nada tiene que ver con defender este gobierno federal, todo lo contrario, esas formas de acción solo refuerzan las viejas prácticas de proceder, presionar, negociar y someter. Les aseguro que son muchos los interesados en defender el corporativismo, desde el antiguo partido oficial a la izquierda mexicana cualesquiera que sean sus siglas; y hay que recordar, en ese mismo sentido, lo primero que hizo Fox cuando subió a la presidencia y no fue otra cosa que sancionar y aplaudir la legitimidad de la CTM en una vergonzosa reunión.

Deseo un buen futuro para los profesores, pero también quiero lo mejor para el país en lo político, y lo que veo no me agrada, ni considero que sea el camino de las transformaciones de un Estado tan golpeado como el mexicano, golpeado por violencias, acciones irracionales y, por encima de todo, la defensa de intereses personales por encima de  proyectos de futuro. No cuestiono la responsabilidad gubernamental, pero tampoco la alejo del resto de actores involucrados por haber olvidado que sin un Estado responsable y en funcionamiento la convivencia sería mucho peor de la que tenemos en la actualidad.

Un gobierno con capacidad y decisión se sentaría a negociar con la CNTE, pero no solo ella debería estar en esas negociaciones. El resto de representantes políticos y algunos especialistas en temas educativos deberían estar presentes. Seguramente tal cosa no ocurrirá, y tampoco se tendrá  en cuenta la imprescindible ruptura de todas las corporaciones y, por ende, el cambio en el modelo sindical de México. Ni este ni los futuros gobiernos venideros tienen esa intención porque en buena medida las elecciones se ganan con ese tipo de organizaciones que ilustran el funcionamiento del país. Esto que parece utopía serviría, al mismo tiempo, para enseñar a nuestros hijos que este modelo corporativo está podrido desde su origen, aunque siga arrastrando a la sociedad por los caminos del servilismo. Sólo ver las imágenes de cómo las personas se dirigen a los gobernantes mexicanos habla de la adulación y lisonja que rodea al poder, y lo mismo ocurre con los que aspiran a él, cualquiera que sea su ideología, si es que la tienen. Educar significa instruir en el pensar y en cuanto a la política no debe significar cambiar unos jefes o dirigentes por otros, sino enseñar que nadie está por encima de los demás y que somos libres, o debemos serlo, desde que nacemos y no nos doblamos al corporativismo coartador. Tal vez la CNTE debería iniciar por aquí en sus objetivos de enseñanza y de conquistas políticas, si así fuera les haría caso, de lo contrario no me parece más que una parte del propio sistema deleznable de entender la vida pública.

 

 

 

 

 

 

 

Un comentario en “Luchas, magisterio y corporaciones”

  1. Enrique Calderon
    22 julio, 2016 at 9:06 #

    LA CUESTIÓN NO ES PARTICULAR, ES GENERAL, TODOS Y ABSOLUTAMENTE TODOS TIENEN PROS Y CONTRAS, NO DEBEMOS ACABARNOS ENTRE NOSOTROS, SINO SACAR ESTA NACIÓN DONDE ESTA SUMERGIDA, NO PUEDE SER POSIBLE QUE NOS ESTEMOS QUEDANDO ATRÁS CON RESPECTO A LAS DEMÁS NACIONES DEL MUNDO, TENIENDO TODO LO NECESARIO PARA HACERLO, SIEMPRE Y CUANDO HAYA VOLUNTAD PARA TENER IGUALDAD PARA TODOS LOS MEXICANOS, Y ASÍ SER MAS COMPETITIVOS MUNDIAL MENTE, EN TODOS LOS ÁMBITOS.

    NO HACE FALTA TANTA DEMAGOGIA, SI NO HECHOS REALES, QUE REFLEJEN EL DESARROLLO PALPABLE, SOBRE TODO EN EL SURESTE OLVIDADO POR DÉCADAS Y SEXENIOS, APUNTEMOS A UN SOLO BIEN COMÚN.

    PERO YA.

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