Las disculpas españolas y los mexicanos olvidados

La televisión, los periódicos y las redes sociales se sumaron a difundir una filtración al periódico español “El País”. Ese “trascendido” era una carta en la que el presidente de México Andrés Manuel López Obrador le decía al gobierno español que “la incursión encabezada por Cortés a nuestro actual territorio fue sin duda un acontecimiento fundacional de la actual nación mexicana, sí, pero tremendamente violento, doloroso y transgresor”.

La carta continúa diciendo que “tanto en la Conquista como en el proceso de colonización que siguió se cometieron incuantificables violaciones a las leyes entonces vigentes”. Además, López Obrador dijo que “México desea que el Estado español admita su responsabilidad histórica por esas ofensas y ofrezca las disculpas o resarcimientos políticos que convengan”.

La respuesta española no se hacía esperar y decía que “la llegada, hace quinientos años, de los españoles a las actuales tierras mexicanas no puede juzgarse a la luz de consideraciones contemporáneas” por lo que España rechaza tajantemente la petición del presidente de México.

En consecuencia a la petición del presidente mexicano y la respuesta española, la polémica está al rojo vivo porque involucra pasado, historia, identidad y dos conceptos completamente distintos que muchas veces confundimos, pero que significaron el inicio del México que ahora conocemos; estos conceptos son “Conquista y Colonización”.

Esa diferencia fundamental decidió el destino de México como nación independiente: Su vecino del norte, es decir; Estados Unidos y también Canadá; experimentaron una «colonización» pues los colonos querían quedarse para iniciar una nueva vida, claro está que con la correspondiente tragedia que significó para los pueblos originarios de Norteamérica.

En cambio, quienes conquistaron México, querían «conquistar» es decir, vencer y luego regresar con una gran fortuna a su país de origen. Obvio, muchos de esos españoles finalmente se quedaron en México.

En el “Quijote de la Mancha” de Miguel de Cervantes Saavedra se encuentra descrita de manera jocosa la disyuntiva en la que se encontraban quienes se aventuraban hacia el continente americano:

 

A la guerra me lleva

mi necesidad;

si tuviera dineros,

no fuera, en verdad

 

En consecuencia, los conquistadores tuvieron descendencia, se repartía la tierra, pero al ser un conquistador o descendiente de ellos, de manera obvia, se tendría que buscar quien trabajara la tierra por ellos.

Pero la España conquistadora seguía mandando los recursos humanos desde la península para controlar su colonia. Los criollos mexicanos, es decir los hijos de españoles nacidos en México y los mestizos, o sea los nacidos de español e indígena no veían con buenos ojos a los peninsulares.

Baltazar Dorantes de Carranza rescataba unos versos que describían ese descontento que comenzaba a gestar un sentido de pertinencia a lo que era ya la Nueva España:

 

Vienede España por la mar salobre

a nuestro mexicano domicilio

un hombre tosco, sin ningún auxilio,

de salud falto y de dinero pobre.

 

Y luego que caudal y ánimo cobre

le aplican en su bárbaro concilio,

otros como el, de César y Virgilio

las dos coronas de laurel y roble

 

Y el otro, que agujetas y alfileres

vendía por las calles, ya es un Conde

en calidad, y en cantidad un Fúcar;

 

Y abomina después del lugar donde

adquirió estimación, gusto y haberes

¡y tiraba la jábega en San Lúcar!

 

Mientras existía esa disputa entre la península y la colonia, Norteamérica se integraba como nación y lo hace primero que el resto del continente americano. Ese tiempo colonial también significó para los latinoamericanos una tardanza no solo para configurar un estado-nación sino también para crear instituciones y por ende ello se reflejó en disputas políticas y en la velocidad del desarrollo económico.

Para el futuro como nación, la conquista significó para México un atraso y para sus pueblos originarios una resistencia que hasta la fecha continúa o es asumida por los pueblos originarios. Por eso el tema iniciado por el presidente López Obrador es intenso y polémico.

Como cada otro proceso de colonización y conquista ocurrido en cualquier otra parte del mundo, estos conllevan despojos e imposiciones culturales, por no decir genocidios. En ese sentido, sí es importante solicitar disculpas a la parte vencedora de ese choque cultural.

También es importante porque el pasado se tiene que entender, porque incluso el pasado produce y reproduce cultura y esta a su vez, construye un futuro que es o tiene que ser colectivo.

Ahora bien y utilizando un símil que el comandante de la revolución cubana Ramiro Valdés comentó alguna vez: “Hay un choque de ferrocarril, los testigos que miran son varios y lo hacen desde posiciones diferentes. Ellos cuentan lo que vieron, el choque existió, nadie faltaría a la verdad; pero las versiones son distintas”.

En ese sentido, respecto a “la conquista” existe la versión de los vencedores y la de los vencidos. La de mexicanos y españoles, la de intelectuales, líderes de opinión y todo aquel interesado en el tema. Pero realmente, esa conquista y los efectos que provocó existieron aún y cuando el conquistador era el reino de Castilla y Aragón y México era Tenochtitlán.

Por lo tanto, ¿Cuáles son las tendencias respecto a la Conquista de México y otras conquistas o colonizaciones parecidas?

México no es el primer país que exige disculpas a la nación colonizadora. Tampoco España sería la primera nación colonizadora que ofrece disculpas. España y México son la continuación histórica de Castilla y Aragón y de Tenochtitlán. De los dos lados del Atlántico hay ceremonias el día 12 de octubre, el día del descubrimiento de América. En España se conoce como “la “Fiesta nacional” en donde hay incluso un desfile militar.

 

Dice Pablo Neruda:

Se llevaron el oro y nos dejaron el oro…

Se lo llevaron todo y nos dejaron todo…

Nos dejaron las palabras.

 

En el siglo XIX México logró la independencia de España, en el siglo XX, la dictadura Franquista hizo que España expulsara a los simpatizantes del bando republicano. Muchos de ellos se exiliaron en México, pero muchos también en el resto de Latinoamericana y aportaron a los países que los recibieron; ciencia, cultura y docencia. Sobre ese episodio de la historia, España se ha mostrado agradecido.

A más de 80 años de que el Presidente Lázaro Cárdenas le escribiera al presidente de la II República, Manuel Azaña agradeciéndole le confiara el cuidado de los llamados “niños de Morelia” para que “algún día puedan defender el ideal de su patria”; México continúa siendo un país desigual y España vive la crisis de sus autonomías, especialmente la catalana. Pero el desarrollo económico logrado es superior al de muchos países latinoamericanos.

Un dueto del andaluz Joaquín Sabina y del cubano Pablo Milanés describe las penurias de los migrantes latinoamericanos en España:

 

Se matan haciendo camas,

vendiendo besos, lustrando suelos,

si pica el hambre en la rama

la tortolita levanta el vuelo

y, en plazoletas y cines,

por un jergón y un plato de sopa,

con una alfombra y un Kleenex

le sacan brillo al culo de Europa

 

Pero en México a pesar de su innegable hispanidad, también hay pendientes con si propia memoria histórica. La hispanidad es raíz, como también la indígena lo es. Somos un país mestizo.

Pero no solo existen dos raíces; hay una “tercera raíz” la negra. Nuestro propio país poco la reconoce. En consecuencia en México hay racismo, clasismo, falta de oportunidades y una desigualdad y pobreza que la sufren más los pueblos originarios y los excluidos y olvidados.

Los afrodescendientes mexicanos, además de la pobreza y marginación, sufren la discriminación y el olvido. En ese sentido, sería buena idea que el presidente López Obrador reconociera la existencia de la “tercera raíz” y ofreciera el perdón nacional por el olvido.

Resistencia indígena, olvido de la afro descendencia, solicitud de disculpas a España; ¿No sería también un buen momento para reflexionar cual es la relación de las tres raíces mexicanas?

La desigualdad mexicana actual aparece con el neoliberalismo. A la fecha no ha habido victoria del estado mexicano contra la pobreza y la desigualdad. Pero probablemente la aparición del EZLN fue el primer movimiento mundial contra el neoliberalismo. A pesar de ello la desigualdad, la pobreza y la marginación se enraízan en las comunidades de los pueblos originarios de México y la de los afrodescendientes.

Es momento para el debate nacional. Es momento que el estado mexicano se disculpe con los pueblos originarios, ponga a revisión los Acuerdos de San Andrés Larrainzar y también le otorgue visibilidad a la tercera raíz.

Hispanidad, pueblos originarios y afro descendencia le dieron identidad a este país. Nunca ofrecer una disculpa a la memoria histórica estará mal. Pero sería más generosa si esa disculpa viene de los mexicanos que representan a nuestro estado-nación a los mexicanos que han sido marginados y a los que han sido olvidados.

 Twitter: @GerardoCoutino

Correo: geracouti@hotmail.com

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