Ser niña a destiempo

Destiempo es una locución adverbial que indica fuera de tiempo, sin oportunidad (Real Academia Española).

Era sábado por la tarde, el sol casi se ocultaba. Mi familia y yo salíamos de la iglesia. Mientras esperaba  que mis padres terminaran la charla con mis tíos y tías, jugaba con otras niñas y niños que también esperaban; algunas veces me sentaba en una piedra bola a esperarlos, impaciente, inquieta.

Traía un vestido de flores, confeccionado por mi madre en la máquina Singer que le regaló la tía Juana. Sentada en la piedra de siempre, me descalcé, jugando con mis pies en la tierra, abría y cerraba las piernas para estirarme cada vez más. De repente, la voz de mi tía Gloria me increpó: “cierra las piernas”, “las niñas se sientan con las piernas cerradas”, “estás mostrando todo”. La quedé mirando fijamente, sin entender del todo lo que decía, me pregunté “¿por qué las niñas debíamos mantener las piernas cerradas?”. Además, escuchaba entre los adultos que no debíamos sentarnos en las piedras bolas porque nos nacerían “puras niñas”. “¿Acaso ser niña es una maldición?”, me preguntaba hace más de tres décadas.

Así pasaba el tiempo, y me cuestionaba siempre, ¿por qué ante la llamada de los adultos mis hermanas y yo pasábamos por niños?, ¿qué era “eso” tan especial que tenían (tienen) los niños que les permitía ser universales?, ¿por qué en mi casa, donde solo mi hermano era niño, ante su presencia, mis hermanas y yo pasábamos por niños? Frases como “qué grandes están sus hijos”, “ah, ellos son sus hijos”, “ustedes son los hijos de don Adolfo”, me generaban dudas respecto a que siendo tres mujeres y únicamente un varón debíamos pasar por niños.

Obra de Manuel Velázquez, pintor chiapaneco.

Las dudas aminoraban cuando en lo individual, mi padre me nombraba como niña, como su hija, como su “Gori”…pero en lo social y en lo académico tuve que ser una niña destacada, para ser nombrada y reconocida como tal.

En la actualidad la UNESCO el Día Universal del Niño, que se celebra todos los años el 20 de noviembre, aparentemente es un día dedicado a todos los niños y niñas del mundo; sin embargo, en su nombre resalta al niño, a lo universal de serlo. “Es un día de celebración por los avances conseguidos, pero sobre todo es un día para llamar la atención sobre la situación de los niños más desfavorecidos, dar a conocer los derechos de la infancia y concienciar a las personas de la importancia de trabajar día a día por su bienestar y desarrollo”

Sin ser esto suficiente, existe un Día Internacional de la Niña, proclamado por la ONU Mujeres, el 11 de octubre, para evidenciar que, aunque se reconoce, que “las niñas siempre han cambiado el mundo, y esta generación puede hacerlo aún mejor, la mayor parte de ellas están en desventaja y sufren discriminación de género. Por poner algunos ejemplos, solo dos tercios de los países en desarrollo han logrado la equidad de género en la educación primaria, muchas niñas sufren aún prácticas horribles como la ablación, otras son obligadas a casarse muy jóvenes o con alguien que no han escogido, o se ven discriminadas en favor de un hijo varón”.

Aunque mis vivencias de infancia fueron a destiempo, hoy observo que las niñas siguen librando esas mismas batallas, padeciendo los avatares, derribando muros de pensamientos; sin embargo, sus cuestionamientos pueden ser escuchados por personas comprometidas con la defensa del ser niña y mujer…

 

 

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