La Mujer Maravilla: ¿una nueva heroína?

WW

No he podido resistir la tentación de escribir sobre otro tema en una columna dedicada expresamente al Primer Congreso Feminista de Chiapas. Busco conocer con más precisión y compartir con las lectoras y los lectores qué es lo que pienso de La Mujer Maravilla, la taquillera película de la directora Patty Jenkins, basada en el clásico personaje creado por William Moulton Marston para DC Comics. El sábado pasado vi la película y quedé fascinada.

Probablemente, nunca hubiera visto la película de no haber sido por la lectura en Facebook de un artículo acerca de las reacciones de niñas y niños de kindergarden frente a la película, según su propia profesora –y que la misma Patty Jenkins reveló en su cuenta de Twitter-:

  • “Cuando sea mayor quiero hablar cientos de idiomas” (como la protagonista de Wonder Woman y las Amazonas de la isla de Themyscira)
  • “Siete niñas jugando durante el recreo del martes, me dijeron que todas ellas querían ser Wonder Woman, habían acordado ser amazonas y luchar unidas contra el mal en vez de pelear entre ellas”.
  • “Otra chica preguntó seriamente al profesor (o profesora) si podía deshacerse del uniforme y cambiarlo por la armadura de Wonder Woman, porque quería “estar preparada en caso de tener que salvar al mundo”.

Y otras más.

La curiosidad me empujó a ver la película.

Y quedé maravillada.

Me pregunto, en esa obsesiva tendencia que tenemos las académicas feministas de hacer reflexiones interminables, por qué razones me parece una película fantástica, pese a que, como bien se ha señalado por algunas personas, la representación de la heroína es la de una mujer hipersexualizada. Es decir, décadas después, sigue siendo una mujer hipersexualizada.

Éste es el objetivo de este escrito breve: pensar en tales razones.

Nada nuevo en el cine, como sabemos: Las mujeres somos representadas como pedazos de carne para el placer de los otros.

La cineasta Laura Mulvey (Oxford, 1941), que trata sobre el tema, se convirtió en la pionera del análisis feminista del séptimo arte con su ensayo Placer visual y cine narrativo publicado en 1975. En él, Mulvey “basó todo en la escopofilia, la búsqueda desesperada del placer sexual a través de la mirada, y en la figura del personaje femenino como materia prima. O, dicho de otra forma, en su representación como un trozo de carne con ojos”. [1] Cuarenta años después de publicado, el escrito ha caducado en varios de sus aspectos, según la propia autora, que, acorde con la época, se basó particularmente en el psicoanálisis.

La reportera Mónica Zas Marcos hace una entrevista a Laura Mulvey, de 76 años, aprovechando su estancia en Madrid donde imparte la conferencia Una mirada a las representaciones de la maternidad a través de la imagen y la narrativa. En dicha entrevista, Laura Mulvey hace afirmaciones lapidarias como ésta: “Ya que estamos en un momento nada progresista de la historia, la cuestión de los derechos del cuerpo de la mujer y de la reproducción se vuelven casi tan urgentes como en los primeros días del Movimiento Feminista”.

Lo que viene a cuento, con la Mujer Maravilla,  es que, para Laura Mulvey, la Wonder Woman representada por la actriz Gal Gadot, película dirigida por una mujer,  no combate la dictadura estética que somete al personaje desde hace años.

¿Por qué entonces yo, académica feminista, voy a ver la película y quedo fascinada con ella?

Primero, fui a verla por las reacciones leídas en Facebook de niños y niñas al ver la película, y sobre todo de estas últimas.

Segundo, porque –por alguna razón- no fui consciente ni me detuve en la estética dictatorial, rígida, hipersexualizada, de Wonder Woman, sino en la historia que se narra en la película.

Se trata, en mi opinión, de un guion adecuado a los tiempos que corren.

Un final cursi donde “el amor” triunfará sobre el mal no puede dejar de hacer brillar una narrativa en la que las Amazonas luchan contra Ares, el Dios de la Guerra, y Diana, la Wonder Woman, es la matadioses.

Una serie si no interminable sí abundante de ideas novedosas da cuenta de un guion original en el que las mujeres tomamos iniciativas, luchamos por aquello que creemos, nos atrevemos a ser y a hacer.

Mujeres políglotas, que leen a raudales, que lideran procesos, que se enamoran, sí, pero que sobreviven al amor.

-“Si te vas, es posible que ya no regreses”, dice la madre a Diana cuando ésta quiere ir en busca de Ares para acabar con una guerra que asesina a seres humanos como nunca antes se había visto.

-“Pero si me quedo, ¿qué seré’”, responde Diana…

Cito de memoria.

La memoria es parcial, sin duda alguna. La mirada encuentra lo que busca, tal vez.

Sin embargo, no quita nada aventurar una hipótesis: ciertamente, este momento que vivimos no ha cambiado tanto respecto de hace 40 años cuando Laura Mulvey escribió su ensayo, pero tal vez sí podríamos estar viviendo una transición en muchos sentidos.

¿Cómo una transición? Si ahora más que nunca están en su esplendor los feminicidios, la violencia sexual, la pornografía, la trata de mujeres, la prostitución más vil y esclavizante (no el trabajo sexual), la hipersexualización tanto de niñas reales como de muñecas con las que esas niñas reales juegan?

Precisamente porque frente a  todo ello, nosotras, las mujeres de carne y hueso, ya no nos quedamos calladas.

Las estructuras son rígidas y parecen inamovibles, sí.

Pero hay agencia.

Hay libertad de acción.

Generamos iniciativas, hacemos llamados, nos juntamos.

¿Movilización sin transformación?

Depende de nosotras. Sigamos con el activismo.

Y combinemos este activismo con el gusto por las artes, como éste, la del llamado séptimo arte. El cine juega un papel central en la reproducción de las tecnologías del género, él mismo es una tecnología del género, como apuntó Teresa de Lauretis. Sin embargo, el cine también es un arma de transformación.

Y ahí está una de las virtudes de Wonder Woman, según mi mirada feminista.

[1] http://www.eldiario.es/cultura/cine/Laura-Mulvey-mujer-trozo-carne_0_654434689.html “La teoría que explica por qué Hollywood trata a la mujer como un trozo de carne”, periódico El Diario, 15 de junio de 2017.

 

Un comentario en “La Mujer Maravilla: ¿una nueva heroína?”

  1. Fernanda
    20 junio, 2017 at 16:09 #

    Me gustó mucho. Creo que cuidaron bastantes detalles entorno al tema del feminismo. En la fotografía se puede ver que no hubieron encuadres sexosos ( comparándolo con los que hace marvel con Scarlett Johansson). Y al referirse a la guerra nunca mencionan a los nazis, solo dicen «los alemanes» pero creo que eso es tema para otro debate.

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