Primer Congreso Feminista de Chiapas

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“Ni dios, ni marido, ni estado, acción directa contra el capitalismo y el patriarcado” dice una de las primeras mantas que dan la bienvenida al Primer Congreso Feminista de Chiapas, que concluye este 25 de noviembre con una marcha en San Cristóbal de las Casas.

Durante una semana mujeres campesinas, indígenas, académicas, periodistas, afrodescendientes, lesbianas se reunieron para encontrarse, dialogar, llegar a acuerdos, reafirmarse en este primer congreso feminista.

Este Jueves 24 de noviembre nos tocó a un grupo de periodistas –Valeria Valencia, Patricia Chandomi, Gely Pacheco, Gabriela Cruz y Candelario Rodriguez- participar en la mesa: “Periodismo con visión de género y periodismo feminista”.

Les comparto la presentación que hice en la mesa. Agradezco al comité organizador por unir a tantas voces y por permitirme ser una de ellas.

 

UNO

La noche en que los presos varones fueron trasladados del penal de cerrohueco al del Amate era mi noche de guardia, así se llama al día que las y los reporteros nos quedamos hasta el cierre de edición del medio. En la guardia nos toca cubrir todo lo que pasa entre que las y los compañeros se van y el instante en que el periódico empieza a salir de la rotativa.

Recibí una llamada telefónica de parte de una compañera y me aviso que estaba siendo el traslado, que ya le había dicho a nuestro jefe, pero él decidió que no me tocaba ir, que debía de despertar a uno de los compañeros varones para que fuera a cubrir el evento porque desde su perspectiva era muy riesgoso para mí.

Semanas más tarde hubo un enfrentamiento. Con el antecedente de que no nos permitían a las mujeres cubrir lo riesgoso decidimos adelantarnos y avisar de que haríamos la cobertura cuando ya estábamos ahí.

Podría contarles acá varias anécdotas sobre cómo con el atavismo de que somos mujeres no nos permiten o facilitan las cosas para desarrollar todas nuestras potencialidades o desempeñar las labores que queremos de manera libre.

Tengo un sinfín de anécdotas como para escoger propias y de compañeras, pero creo que las cifras que ha dado a conocer la doctora Patricia Chandomí en diferentes espacios dan más muestra puntual de lo que sucede con nosotras las mujeres en los medios de comunicación.

Quise abundar sobre las condiciones en que las mujeres periodistas desempeñamos nuestro trabajo porque al final del día eso explica también la forma en cómo también estamos siendo visibilizadas en los medios de comunicación.

Dos

¿Por qué nos debería de importar las condiciones de  las mujeres periodistas? ¿Qué tiene que ver con nosotras? ¿Por qué es tan importante que en el Primer Congreso Feminista en Chiapas, en donde hay tantas voces tan necesarias, nos detengamos a hablar sobre el feminismo y los medios de comunicación?

La información es un elemento indispensable para lograr el desarrollo de cualquier sociedad democrática. No podemos tener una ciudadanía participativa y crítica en tanto no tenga información. Creo en el poder transformador de la educación y la información.

Uno de los derechos que más hemos pugnado las feministas y las mujeres es nuestro derecho a la palabra, a estar en espacios públicos, qué más ejercicio del derecho a decir nuestra palabra, que ejercer el periodismo. Que nuestra visión este en los medios de comunicación

 

Por eso nos debe de importar las condiciones en que se está ejerciendo el periodismo en Chiapas, y particularmente, las mujeres periodistas que somos aliadas naturales del movimiento.

Las agresiones, de diferente tipo,  hacía las mujeres periodistas, regularmente, tienen un sentido sexual y familiar, es decir, atraviesan por una cuestión de género. Las mujeres periodistas no están en puestos de decisión. Somos abandonadas fácilmente por los jefes cuando hay situaciones de violencia en nuestra contra.

Hace unos años las compañeras de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género me confiaron, junto con otras compañeras, revisar los casos de las periodistas que son agredidas en México y en Centroamérica.

¿Han tenido esa sensación mala onda que se queda en el estómago por un buen rato y nos avisa que algo malo está pasando o está por pasar? Pues, esa sensación siento cada vez que veo en mi correo un alertamiento de alguna compañera en el país o en centroamerica.

Conocemos casos emblemáticos como el de la querida Lidya Cacho y Regina Martínez, que han trascendido por la cobertura que compañeros y compañeras han dado y por la misma gravedad de ellos; pero hay muchos otros casos de agresiones a mujeres periodistas, más de los que quisiéramos, que se quedan en la plana de un periódico local y a veces ni siquiera eso.

En sus llamados de auxilio, las compañeras lo primero que piden es sacar a sus hijos e hijas del lugar en donde están siendo amenazadas. Son en las zonas más alejadas, y por las autoridades locales que son más agredidas.

Hay un sinfín de casos documentados en donde las mujeres somos acosadas, de distintas formas, por nuestros jefes, compañeros y fuentes de información.

Y creo mucho en eso de decretar las cosas, pero no tanto. Así que le confío siempre más a la acción que al simple deseo. Estoy consciente que debemos de realizar acciones para que estos casos no sigan pasando. ¿Qué vamos hacer como periodistas? ¿Qué vamos hacer como feministas?

Cualquier acción que decidamos hacer para defender la libertad de prensa y de expresión de las periodistas, el derecho a saber de la ciudadanía bienvenida será.

Yo quiero a las periodistas de Chiapas y de México libres de cualquier tipo de violencia. Nos queremos libres y Nos queremos informando.

TRES

Reconocerse feminista en una sala de redacción en donde todo el tiempo de la manera más hipócrita nos dicen que hay que ser objetivas, que hay que hacer un lado nuestras ideas y convicciones, donde los micromachismos se disfrazan muy bien de profesionalidad, no es fácil.

Al igual que a muchas s a mí también me vendieron durante años la idea de que el periodista tiene que ser objetivo, el problema no fue que me la vendieran, sino que se las compré completita y así anduve durante varios años ejerciendo este oficio, que ofrece tantas posibilidades, pensando que desde ahí podía incidir y hacer la parte de ciudadana que me correspondía. Qué equivocada estaba.

También al igual que muchas pasé por la frustración de haber dedicado días, semanas, horas o minutos haciendo un trabajo que vio la luz y no pasó nada, y otros que ni siquiera vieron la luz.

Sarelly Martínez señalaba: “Cuando surgen gobiernos sordos, como el nuestro, la labor de los opinadores sirve solo para descargar la frustración, para exhibir a los corruptos, pero no para cambiar las políticas erráticas implantadas desde el poder. El periodismo, en un escenario así, se vuelve inútil. No provoca cambios, ni incide en el desarrollo social y político”. Suscribo cada una de esas palabras.

Estoy convencida de las posibilidades que tiene el periodismo como transformador de la sociedad y la construcción de ciudadanía. Estoy convencida que no se puede lograr eso con esas viejas lecciones en la que nos  repetían como autómatas que ética periodística era ser objetivas y mantenerse al margen.

Hay quienes se repiten, a veces pienso que ellas y ellos mismos se quieren convencer de ello, que al periodista le toca informar y sólo eso, que las acciones la deben de tomar las y los otros, como que el ser periodista nos quitara el derecho y la obligación de ejercer nuestra ciudadanía e ideología.

El activismo de las y los periodistas es cuestionado como que si este oficio nos quitara nuestras convicciones y el derecho que tenemos de construirlas y hacerlas posible. Si existe algún trabajo que haga eso pobre aquel que lo ejerza. Eligió el peor oficio del mundo, yo en cambio, elegí el mejor oficio del mundo, uno que me permite ser: ciudadana, feminista y periodista.

CUATRO

Creo que todas y todos tenemos cosas qué hacer para mejorar las condiciones en que se ejerce el periodismo y el periodismo mismo.

Hoy, tenemos esos maravillosos esfuerzos que se hacen por hacer periodismo feminista en Chiapas, un periodismo, abiertamente, feminista: Revista Enheduanna y Voces Feministas.

Además de medios aliados con el movimiento como: Chiapas Paralelo, Tierra de Todas y Mirada Sur, por citar algunos.

Como feministas, organizaciones, movimientos debemos de abrazar a estos medios, usarlos, replicarlos, apoyarlos, sostenerlos.

Pero, también debemos de exigirles a otros medios una mirada distinta a sumar más periodistas a este movimiento, el único que va ser posible que está sociedad sea diferente.

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