Chiapas, la coyuntura actual rumbo al 2018

 

Cuarto año de gobierno y los aspirantes y suspirantes a la presidencia de la República tienen ya un proselitismo político bastante evidente.

Impensable que este fenómeno de promoción personal se viera en otros años de la vida política nacional; porque se supone que en un periodo sexenal, el cuarto año, es el año más fuerte del ejercicio de gobierno de un presidente.

Pero ahora mismo los tiempos son otros y las circunstancias también; un presidente débil, sin popularidad y cuestionado, falta de crecimiento económico, una corrupción rampante, un hartazgo ciudadano tremendo y la incertidumbre económica sobre el futuro de la nación ante las amenazas de Donald Trump, es lo que caracteriza estos días.

Por ello, lo inédito es que al arrancar el cuarto año del actual gobierno, los “suspirantes” a suceder a Peña Nieto están ya en franco y evidente proselitismo político y tienen que hacerse notar que incluso, estas aspiraciones se refuerzan con las múltiples encuestas de opinión que analizan los perfiles de los aspirantes, las preferencias de la ciudadanía, las combinaciones de candidatos y los escenarios posibles.

 

Pero la duda que asalta en la opinión pública nacional:

¿De dónde salen los recursos financieros para el proselitismo político que observamos en algunos políticos nacionales?

Las elecciones del 2018 son inéditas. Habrá multipartidismo, cuota de género y especialmente, debuta la fórmula de candidaturas independientes. Por lo que se espera que se cumplan las expectativas de la fragmentación del voto ciudadano y que las elecciones sean las más competitivas de la democracia a la mexicana.

Miguel Ángel Osorio Chong, Andrés Manuel López Obrador, Margarita Zavala, Luis Videgaray Caso, Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, son algunos de los nombres que se barajan para suceder en Los Pinos a Enrique Peña Nieto.

Las particularidades sucesorias chiapaneca

En Chiapas el fenómeno de los “aspirantes” es parecido al escenario nacional, pero con diferencias sustanciales.

Como a nivel nacional, también en Chiapas es el cuarto año del sexenio. Los “suspirantes” de igual forma forman parte de la estructura política-administrativa -en este caso local- y por ello, de entrada -como a nivel nacional- la sospecha de utilización de recursos públicos en la promoción personal está a la orden del día.

Pero, hay diferencias sustanciales; por ejemplo las particularidades de nuestro desarrollo, subdesarrollo o infradesarrollo -como prefiera denominarlo- económico hacen que aún en las peores circunstancias, incluso si existiera impopularidad de la figura gubernamental, crisis política, económica y social, ello no hace mella en la capacidad del ejecutivo estatal de incidir en el proceso electoral.

 

Pero esa incidencia e influencia del ejecutivo estatal tiene tres momentos.

El primero es cuando los aspirantes, suspirantes o candidatos se placean.

El segundo cuando se intenta imponer sucesor y se logra, que en los últimos tiempos solo ha sucedido en el periodo Pablo Salazar-Juan Sabines.

Y el tercero sucede cuando la clase política estatal no logra imponerlo y el ejecutivo estatal se somete a los intereses políticos económicos nacionales y al de los partidos políticos.

Hoy vivimos el primer momento.

 

La coyuntura actual: el primer momento de destapes anticipados

Los tiempos han cambiado, el chiste es moverse y no quedarse quieto, porque de manera obvia, no todos podrán ser el próximo Presidente de México, el próximo gobernador de Chiapas, los próximos alcaldes, los siguientes Senadores, los nuevos ocupantes de curules de diputados federales o locales.

Pero todos los aspirantes, tienen que aprovechar el momento político actual de incertidumbre política nacional, de falta de transparencia financiera y de democracia disfrazada con la defensa de los derechos políticos individuales.

Por eso hoy vemos a muchos buscando la nominación de su partido, otros coqueteando con la posibilidad de ser independientes o ser incluso nominados por un partido político pequeño y muchas mujeres -que han saltado de puesto en puesto- apelando a la equidad de género.

Las redes sociales son un buen nicho para promover esas aspiraciones y los funcionarios y políticos usan y abusan de esa condición.

Las menciones por ejemplo en Facebook se pagan. De lo que también han abusado es de la promoción personalizada y disfrazada de logros con espectaculares y con eventos de informes, giras de trabajo,  que no tienen nada que ver con el perfil del puesto que ocupan.

¿De donde sale el dinero para esa promoción?, y más en el fondo ¿Quién o qué los puede detener?.

En Chiapas puede detenerlos la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales, o el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana.

Pero no lo hacen.

De la primera se desconocen acciones concretas, de la segunda institución tampoco podría esperarse nada, aún y cuando se tiene que sacudir la nula credibilidad que le dejaron las elecciones intermedias estatales.

 

Los nombres

No hay de otra, son varios los que se “mueven”.

Los candidatos a gobernadores saldrán de las Senadurías del estado, para ser precisos, los candidatos pueden ser Luis Armando Melgar Bravo, Roberto Albores Gleason y Zoé Alejandro Robledo Aburto.

También de alguna candidatura independiente, por ello apunte a Rómulo Farrera, por el PAN a Francisco Rojas Toledo, y por el PRD se está apuntando para ser puente de comunicación con la izquierda y luego ver que le cae, Rutilio Escandón Cadenas.

Por género, apunte a Sasil De León Villard quien competirá por una nominación por un partido chico.

Fernando Castellanos Cal y Mayor y Eduardo Ramírez Aguilar, también anótelos. Son cercanos a los afectos políticos del ejecutivo estatal y también son sus operadores políticos principales.

Recuerde,  -como anotamos líneas arriba- vivimos el primer momento electoral. La primera coyuntura se refiere cuando el ejecutivo estatal intenta imponer sucesor.

Estos son los nombres ya evidentes y dominan por lo pronto el primer momento electoral.

Lo que viene para ellos es demostrar que son candidatos competitivos para sobrevivir, y ser nominados por quien hoy es el gran elector, es decir el gobernador del estado.

Esa competitividad es lo que le definirá a los actuales suspirantes, el continuar o no en la batalla por la nominación final.

 

El segundo momento; ¿Se podrá imponer sucesor?

Para la nomenclatura política estatal actual, este sería el mejor de los escenarios.

Permitiría prevalecer otros seis años dominando la política local y al mandatario actual ser el referente moral y dominante de su sucesor, hasta que alguna coyuntura política los distancie como siempre ha sucedido a nivel local y nacional. Ejemplos se pueden mencionar muchos.

Si este escenario se cumple, Fernando Castellanos Cal y Mayor o Eduardo Ramírez Aguilar, -alguno de los dos- sería el sucesor natural.

Esto a pesar de que al primero le pesa la deuda de PROACTIVA, la inconformidad ciudadana por los cobros excesivos y mal servicio de SMAPA, los compromisos de campaña incumplidos, y el que encabece un gobierno opaco financieramente, con muchos conflictos de interés pues los funcionarios son los principales proveedores del ayuntamiento; el segundo es el directamente responsable del desastre que resultó de las pasadas elecciones intermedias. Por no decir de las acusaciones de enriquecimiento inexplicable del que lo acusan sus paisanos comitecos con una constructora como empresa ancla.

Para que este escenario se cumpla, se necesita que el ejecutivo estatal sea una fuerza política local fortalecida, y sea escuchado a nivel nacional. Probablemente sea así.

Probablemente Manuel Velasco termine siendo -por nuestras particularidades económicas- un gobernador fuerte.

Pero también probablemente -a pesar de su fortaleza- no le alcance para imponer sucesor porque prevalecerán en la decisión final los intereses nacionales, tanto económicos como políticos.

Lo que hay que dejar fuera de toda duda, es que el actual gobernador será hasta el final, un actor importante del juego sucesorio rumbo al 2018.

A ninguno de los candidatos de cualquier nivel y de cualquier aspiración le conviene ponerlo en contra; ni ahora ni en otra coyuntura política.

Primero porque es dueño de las estructuras partidistas estatales, segundo porque también lo es de los recursos públicos que pueden canalizarse a campañas y tercero, porque su fortaleza partidista a nivel nacional le permitiría actuar con cierta destreza en otros escenarios políticos.

Pero si este escenario no se cumple, es decir, si la nomenclatura local no puede imponer sucesor, Fernando Castellanos Cal y Mayor y Eduardo Ramírez Aguilar podrán solamente aspirar ya no a la candidatura gubernamental, sino a una Senaduría o una diputación federal.

Muchos ven probable esto último.

 

El tercer momento; la imposición federal

La pregunta que todos se hacen en Chiapas en estos momentos:

¿Podrá el gobernador actual imponer sucesor?

 

Y otra pregunta derivada de la primera; ¿Y si no puede?.

Habrá candidato y también imposición. Así el sucesor no sea de los afectos de quien se va.

Este es el escenario propicio para los Senadores del estado, Luis Armando Melgar Bravo, Roberto Albores Gleason y Zoé Alejandro Robledo Aburto.

Los tres la buscan, los tres sienten posible la gubernatura y los tres trabajan para ser el próximo gobernador del estado. Pero las posibilidades no son iguales para todos.

Melgar Bravo pertenece al mismo grupo político de Manuel Velasco, se tienen afectos, pero Melgar Bravo no es “hijo político” del actual gobernador.

Roberto Albores es del PRI, el socio electoral del PVEM, pero está soterradamente enfrentado a la estructura política del Verde Ecologista en Chiapas.

Robledo Aburto es parte del PRD, un partido que lucha por su sobrevivencia, pero podría negociar una alianza política con MORENA de López Obrador.

Por eso no descarte a ninguno de los tres; porque con sus particularidades, este contexto es probable que se cumpla.

 

Habrá que recordar tres elementos:

El PRI y el PVEM mantienen una asociación política que con todo y sus cuestionamientos, ha sido exitosa.

El gobernador Velasco convive con los poderes fácticos de cuatro gobernadores chiapanecos que aunque lo niegan, están activos políticamente: Eduardo Robledo Rincón, Roberto Albores Guillén, Pablo Salazar Mendiguchía y Juan Sabines Guerrero.

Los dos primeros tienen a sus hijos como senadores y buscarán a toda costa que ellos también sean gobernadores. Los dos restantes, vapuleados por la opinión pública estatal, buscan por todos los medios regresar a la palestra política buscando por lo menos apadrinar un proyecto político.

Sacudidos, Pablo Salazar y Juan Sabines, el primero por heredar a Chiapas al segundo y Juan Sabines por la deuda pública abultada que dejó como legado de gobierno: Un desastre que prácticamente quedó impune.

 

Con esos tres elementos, se puede delinear el accionar futuro de los senadores chiapanecos.

1. Albores Gleason fortaleciendo la estructura priista e intentando convencer a las fuerzas políticas federales de que en Chiapas el PVEM sin el PRI no es nada.

En este caso habría alianza, pero la cabeza -es decir el futuro gobernador- no saldría del PVEM sino del PRI.

Si se impone, tendrá que ser después de aguantar los embates de la dirigencia y la militancia verde ecologista, que muchas veces ha demostrado que sus intereses chocan con los del hijo del ex gobernador Albores Guillén.

2.   Luis Armando Melgar realizando alianzas con los poderes fácticos nacionales para recibir el apoyo político y económico necesario y por lo pronto, para evitar que la decisión final del PVEM sea local, es decir tomada por el actual ejecutivo estatal.

El tapachulteco no tiene los negativos del desgaste político de sus colegas verde ecologistas chiapanecos Castellanos Cal y Mayor y Ramírez Aguilar, pero los compensa con su relación con los poderes fácticos nacionales y sobre todo, con su personalidad explosiva; no parece que resista la crítica.

3.   Zoé Robledo es senador por el PRD, un partido en evidente declive electoral. Su aspiración depende de la marcha del proyecto nacional perredista que probablemente en Chiapas buscará alianzas preferentemente con MORENA y algún otro partido pequeño.

El PRD casi no cuenta, así que tendrá que buscar una alianza, preferentemente con MORENA, pero eso dependerá de la fortaleza de las aspiraciones presidenciales de López Obrador.

Si el tabasqueño no desciende de las encuestas nacionales, le importará un comino quien sería el candidato Morenista al gobierno chiapaneco. Su figura política arrastraría votos al candidato de su partido a la gubernatura local.

Pero si las preferencias electorales comienzan a bajar, tendrá López Obrador que buscar un candidato que por sí mismo, sume votos a la propuesta nacional de MORENA, ese escenario fortalecería a Zoé Robledo quien probablemente sea el único que pueda garantizar en Chiapas una alianza PRD-MORENA y otros partidos.

 

Los demás también cuentan

Se mueve Francisco Rojas Toledo con el PAN y desde el PAN capitalizando el rechazo de buena parte de la opinión pública tuxtleca hacia su actual Ayuntamiento.

El activismo del galeno es evidente e intenso. Pero su partido y sus candidatos nacionales han sido vapuleados un día sí y otro también. Ricardo Anaya por sus excesos, Margarita Zavala pagando culpas por el desastre social que provocó la guerra contra las drogas de su esposo el ex presidente Calderón. Rafael Moreno Valle peleando por promover legalmente su imagen pública.

Hay crisis en el PAN nacional y el comité estatal está entregado completamente a la administración local actual.

Ninguna de las dos cosas le conviene a Rojas Toledo, necesita independencia de los poderes fácticos panistas y al mismo tiempo la plataforma política electoral del panismo chiapaneco. Otra opción es la candidatura independiente o incluso una alianza política con otros partidos.

Pero ahora mismo, lo necesario es moverse y Paco Rojas se mueve.

 

Rutilio Escandón Cadenas es el magistrado presidente del Tribunal local. Vinculado con la izquierda nacional, ya hizo pública su aspiración de ser el próximo gobernador de Chiapas.

Su promoción personal es evidente, las quejas del uso de recursos públicos para publicidad personal son casi diarias.

Si ya hizo pública su aspiración ¿Por qué no renuncia?

Probablemente porque un asunto es ser precandidato y otro muy diferente ser el candidato. Por eso el destino final de su aspiración está ligado a la de Zoé Robledo y de una probable alianza MORENA-PRD.

Como decimos líneas arriba, todo depende de la popularidad de López Obrador, si AMLO no desciende de las encuestas electorales, el candidato de MORENA-PRD sería  es un escenario, Rutilio Escandón. AMLO y su popularidad arrastrarían votos para la candidatura del titular del poder judicial chiapaneco.

Pero si descienden las preferencias electorales de AMLO, se tendría que pensar en otra opción y esa hoy mismo la representa Zoé Robledo, aún y con toda la poca empatía que se dice existe entre el tabasqueño y el senador chiapaneco.

Rómulo Farrera es otro de quien se dice aspira a la gubernatura. Es el empresario chiapaneco más exitoso de los últimos años. Logró acrecentar el patrimonio familiar y ahora busca una oportunidad política.

Es como el “second best” de la política actual. Si todo se cae, entonces Farrera Escudero es la opción final. La vía que buscará es por las candidaturas independientes; pero al momento tiene más opciones abiertas: la alcaldía coneja, una diputación federal o estatal.

Sería el corolario de una carrera empresarial exitosa y fortalecería su función como representante del empresario chiapaneco ante el poder político.

 

Falta mucho por ver todavía

Las combinaciones que llevarán a la gubernatura al candidato ganador son muchas. Alianza PVEM-PRI, PRI solo, PVEM solo, etcétera.

Probablemente veamos en la boleta final a todos los aquí mencionados, seguramente se sumarán como independientes otros tantos.

La certeza es que todos necesitarán de los oficios del actual gobernador. Esa es la fortaleza de la administración actual.

El multipartidismo les conviene, las alianzas les convienen, las candidaturas independientes les convienen. Craso error será para cualquiera de los probables candidatos pelearse con titular del ejecutivo.

También los independientes y los partidos pequeños sumarán al elegido y le restarán votos a los no ungidos pero que verán su nombre en la boleta.

Ahora mismo la efervescencia política chiapaneca vive el primer momento de la sucesión al 2018, y todos los aspirantes se mueven. Por los tiempos, probablemente haya más certidumbre dentro de cinco o seis meses.

La sucesión federal influenciará en la estatal y la tarea de la actual administración local será esencial: o se imponen o le imponen. Ahí está la diferencia y la suerte final de varios proyectos políticos.

Un comentario en “Chiapas, la coyuntura actual rumbo al 2018”

  1. PATRICIA VILLAFUERTE MAZA
    14 diciembre, 2016 at 13:47 #

    ME GUSTARIA TENER ACCESO A LA INFORMACION DE CHIAPAS PARALELO Y PODER COPIARLA

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