A contraluz de la pandemia, o sobre los artificios de una crisis ininterrumpida

Del libro
La Doctrina del Shock y el Capitalismo del Desastre

Tan eficaz fue la cuarentena, que llegó el día en que la situación de emergencia por insomnio se tuvo por cosa natural, y se organizó la vida de tal modo que el trabajo recobró su ritmo y nadie volvió a preocuparse por la inútil costumbre de dormir.

García Márquez (Cien años de soledad)

 

Por Pablo Uc

Aislados del tiempo inacabable de la guerra y la soledad, los habitantes de Macondo habían entendido que la peste era inminente. Poco a poco la perenne memoria sobre la inacabable guerra, aquella muerte siempre acompañada de otra, y sobre los agravios que desgarraban la magia de las esperanzadoras mañanas, se fue disolviendo. Las fértiles noches habitadas por sueños, comenzaban a sucumbir. La terrible enfermedad del insomnio había hecho que la comarca entera asumiera una cuarentena infinita. Desmemoria y miedo fueron desterrados para siempre.

Pero llegó un día en que el aislamiento fue insostenible, y la historia –ingrediente de todos los tiempos- tuvo que mirar a contraluz. Las guerras y las mañanas de esperanza, tanto como los sueños, no habían cesado fuera de la comarca y la ciénaga. Tampoco las luchas, las rapiñas ni los agravios.

 

Mirar a contraluz la actual coyuntura social es complejo ante un eclipse tan potente como el de una ‘pandemia global’. Pero es necesario recordar que mientras tanto, la historia y sus artificios siguen en marcha. En Nuestra América/Abya Yala, los acontecimientos sociales más críticos no se han suspendido ni han sido llevados a cuarentena durante el actual colapso COVID-19. Múltiples análisis y miradas circundan los medios de comunicación, y las redes sociales. Complejos balances que van desde las más sistémicas y sofisticadas proyecciones sobre el cambio de época que nos avecina, hasta las más especializadas investigaciones que se aventuran a explicar los impactos concretos de una crisis viral que afecta todos los niveles de la vida social. Destaca, en este sentido, la agenda de las ciencias sociales latinoamericanas[i] y sus nichos de análisis y reflexión para interpretar lo que nos corresponde como región en permanente crisis.

 

Shock y Estado de excepción: la ilusa gobernanza en tiempos de coronavirus

Como recuerdan Pauli Huotari y Teivo Teivainen: “los momentos excepcionales legitiman respuestas políticas excepcionales. La declaración de una emergencia conlleva generalmente la disminución de derechos y libertades democráticas”[ii]. El manejo de la crisis derivada por el coronavirus en escenarios de alta tensión política y estallidos sociales como los que cimbraron desde la segunda mitad del año pasado a varios de los países de América Latina y el Caribe, son una clara expresión de la fórmula que la periodista canadiense Naomi  Klein denominó como doctrina del shock. El uso perverso y manejo político de la crisis COVID-19 está siendo instrumentalizado por varios gobiernos autoritarios para fraguar la interrupción de la libertad de expresión y la suspensión del Estado de derecho. ¿La aniquilación de la democracia en tiempos de coronavirus? A modo de panóptico, expongo sólo tres casos en que la doctrina del shock ha colapsado, en estos momentos, los horizontes de democratización mínima desde la sociedad.

Bolivia. Tras el golpe de Estado efectuado el 10 de noviembre del año pasado, el gobierno de facto de Jeanine Añez ha aplazado de manera indefinida las elecciones nacionales programadas para inicios del mes de mayo, como medida de “prevención sanitaria”. El llamado a elecciones queda en manos del gobierno de facto y el Tribunal Electoral, en un escenario en que las encuestas posicionan al partido Movimiento al Socialismo (MAS), y su candidato, Luis Arce, con una intención del voto cercana al 40%. Con esta medida, se ha extendido un toque de queda y un Estado de excepción que vigoriza el autoritarismo y la persecución política en el país andino-amazónico. El anuncio de una movilización sistemática de la policía y las fuerzas armadas para el control de fronteras y de la movilidad interna, se acompañó de una amenaza contundente a la ciudadanía: quien desobedezca el confinamiento podría ser procesado hasta por 10 años bajo el delito de “atentado contra la salud”[iii].

Mientras tanto, se han liberalizado las exportaciones agroindustriales que reestablece el poder económico de la oligarquía terrateniente del oriente del país; se ha anunciado la privatización y capitalización de las empresas estatales y la transferencia de la empresa estatal de aviación BOA a una administradora privada. Por su parte, la libertad de prensa es restringida a medios privados, las transmisiones de Telesur y Rusia Today han sido interrumpidas y los medios libres están confinados bajo la etiqueta de subversión y terrorismo[iv].

Chile. El frágil gobierno de Sebastián Piñera, anunció el pasado 18 de marzo la implementación de un Estado de excepción constitucional “por catástrofe” hasta por 90 días, como medida para afrontar la situación de la pandemia del coronavirus en toda la nación chilena. Con ello, el gobierno estableció la designación de jefes de la defensa nacional como responsables de velar por el orden público y reparar o “precaver el daño o peligro para la seguridad nacional”. Las medidas fueron anunciadas cuando la última ola de protestas y parálisis social que experimentó el país sudamericano desde el mes de octubre del año pasado había alcanzado un grado potencia social excepcional. El gobierno de Piñera le declaró la guerra al movimiento social con una represión brutal que produjo, entre cientos de detenciones extrajudiciales, atracos a casas habitación y persecución, más de 200 casos de personas que perdieron la vista en uno o ambos ojos, a causa de los disparos de los carabineros dirigidos a la cara de lxs manifestantes[v].

El paro del 20 de noviembre alcanzó un impacto sin precedentes y la potencia de la movilización obligó al gobierno a pactar un plebiscito que definiría si el país instala una asamblea constituyente para el 25 de abril de este. Con las medidas de excepción, la asamblea ha sido aplazada hasta el mes de octubre, mientras el gobierno de Piñera implementa un plan económico de emergencia y una paulatina capacidad de desmovilización forzada.

Venezuela. En medio de la confirmación de que EEUU se ha convertido en el epicentro global de la crisis del COVID-19 con el mayor número de casos en el mundo, el gobierno de Trump, a través del fiscal general Bill Barr anunció que Nicolás Maduro es acusado de narcoterrorismo y ofreció una recompensa de 15 millones de dólares por datos que lleven a su arresto[vi]. Su vinculación con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) –formalmente desmovilizadas tras los acuerdos de paz en ese país-, y con un presunto sistema de tráfico ilegal de drogas hacia EEUU, así como la acusación de albergar en territorio venezolano a células del grupo terrorista Hezbolla, abren una violenta agresión unilateral, que rememora el escenario de la histórica intervención militar a Panamá entre 1989 y 1990, en la que el gobierno de George H. Bush derrocó al general Manuel Antonio Noriega, asiduo colaborador  de la CIA, lo tomó preso y lo secuestro para ser juzgado en los tribunales estadounidenses.  Los escenarios de “latente invasión” a Venezuela no son nuevos, pero en el marco de la actual campaña electoral estadounidense en la que Trump busca consolidar sus bases electorales en Florida, este anuncio adquiere una dimensión de amenaza latente[vii].

Por su parte, el gobierno de Maduro ha tomado la escena de crisis para declarar también una cuarentena, prohibir las aglutinaciones públicas y desmovilizar a las bases opositoras dirigidas por el presidente interino reconocido por EEUU, Juan Guaidó. El cierre de las fronteras con Colombia y Brasil ha sido confirmado en respuesta a las medidas de sus contrapartes y como discurso preventivo ante la expansión del coronavirus. Con la caída de los precios del petróleo y una insuficiencia en el acceso a recursos de primera necesidad, el gobierno de Madura ha impulsado una diplomacia que demanda el levantamiento de las sanciones económicas que experimenta su gobierno, asfixiado ante la actual condición sanitaria global, mientras la sociedad venezolana permanece estancada en una crisis prolongada que asoma una nueva cresta.

Estos tres casos son ilustrativos de las tensiones más extremas en el manejo del shock que experimentamos en la región, así como del aplazamiento-parálisis de giros políticos democratizadores populares y la particular “gobernabilidad” en tiempos de coronavirus a la latinoamericana. El observatorio completo de experiencias lo revelan, día a día, los diarios nacionales e internacionales de Nuestra (colapsada) América, en donde las fuerzas sociales, inconformes con la naturalización de la pandemia, no aceptan que sus sueños de cambio queden infinitamente confinados. La cuarentena no podrá sostener el vértigo del latente cambio social, aunque los métodos tengan que crear nuevas estrategias.

 

[i] Entre ellas destaca el lanzamiento del “Observatorio social del Coronavirus. Pensar la pandemia”, del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). La sección especial editada por el periódico español El País: América Latina en la encrucijada. Así como la sección especial dedicada al tema por la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI).

[ii] Pauli Huotari y Teivo Teivainen, 2020, “Horizontes democráticos en tiempos de coronavirus”, en Nueva Sociedad, marzo, consultado en el sitio web: https://nuso.org/articulo/horizontes-democraticos-en-tiempos-de-coronavirus/?fbclid=IwAR2JpTdJMJqyQdXI6uxMmE81nmqyVFStD_EPjUkmd8kTw4mw0LdG7Au-814

[iii][iii] Bolivia extiende la cuarentena y amenaza a quien la incumpla con hasta 10 años de cárcel, Diario El País (25.03.2020), consultado en el sitio web:  https://elpais.com/internacional/2020-03-26/el-gobierno-de-bolivia-extiende-la-cuarentena-y-amenaza-a-quien-la-incumpla-con-hasta-10-anos-de-carcel.html

[iv] Paz Rada, Eduardo, 2019, “Bolivia ante el peligro del retroceso histórico y de la restauración neoliberal”, en Tiempo de estallidos sociales, ALAI, 546, diciembre, año 43.

[v] Véase el reportaje a fondo titulado: Chile: los ciegos que dejó la represión, en el sitio web:  http://cosecharoja.org/chile-los-ciegos-que-dejo-la-represion/

[vi] EU ofrece recompensa por Maduro; lo acusa de «narcoterrorismo, diario La Jornada (26.03.2020) consultado en el sitio web: «https://www.jornada.com.mx/ultimas/mundo/2020/03/26/eu-acusa-a-maduro-y-su-gobierno-por-presunta-relacion-con-narcotrafico-936.html

[vii] Venezuelan Leader Maduro Is Charged in the U.S. With Drug Trafficking, en el diario New York Times (26.03.2020), consultado en el sitio web: https://www.nytimes.com/2020/03/26/nyregion/venezuela-president-drug-trafficking-nicolas-maduro.html

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