La relación con el entorno y la apertura del mundo

Florentino Pérez

 

Y la mera vida sana,

que hoy asume la forma

de una supervivencia histérica,

se trueca en la muerte,

en aquello que por carecer de vida

tampoco puede  morir.

Así como hoy estamos demasiados

 muertos para vivir

 y demasiados vivos para morir.

Byung-Chul Han. La estética del desastre

 Se puede estar en el mundo de diversas formas: una de ellas, por cierto la más usual, es no estar, evadir la realidad. Otra es asumirla como parte inherente al Ser para construirla, desestructurarla y reconstruirla permanentemente para descifrar los misterios que encierra el mundo, como misterios a develar y generar conocimientos para andar y orientarnos por la vida.

¿Cómo se puede estar, sin estar? Según la fenomenología de Husserl el no estar es una “Pérdida de sí”, en la cual nos repetimos hasta el infinito en las mismas rutinas que nos cosifican; es también ampararse a una voluntad externa, metafísica, a la cual le atribuimos el origen, sentido y destino de nuestros actos, en la supervivencia histérica de la cual nos habla Byung-Chul Han, en La estética del desastre.

La relación con el entorno y la apertura al mundo se da cuando asumimos la conciencia de que somos parte de él, y nuestras acciones tienen un sentido e intencionalidad que le damos. La conciencia se muestra, como conciencia de aquello de lo que se ocupa. El enunciado es de algo. Siguiendo a Husserl todos los actos de conciencia son intencionales, pues mi deseo es deseo de, mi fantasía, fantasía de, mi representación, representación de, los cuales quedan englobados por la intencionalidad del vivir de.

Jorge Luis Borges escribió: el empleo de cualquier vocablo presupone una experiencia compartida, de la que el vocablo es el símbolo. Si nos hablan del sabor del café, es porque ya lo hemos probado, si nos hablan del color amarillo, es porque ya hemos visto limones, oro, trigo y puestas del sol. ¿Cómo tener la conciencia de que estamos vivos y despertar el deseo de Ser y hacer algo distinto a lo rutinario? ¿cómo sobrevivir al naufragio de hacer lo mismo? ¿Cómo podemos relacionarnos y aperturarnos al mundo, sentirnos parte de él, ser conscientes que estamos, efímeramente junto con otras miles de especies, en él?

La ruptura epistemológica con la inercia y la evasión de la realidad, inicia con las preguntas ¿Qué sentido tiene mi vida? ¿mi existencia está poblada de sueños, anhelos y utopías? ¿qué hago para alcanzarlas? O ¿será que estamos demasiados muertos para vivir y demasiados vivos para morir, como lo expresa Byung-Chul Han?

El pensar filosófico permite cuestionarnos y cuestionar la realidad que nos conforma. Rizo-Patrón de Lerner dice que desde la antigüedad griega, los filósofos intentaron explicar la distinción entre el mundo tal como es, y el modo como lo percibimos o lo pensamos, es decir, cómo se nos aparece. Viejo y nueve  problema de la dialéctica entre el logos y la empiría.

Carlos Marx lo aborda en las tesis II y XI sobre Fuerbach. Dice que el problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Mientras que en la undécima tesis, afirma que Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.  Nos empeñemos en cambiar el mundo, pero comencemos por cambiar nuestro mundo interior y exterior.

La sociedad global contemporánea, su modo de producción que la sustenta, los valores y estereotipos que promueve, contribuyen a diluir al sujeto, fracturándolo en su interior, y con su relación con el mundo, alejándolo de la realidad. En esa perspectiva cobrar relevancia el pensamiento filosófico de Husserl quien habló del “exilio del sujeto”, y la “vuelta” de este. Rizo-Patrón de Lerner expresa que este tema es escasamente discutido en la doxografía contemporánea, en su relación con el mundo-de-vida, como en la aprehensión conceptual de la realidad.

¿Cómo robustecer el pensamiento filosófico que indague sobre el mundo-de-vida y aprehenda la realidad, para representarla en diversos lenguajes, no solamente teóricos sino artísticos? Heidegger, en su celebre Carta sobre el Humanismo dice que el pensar se encuentra en vías de descenso hacía la pobreza de su esencia provisional. El pensar recoge el lenguaje en un decir simple. Así el lenguaje es el lenguaje del ser, como las nubes son las nubes del cielo. Con su decir, el pensar traza en el lenguaje surcos apenas visibles. Hagamos un hábito el pensar e interrogar a nuestra realidad, para abrir surcos que fracturen su cotidianidad, reinventen y remueven la vida.

Podemos, paradójicamente, estar en el mundo, sin estar (“Perdida de sí”), como escribió Jorge Manrique, contemplando, cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando. Pero también, se puede estar en el mundo-de-vida construyéndola, recreándola y aperturándola a horizontes infinitos de posibilidades.

La Utopía, Berriozábal, Chiapas, otoño 2021

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