Endeudar o perecer: encrucijada neoliberal en tiempos de COVID-19

Foto: AP Photo / Eduardo Verdugo

Por Fernando Pérez[1]

Ante el escenario de una recesión económica mundial, acelerada por los efectos de la pandemia generada por la COVID-19, la mayoría de los gobiernos del mundo se encuentran en medio de una encrucijada: endeudarse y rescatar a las empresas o eficientar la recaudación de impuestos y apoyar a la población vulnerable. La respuesta de los gobiernos es distinta y a cada una se le suman otras variables, dependiendo de su contexto interno, pero la tendencia casi general es el endeudamiento de las economías nacionales. Un camino que encuentra cierta reticencia en el gobierno mexicano.

La adquisición de deuda pública es la principal recomendación del Fondo Monetario Internacional (FMI) -y otros organismos como el Banco Mundial-, para que los Estados atiendan la emergencia sanitaria y no permitan que la pandemia socave drásticamente los mercados de productos, bienes y servicios. De hecho, el FMI ha desplegado todo su arsenal creditico de 1 billón de dólares para atender la contingencia económica y financiera, de los cuales alrededor de 220 mil millones de dólares ya están en proceso de asignación a 90 países, de los 189 que lo integran, entre ellos varios de América Latina. Incluso ha incrementado en 100% el monto del crédito de asistencia para emergencias en “apoyo” a los países subdesarrollados, de bajos ingresos o pobres, al pasar de 50 mil a 100 mil millones de dólares en un mes.[i]

En su informe más reciente, el FMI proyecta un descenso de la economía mundial de -3% para 2020, “suponiendo que la pandemia se disipa en el segundo semestre de 2020 y que las medidas de política adoptadas en todo el mundo sirvan para evitar quiebras generalizadas de empresas, cuantiosas pérdidas de empleo y tensiones financieras sistémicas”.[ii] De cumplirse con esta premisa, dicho organismo proyecta una recuperación del crecimiento de la economía mundial en 5,8% para 2021. De lo contrario, el desplome económico y financiero puede ser más drástico y prolongado en los siguientes dos años.

Para dimensionar la magnitud de la recesión económica por la que hoy atraviesa la humanidad, la caída del -3% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial representa un derrumbe de la actividad económica mucho mayor que el de la crisis financiera global de 2009, calculada en -0.1%. “Así, el Gran Confinamiento se convierte en la peor recesión desde la Gran Depresión [de 1929], dejando muy atrás a la crisis financiera mundial”.[iii]

Esta magnitud de la crisis no es causada solamente por la pandemia COVID-19, sus causas más elementales se encuentran en el modo de producción capitalista, sus contradicciones internas y sus formas de organización y distribución de la riqueza social.

De esta manera, si bien la COVID-19 aceleró la dinámica de la crisis, existen varios elementos que ya mostraban el malestar, entre ellos, la caída de los salarios reales, el excesivo endeudamiento de algunos países derivado de la crisis financiera global de 2008-2009, la desaceleración del crecimiento económico nacional y regional en los últimos cinco años, la tensión comercial entre Estados Unidos y China, el desplome de los precios del petróleo ocasionado por la falta de acuerdos entre Rusia y Arabia Saudita, y la lucha de Estados Unidos por mantener la hegemonía mundial.

En este contexto, el golpe para las economías de mercados emergentes y en desarrollo de América Latina y el Caribe es aún más duro. El FMI proyecta una caída del crecimiento de la economía regional de -5.2% en 2020. La cual, casi coincide con la proyección de una contracción promedio de -5.3% elaborada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), publicada recientemente.[iv] Este informe contempla que los países más afectados serán Venezuela con -18% (que padece una situación política y económica particular), Santa Lucía con -8.1%, Granada con -7.3%, Antigua y Barbuda con -7.2%, Bahamas con -6.8%, Argentina, Ecuador, México y Saint Kitts y Nevis con -6.5%, Nicaragua con -5.9%, Barbados con -5.8% y Brasil con -5.2%; y los menos afectados serán República Dominicana con 0%, Guatemala con -1.3%, Paraguay con -1.5% y Panamá con -2%. Todo ello, en relación al crecimiento del PIB de 2019. Lo que sin duda, traerá serias consecuencias para el pueblo pobre y trabajador, y profundizará en distintos grados las desigualdades económicas y sociales.

Para el caso de México, las proyecciones de la contracción económica del PIB realizadas por el FMI (-6.6%) y la de CEPAL (-6.5%) no coinciden con las proyecciones realizadas por el Banco de México, el cual considera que la caída del PIB para el año 2020 será de entre de 3 y 4%, en relación al de 2019, calculado en -0.1%. Sin embargo, las perspectivas internacionales y la declaración de la fase tres de la pandemia – que al día 23 de abril acumula 11,633 casos positivos de la COVID-19 y 1,069 personas muertas- llevó a una actualización de sus estimaciones. En su más reciente publicación, el Banco de México proyectó que la contracción podría ser un poco mayor a -5%, pero sólo para el primer semestre de 2020.[v] Acercándose un poco más a las proyecciones de los organismos internacionales.

En términos relativos, estos indicadores pueden asociarse a otros episodios críticos por los que ha atravesado la economía nacional en los últimos 30 años de políticas neoliberales, entre los que se destaca las crisis de 1995 y la de 2009. La primera, aunque oficialmente se derivó de la escasez de las reservas monetarias internacionales y la consecuente devaluación del peso frente al dólar, mucho tuvo que ver la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá desde enero de 1994. De acuerdo con los registros del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI),[vi] esta crisis generó una caída del PIB de -6.3% en1995, en el primer año de gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León. La segunda, fue ocasionada por los efectos de la explosión de la burbuja inmobiliaria y sus consecuencias en el sector financiero y la economía real de Estados Unidos en 2007-2008.[vii] Esta situación desestabilizó los sectores productivo y financiero nacional y evidenció la gran dependencia que tiene la economía mexicana de la de Estados Unidos. Además, la crisis se desarrolló en un contexto de crisis sanitaria originada por el virus H1N1, que también tuvo efectos negativos en la población (contagios y defunciones), así como en la economía real. Siguiendo los registros del INEGI, esta crisis provocó una contracción del PIB nacional de -5.3% en 2009, en el tercer año de gobierno de Felipe Calderón Hinojosa.

Es decir, guardando sus debidas proporciones, no es la primera vez que la economía mexicana padece una contracción del PIB en un escenario de recesión mundial, lo que está en juego son las medidas económicas que implementa cada gobierno para amortiguar el golpe a las familias, a las empresas y a las instituciones. La respuesta de los gobiernos anteriores, fieles a las recetas del FMI, ha sido la adquisición de deuda pública, poniendo como prioridad el rescate a las empresas privadas. Esto es en lo que no quiere caer el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, por el contrario tiene intenciones de eficientar la recaudación de impuestos y “apoyar” a la población más vulnerable. Si bien es cierto que estas medidas lo distanciarían de los gobiernos priistas y panistas, está muy lejos de distanciarse de las políticas neoliberales en su conjunto dictadas por los organismos internacionales y por Estados Unidos.

Pues no es nada fácil subsistir ni ser autónomos en decisiones económicas y políticas cuando el país del norte es el mayor socio comercial de México (en exportaciones e importaciones), y es de donde proviene una parte importante de la inversión extranjera directa e indirecta, así como la mayor cantidad de remesas enviada por los mexicanos que trabajan en ese país. Relación que se ha visto fortalecida con la ratificación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), la segunda versión de Tratado de Libre Comercio firmado por Carlos Salinas de Gortari, que se espera logre sacar a flote algunos sectores de la economía mexicana. Aunque si la pandemia agrava aún más la situación económica de Estados Unidos (con una proyección de contracción económica de -5.9%), los efectos serán más fuertes para México.

Pero, el panorama es aún más complejo cuando el tiempo de duración de la pandemia es incierto, y no se sabe en qué momento los científicos de la medicina encontraran la vacuna para curar y prevenir la enfermedad. Esa incertidumbre es la que se traslada a los mercados laborales y financieros, desestabilizándolos de manera abrupta. Por eso, la inyección constante de capital, el distanciamiento físico y el confinamiento social -o el ¡quédate en casa!- como respuesta casi generalizada de los gobiernos es importante para mantener cierto equilibrio en el mercado y evitar un colapso que tenga implicaciones sistémicas.

En términos absolutos, retomando la estimación última del Banco de México de -5% y prolongándola a un periodo anual, la contracción de la actividad económica estimada se expresaría en una pérdida de alrededor de 926 mil 230 millones de pesos (a precios constantes de 2013), en relación al PIB de 2019, estimado en 18 billones 524 mil 608 millones de pesos.[viii] Cifra que representa cinco veces más el presupuesto de egresos de la Federación 2020 del ramo de Bienestar, contemplado en 181 mil 457 millones de pesos, donde se encuentran todos los programas sociales más elementales de la cuarta transformación. En el plano cotidiano esto se traduce en una disminución de los ingresos del gobierno, en un déficit presupuestal para las instituciones y el gasto público, en miles de desempleos, reducción de salarios, cierre de pequeñas y medianas empresas. En una merma del consumo, de la inversión de capital, de la actividad comercial, del turismo, y en un aumento sustantivo de la población pobre.

Ante esta coyuntura, pareciera que el FMI tiene la razón y que el único camino que queda es el aumento de la deuda. Algo a lo que AMLO se resiste, sobre todo porque la cuarta transformación no puede realizarse endeudando al pueblo. Sin embargo, el pueblo ya está endeudado por Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña. A tal grado que el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) se ubicó -al cierre de 2019- en 44.7% del PIB,[ix] y seguirá creciendo por el pago de altos intereses, la depreciación del peso frente al dólar (24 pesos por dólar americano) y la turbulencia en los mercados financieros. Esto, sin considerar el endeudamiento que ya empiezan a gestionar algunos gobernadores, como parte de la disputa política.

Frente a esta encrucijada neoliberal, el gobierno de la 4T está buscando dinero hasta por debajo de las piedras. Pues los recursos que había ahorrado con el combate a la corrupción, con las medidas de austeridad y la buena recaudación de impuestos no han sido suficientes para amortiguar el golpe de la recesión económica. Por eso, es un buen momento para insistir en que los grandes empresarios paguen sus adeudos y cumplan con sus obligaciones fiscales, así como para implementar políticas económicas más equitativas en la distribución de la riqueza, pero no para esquivar el endeudamiento gubernamental transfiriéndolo directamente al pueblo.

Pues hasta ahora, los apoyos gubernamentales a las familias trabajadoras no han salido del margen del presupuesto federal para 2020, lo único que se ha hecho es adelantar los pagos de programas sociales para amortiguar los gastos en la economía familiar, pero el número de beneficiarios es reducido en relación al tamaño de la población trabajadora. Por lo que, las familias que se han quedado sin trabajo, sin ahorros, sin dinero y sin apoyos se han visto obligados a endeudarse para sobrevivir. Deudas que van pesar en el deterioro de sus condiciones materiales de vida.

En el mismo sentido, puesto que no habrá rescate de las empresas privadas, la opción para las micro, pequeñas y medianas empresas es el endeudamiento. Habrá muchas que tengan ahorros disponibles, sobre todo las medianas empresas, pero para los micro y pequeños empresarios que se hayan o se vean obligados a cerrar o a suspender sus actividades, su recuperación será lenta, y muchos se verán obligados a adquirir deuda privada. En cambio para las micro y pequeñas empresas que se ubican en sectores esenciales de la economía y siguen trabajando, el gobierno federal ha destinado 3 millones de “créditos a la palabra” de 25 mil pesos cada uno, con interés del 6.5% y 4 meses de gracia, luego tendrán que empezar a pagar su deuda.[x]

Aparte han quedado todas las familias que se encuentran aglomerados en la denominada economía informal, tanto comerciantes como trabajadores al jornal, quienes no sólo forman parte de los sectores más afectados, sino a quienes también se les impone la vigilancia de la policía y la Guardia Nacional. Falta también el apoyo a gran parte de las familias campesinas, a los trabajadores asalariados del campo, sobre todo a aquéllos que a pesar de la contingencia sanitaria siguen trabajando para producir alimentos básicos, como a los trabajadores que dependen de un ingreso mínimo todos los días. Es decir, a grandes rasgos, la deuda que aparentemente no quiere adquirir el gobierno de AMLO para solventar la crisis la está transfiriendo a las familias, y de uno u otro modo, los costos económicos y humanos de la pandemia los volverá a pagar el pueblo, tal como lo dicta el canon neoliberal.

[1] Doctorante de la Universidad Autónoma Chapingo y colaborador del Observatorio de las Democracias: Sur de México y Centroamérica del Cesmeca. Correo electrónico: pepe_cielo@hotmail.com

[i] Afrontar la crisis: Prioridades para la economía mundial. Por Kristalina Georgieva, Directora Gerente del FMI. 9 de abril de 2020. Washington, DC. https://www.imf.org/es/News/Articles/2020/04/07/sp040920-SMs2020-Curtain-Raiser

[ii] Perspectivas de la economía mundial. FMI. 14 de abril de 2020. https://www.imf.org/external/mmedia/index.aspx

[iii] El Gran Confinamiento: La peor desaceleración económica desde la Gran Depresión. Por Gita Gopinath.

Dialogo a Fondo, el Blog del FMI sobre temas económicos de América Latina. https://blog-dialogoafondo.imf.org/?p=13190

[iv] Pandemia del COVID-19 llevará a la mayor contracción de la actividad económica en la historia de la región: caerá -5,3% en 2020. Por Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL. 21 de Abril de 2020. https://www.cepal.org/es/comunicados/pandemia-covid-19-llevara-la-mayor-contraccion-la-actividad-economica-la-historia-la

[v] Anuncio de Política Monetaria. Comunicado de prensa. Banco de México. 21 de abril de 2020. https://www.banxico.org.mx/publicaciones-y-prensa/anuncios-de-las-decisiones-de-politica-monetaria/%7B4C34FC42-3AB6-4DC4-8767-92CAE7B0C3D3%7D.pdf

[vi] Producto Interno Bruto Trimestral. Año base 2013. Valores constantes a precios de 2013. Variación porcentual anual. INEGI. Varios años. https://www.inegi.org.mx/app/tabulados/default.aspx?pr=18&vr=1&in=3&tp=20&wr=1&cno=2

[vii] Aspe, Pedro (2009). Los orígenes de la crisis. Revista Este País, tendencias y opiniones, núm. 215.

[viii] INEGI (2020). Producto Interno Bruto Trimestral 2019. Año base 2013. Valores constantes a precios de 2013. Millones de pesos a precios de 2013.

https://www.inegi.org.mx/app/tabulados/default.aspx?pr=18&vr=1&in=2&tp=20&wr=1&cno=2

[ix] Plan Anual de Financiamiento 2020. Unidad de Crédito Público. Secretaría de Hacienda y Crédito Público. https://www.finanzaspublicas.hacienda.gob.mx/work/models/Finanzas_Publicas/docs/paquete_economico/paf/paf_2020.pdf

[x] https://www.telesurtv.net/news/gobierno-mexico-otorgara-creditos-ante-covid-20200423-0036.html

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