No necesitamos hamburguesas mientras haya tacos

Foto: El Debate

 

O el muro de Trump y el balón.

Recuerdo que en mi cuadra el futbol era el pan de cada tarde, todos saliamos dispuestos a sudar la camiseta, meter goles y evitar ser porteros; pero como en cada episodio de esta vida, no falta el personaje antagónico a la dinámica social; me refiero al niño, hijo único, de padres ya avanzados en años, que era dueño del balón.

Todo corría con normalidad aquella tarde, mientras que el desempeño de este personaje no ameritó ocupar la posición de portero, entonces el drama se apoderó del campo y los jugadores nos dividimos en quienes intentábamos abogar por la continuidad del juego con balón reglamentario, sacrificando la justicia callejera que exigía la pena máxima y los que increpábamos al niño consentido a cumplir con honor lo que le correspondía por ley, sin importar si eso desencadenaba su llanto y retirada con balón en mano incluida.

¡Qué tragedia, la diversión y convivencia se detenían por unos minutos esperando el desenlace!

¡Su decisión fue irse! Ambos bandos nos quedamos derrotados viéndonos unos a otros y con media hora más de tiempo reglamentario corriendo en el reloj. El campo estaba perfecto, no había tráfico; las porterías inmaculadas, medidas con rigor a pasos y cuartas de manos y lo más importante, los jugadores con tarea hecha y con permiso. Lo único que faltaba se lo había llevado el que a berrinche y egoísmo nos quiso arrancar el momento.

No podía terminar así, uno de nosotros, de puro coraje empezó a patear un bote de frutsi que se le atravesó en el camino y poco a poco las sonrisas pícaras y esbozadas con franqueza inundaron la cancha y el juego se reanudó justo en el momento en el que todos habían decidido regresar a sus casas. Habíamos encontrado nuestra pelota!

Esa tarde disfrutamos como nunca de nuestra calle, pudimos terminar el encuentro hasta cansarnos, pero lo más importante es que nos dimos cuenta que nunca más dependeríamos de un balón para jugar.

En conclusión, Trump asume que a México le pesará tener un muro que divida los países! Iluso, como si la imaginación e ingenio del mexicano tuvieran límites.

No me quita el sueño esa pared, se podría decir que hasta me causa ilusión, porque es tiempo que este país entienda que la solución para tener una convivencia de paz y bienestar no está detrás de ese muro.

Un comentario en “No necesitamos hamburguesas mientras haya tacos”

  1. Brenda Paniagua
    26 enero, 2017 at 13:45 #

    Excelente reflexión! es momento de consolidarnos como una nación fuerte y poderosa! es momento de disciplinarlos y demostrar que como mexicanos somos capaces de muchas cosas! Es momento de abrir los ojos y sacar del poder a los políticos que nos gobiernan y elegir a un buen mexicano que en verdad ame al país!!! Es momento de dejar el paternalismo y dejar de dar de el pescado en la boca y aprender a pescar!!!!Es momento de unión…

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