Re-elecciones Municipales en Chiapas

Por J. Eduardo Morales Montes.

Carlos Morelos Rodríguez de Palenque

El tema de las reelecciones municipales suele ser muy controvertido, sobre todo en tiempos en que los políticos pecan del descredito ante la aguda critica de los ciudadanos.

Durante el porfiriato se vivió un proceso de opresión política en la que una pequeña oligarquía (los “científicos”) salvaguardaba el control de las elecciones en el país. El maderismo surgió entonces como una afrenta ante la posibilidad del general Díaz de una reelección. Madero, bajo el lema «sufragio efectivo, no reelección» logró encausar una pugna bélica entre los sectores de las clases dominantes en el país contra Díaz.

Bajo la reforma constitucional del 2014, el esquema de la reelección consecutiva, incluyendo la municipal, muto hacia un mecanismo de democracia donde se planteó que el ciudadano tuviese la oportunidad no sólo de elegir a sus gobernantes, sino también de renovarlos a través del voto. En Chiapas, catorce presidentes municipales solicitaron licencia ante el congreso del estado para separarse del cargo y competir en el proceso electoral de este año, por lo menos seis irán a reelecciones presidenciales y será la primera vez que los chiapanecos podamos contar con este derecho; pero primero analicemos algunos datos claves.

Se ha dicho mucho que la reelección es un mecanismo a favor de la ciudadanía, pues amplía el espectro de derechos políticos y electorales para poder evaluar la gestión de sus gobernantes y elegirlos nuevamente para que sigan en el mandato, el problema de la reelección inmediata es que sufre de una terrible impopularidad entre los mexicanos, según la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas del 2012, el 70% de los entrevistados no ve con buenos ojos esta figura.

El Junior de Ixtapa, señalado por sus lujos de niño rico y el abadono en su municipio

Lo anterior, debido entre otras cosas a que por muchos años la cultura política mexicana propició que el ejercicio del voto fuera parte de nuestra identidad cultural como una forma de transición pacífica del poder, así los ciudadanos nos acostumbramos a ver caras nuevas en cada contienda electoral; además la debilidad institucional y el temor a que grupos o personajes se perpetuaran en el poder, sirvieron para que en la memoria histórica del ciudadano se gestara el rechazo a la reelecciones inmediatas; por eso las elecciones municipales, suelen ser la fiesta que aviva la comunidad cada año electoral, porque se trata de los destinos del municipio; el nivel de gobierno encargado de resolver los problemas cotidianos del ciudadano.

Además, el saqueo de los recursos públicos municipales, el enriquecimiento ilícito y la falta de castigo, suelen ser alicientes para que las reelecciones inmediatas no sean bien vistas. A pesar de que en la percepción ciudadana nacional, el municipio es el nivel de gobierno menos corrupto, no ven con buenos ojos el hecho de que cada tres años el grupo en el poder en turno se enriquezca con los recursos públicos; sobre todo en el contexto actual del estado donde prevalece una situación de crisis generalizada.

El Señor Fox de Comitán

Pese a lo anterior, existe una pobre cultura de evaluar y monitorear la gestión de resultados de los gobiernos por parte de los ciudadanos chiapanecos. Quizá una parte de la ciudadanía se informa y critica más, pero actúa poco o casi nada ante los actos de corrupción y malos manejos de los recursos públicos. Frente a los retos de la transparencia y acceso a la información pública, tampoco se está haciendo mucho y a pesar de que existen instrumentos legales que obligan a los gobiernos municipales a ser pública la información, son pocos los que cumplen, pues en los portales de transparencia de los ayuntamientos no hay información publicada.

Finalmente; no existe una oposición verdadera que propicie la competitividad electoral, tampoco contrapesos dentro de los cabildos, a pesar de las reformas que se dieron entre 1982 y 1987 al artículo 115 constitucional, en la que se concibió la idea de contar con la representación proporcional de las corrientes políticas minoritarias, pues éstas en el cabildo funcionan más como aliados que como contrapesos.

Reynaldo David Mancilla de Berriozaba

Carlos Morelos Rodríguez de Palenque, María del Carmen Fernández Benavente de Jaltenango, Felipe López Pérez de Salto de Agua, Roberto Jordan Aguilar Pavón de Ixtapa, Mario Antonio Guillén Domínguez de Comitán de Domínguez y Reynaldo David Mancilla de Berriozabal, son los expresidentes van a abanderar reelecciones en sus respectivos municipios. La mayoría pertenecen a partidos políticos como el PRI y Verde que han sido castigados duramente por la opinión pública por la ola de corrupción, impunidad e ingobernabilidad con la que han conducido sus administraciones, su tipo de reelección tendrá candados partidistas, pues sólo podrán reelegirse por los partidos que los postularon originalmente, lo que limita el fortalecimiento de la democracia. La renuncia a la militancia de sus partidos en tiempo y forma es la otra opción, pero quedan sujetos también al control de sus institutos políticos.

Un rasgo característico de estos personajes es que ninguno de ellos emprendió proyectos de gran calado en sus respectivos municipios para suponer una continuidad en el mandato, por el contrario, incumplieron sus promesas de campaña y se olvidaron de garantizar lo más básico; los servicios públicos: el suministro de agua potable, la recolección y manejo de la basura, la seguridad de sus gobernados, por el contrario son señalados por actos de corrupción y aunque «los municipios se cuecen a parte» como dicta el corrillo de la clase política aldeana chiapaneca, y son expertos en maniobrar bien el voto clientelar, se van a enfrentar a una coyuntura electoral compleja donde se espera una transición democrática a nivel nacional, pues el Movimiento de Regeneración Nacional ha ganado terreno en la arena política.

Por mucho tiempo, el antirreeleccionismo en México lo individualizó de las democracias consagradas en latinoamérica. La introducción de esta figura impone nuevas reglas del juego a la cultura política chiapaneca, abre una importante oportunidad para el buen desempeño de los gobiernos, la oportunidad de reinvindicar la participación ciudadana y la de consagrar acciones de gobierno a plazos no perentorios.

Vaya reto al que se enfrentan quienes decidieron y les permitieron arriesgar su carrera política en una reelección municipal en Chiapas. Sin duda será un reto también para la ciudadanía; creo, es tiempo de romper con paradigmas o quizá con cacicazgos políticos que han lacerado la vida interna de la democracia chiapaneca. Nos leemos pronto

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