El voto desde el extranjero: mexicanos en Guatemala votando

El 2018, está marcado como el momento de los jóvenes, de que asuman su compromiso democrático como ciudadanos responsables, que ejerzan un voto razonado

Verónica Haydee Paredes Marín[*]

Uno de los ejercicios de ciudadanía institucionalizada más conocidos es el del voto. Estamos a una semana de definir quién ocupará los nuevos cargos, proceso que se hará por medio de dos modalidades: el voto en territorio nacional y el voto de los ciudadanos mexicanos residiendo en el extranjero. El INE convocó a las y los ciudadanos residiendo en el extranjero de las entidades que reconocen el voto en el exterior, para hacerles partícipes de las elecciones intermedias y que pudieran votar de forma electrónica o por medio de correo certificado. Algunos miembros de la comunidad mexicana en Guatemala atendieron este llamado.

Se estima que en Guatemala viven más de 18 mil mexicanas y mexicanos, convirtiéndose en la segunda nacionalidad que nutre con mayor número de inmigrantes, sólo superada por la  salvadoreña (I). Sus perfiles son muy diversos: a veces son deportistas vinculados a equipos de futbol; otras veces son personas que escaparon de la violencia que se vivía en el norte de México y encontraron en el país vecino un refugio; otras personas llegaron por vínculos matrimoniales con nacionales guatemaltecos; otros más, son hijos e hijas de ex refugiados guatemaltecos retornados o ejecutivos expatriados trabajando en negocios de cadenas mexicanas de electrodomésticos, medios de comunicación, sector de alimentos u otras empresas de capital mexicano, que tienen intereses comerciales en el país centroamericano, por ejemplo.  Como es de esperarse, al ser un país vecino, la movilidad de personas entre ambos territorios es una constante, lo que explica los altos números.

A diferencia de los mexicanos en los Estados Unidos,  los ciudadanos mexicanos en Guatemala rara vez están conglomerados en colectivos, a no ser que pertenezcan a la Cámara de Comercio  Guatemalteco-Mexicana -CAMEX- o a la Asociación de Damas Mexicanas Residentes en Guatemala; dos agrupaciones en las que comúnmente, sólo se encuentran asociados personas de clase alta. La labor de las Damas Mexicanas se centra en ser un colectivo femenino con fines de “beneficencia” y la CAMEX, como asociación gremial de comercio. Ambas asociaciones mantienen un contacto directo con trabajo conjunto  y constante con el Consulado y la Embajada. Así, al no estar la mayoría de la población mexicana residente en Guatemala  adscrita a estas agrupaciones, su vinculación con México se minimiza casi completamente, por lo que poder ejercer su derecho al voto se convierte en un acto simbólico de suma importancia para reafirmar su pertenencia a México. Menciono que es algo únicamente simbólico, pues en la actualidad no les significa mayor beneficio, ya que su vínculo con la organización estatal mexicana en Guatemala se da únicamente a través de un deficiente Consulado, el cual es visto como el espacio para obtener papelería legal o celebrar algunas fiestas patrias, si al caso, pues las autoridades suelen no tomar mucho interés en integrarles u ofrecerles mayores beneficios que emanen desde la representación consular.

Mauro y Víctor (II), dos mexicanos con los que se tuvo acercamiento para conocer sobre su intención del voto desde el extranjero, nos afirman lo dicho y manifiestan su molestia por estas ineficiencias. Con historias muy parecidas, ambos jóvenes crecieron en la Ciudad de México, con madres guatemaltecas y padres mexicanos, por lo que tienen el beneficio de gozar la doble nacionalidad; sin embargo, su nacionalidad de referencia principal es la mexicana, por haber vivido su niñez y/o adolescencia en la ciudad, elemento crucial para entender que para ellos, al estar fuera de México, su participación en los procesos electorales es lo último que les sostiene en su imaginario, el poder seguir siendo ciudadanos mexicanos desde la lejanía. Al igual otras y otros residentes mexicanos en Guatemala con los que suelo tener contacto comúnmente, ellos no sienten una verdadera cercanía de su representación en este país extranjero, pues los intereses del Consulado se fijan casi siempre al sector empresarial.

Frente a este panorama, Mauro sí ejercerá el derecho al voto, pues está inscrito en el Consulado como residente en Guatemala y el INE, le contactó para hacer el registro a tiempo. Víctor nos menciona que, a pesar de que el Consulado tiene conocimiento de su residencia en el país, por desconfianza, durante el sexenio de Felipe Calderón, él decidió no aceptar firmar un documento donde autorizaba al Consulado de estar pendiente de él como ciudadano; sin embargo, esto significó que le excluyeran totalmente de beneficios como el que tuvo Mauro con el INE. Así que, a pesar de haber estado muy atento a la situación electoral en territorio mexicano, nunca se enteró cuándo era el período para su inscripción para el voto en el extranjero; situación que lamenta, pues para él, su voto lo cree importante. Sin embargo, a diferencia de su compatriota, a quien el INE le ha dado seguimiento y se ha encargado de hacerle llegar las propuestas de los candidatos, no sabía que en esta elección tendría derecho al voto de un representante en el congreso local de la Ciudad de México para un diputado migrante.

Los votantes en el extranjero adscritos al padrón electoral de la Ciudad de México, aparte de su voto por gobernatura y diputación por representación proporcional, por primera vez, como parte de acciones afirmativas a favor de la comunidad migrante,  estarán eligiendo entre 11 candidatos a la diputación migrante entre los partidos: Partido de Acción Nacional; Partido Revolucionario Institucional; Partido de la Revolución Democrática; Partido Verde Ecologista de México; Partido del Trabajo; Movimiento Ciudadano; Morena; Partido Equidad, Libertad y Género; Partido Encuentro Social, Redes Sociales Progresistas y Fuerza por México. En el “Debate Chilango, diputación Migrante” sostenido por algunos de los candidatos, se pudieron observar algunos perfiles (III): mexicanos que migraron de chicos con sus padres, mexicanos que migraron por interés profesional, mexicanos con nacionalidad méxico-estadounidense, abogados o internacionalistas en la Ciudad de México, mexicanos residentes en territorio nacional que han laborado el tema migratorio en instancias de gobierno o asociaciones civiles.

En el debate mencionado, se dio la impresión de que muchos de ellos probablemente han sido migrantes privilegiados, por lo que sus propuestas distan de ciertas necesidades urgentes, incluso de los mexicanos migrantes en los Estados Unidos. Pasa lo mismo con las y los candidatos que residen en Ciudad de México y que nunca han migrado, en donde se observa desconocimiento de los requerimientos del día a día de estos grupos. Quizá, de las propuestas un poco más coherentes, se encuentran el de aquellas personas que han trabajado con población migrante (nacional y de otros países), pero todas las propuestas están dirigidas casi exclusivamente hacia una sola población migrante, “los mexicanos en los Estados Unidos” con poca referencia incluso, hacia la migración retornada (deportado/as).

En este sentido, las propuestas están aún lejanas de lo que Víctor, Mauro y otros connacionales mexicanos en Guatemala han referido como anhelo de la calidad de atención que debieran recibir. Ellos y ellas esperarían que hubiera una vinculación de los representantes migrantes con las comunidades en Guatemala, no sólo con la de los Estados Unidos y, que esas vinculaciones sirvieran como una suerte de auditoría del papel del consulado hacia ellos, pues lo perciben como ya se ha expresado, con altas deficiencias. Mauro pone de ejemplo la vacunación: en Guatemala, tanto residentes extranjeros como nacionales tienen “en papel”, el derecho a ser vacunados; sin embargo, la vacunación en este país centroamericano es de las que llevan mayores rezagos en América Latina. La semana antepasada, apenas se abrió la fase para atender a adultos mayores de 65 años. Expertos calculan que al ritmo actual, la meta de vacunación de la mayoría de la población, se estaría cumpliendo en 19 años (IV). No son pocos los mexicanos que han solicitado verbalmente en el consulado que traigan vacunas al país para la comunidad de mexicanos en territorio guatemalteco, afirman en un grupo de Facebook; sin embargo, la respuesta del Consulado ha sido esquiva, no han negado, ni asegurado el poder hacerlo.

Mauro nos dice: “Yo todos los días, en el pueblo en el que vivo, veo pasar camiones mexicanos con deportados. Es mentira que el gobierno no nos pueda ni siquiera proporcionar transporte a la frontera (Tapachula) para que hagan una campaña de vacunación para la comunidad mexicana residente en Guatemala, si es que ellos no pueden ingresar las vacunas al país. No han buscado las formas, ya que el transporte para deportar si lo otorgan”. En este sentido, otros mexicanos también comentan la ineficiencia del Consulado para atender a los connacionales y con ello asegurarse el poder viajar hacia territorio mexicano para acceder a un derecho que tienen, pero no pueden ejercer ni en Guatemala, ni en México, pues los trámites sólo pueden hacerse por medio de citas en la página de MEXITEL y algunos llevan más de un año intentando obtenerla para así acceder a identificaciones, actas, números de CURP. Todos ellos nos aseguran que en  Guatemala, no existen programas que permitan obtener beneficios y protección de derechos como mexicanos/as, como si lo hacen en Estados Unidos.

Es así que lo que esperan, es que su representación en territorio nacional a través de la figura del diputado migrante, les provea cosas tan sencillas como el ejercicio de derechos y que cuando ellos requieran regresar a México, por gusto o por necesidad, no encuentren limitaciones por el hecho de haber residido en territorio extranjero. La población migrante mexicana no se compone únicamente de aquellos que se internan en los Estados Unidos de manera irregular, el cual en discurso, parece ser a la  única que prestan atención. Es necesario reconocer que los flujos migratorios de la comunidad mexicana son muy diversos, con presencia en todo el mundo y por ende, deben atenderse considerando las particularidades y  diferencias.

Esto es un reto mayor en las elecciones que prosigan a la actual, ya que con la modificación del artículo 30, ya publicado en el DOF a inicios de este mes, en donde se otorga el derecho a la nacionalidad a mexicanos de tercera generación, implicará que se aumente el número de nacionales en el extranjero que tendrán derecho al voto. Por ende, es necesario revisar la política de México hacia sus ciudadanos en el exterior, centrados en las especificidades de la migración en cada uno de los territorios en donde tienen representación. México debe dejar de lado su estrategia elitista de favorecer la atención del “empresariado mexicano en el extranjero” y empezar a atender también a sus otros ciudadanos. El proponer diputaciones de representación de los mexicanos en el extranjero no es suficiente, si no existe un vínculo de éstos con las necesidades de todos los grupos de mexicanos migrantes y si no existen políticas y planes que les hagan sentir integrados y partícipes de la realidad nacional, aunque se encuentren lejos, permitiendo ejercer su ciudadanía más allá de emitir un voto con cada convocatoria electoral. El voto en el extranjero seguirá siendo un ejercicio vacío, si no se le acompaña de acciones de beneficio al migrante mexicano.

[*] Integrante del Observatorio de las Democracias: Sur de México y Centroamérica.

(I) https://datosmacro.expansion.com/demografia/migracion/inmigracion/guatemalaII) Los nombres han sido sustituidos.

(III) https://www.youtube.com/watch?v=_mNqXFMkOTA

(IV) http://prensalibre.com/guatemala/comunitario/coronavirus-al-ritmo-de-la-vacunacion-actual-en-19-anos-guatemaltecos-estarian-vacunados/

 

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