Ensueños y cielos: una entrevista con Luis Cermeño, el autor del primer libro de la colección Baraja de Sombras, hecha en la editorial Entre Tejas

Luis Cermeño, escritor

Por Andrés Felipe Escovar

Baraja de sombras es un grupo de trabajo constituido por personas que escriben e investigan literatura; son de diferentes nacionalidades y la casualidad y los intereses los reunió en San Cristóbal de Las Casas. Con la editorial Entre Tejas, han forjado un proyecto donde aparecerán libros escritos por autores de nuestra lengua cuyas trayectorias no se alinean con los escaparates comerciales o las modas académicas.

Ensueños desde el hato llanero es la primera entrega, firmada por el escritor colombiano Luis Cermeño. Lo que a continuación usted leerá es una corta entrevista al autor. Además, encontrará el link donde está disponible la libre y gratuita descarga de este volumen.

Se suele vincular a la llamada Ciencia Ficción a espacios urbanos, sin embargo, tú has trabajado el Ovniagropecuario, ¿»Ensueños…» forma parte de esa mirada?

No quiero sonar enciclopédico, pero daré dos datos para demostrar que ni la Ciencia, ni la cacareada Ciencia Ficción es exclusiva de espacios urbanos.

 

Milton Humason pasó de ser alguien que se ganaba la vida jalando mulas a ser un gran astrónomo experto en observación estelar, quien contribuyó a la teoría de la recesión de las galaxias, lo que hizo que tenga el mérito junto a Hubble de comprobar la expansión del Universo. Humanson nunca terminó el colegio.

En el libro “Anatomía de un fenómeno”, Jacques Vallee documenta que contrario a lo que se cree que el término “platillo volador” vino de un hombre de negocios en 1947, fue un agropecuario en Texas en 1878 quien describió un objeto volante como “enorme platillo”; es decir, lo Ovniagropecuario lejos de ser un oxímoron es una redundancia.

Ahora bien, desde mis tempranos escritos, en una autoentrevista que me realicé (como un personaje de ciencia apartado en trabajos de campo), lo mismo que en un cuento sobre conspiraciones en que relato mi primer encuentro con un aficionado a los ovnis (un viejo borracho campesino en Arauca que tenía un libro descuadernado con unas fotos que decía haber tomado), hasta “Ensueños en el hato llanero”, se comparte esa mirada triste al universo desde un entorno rural; cosa que tampoco es novedosa, ni pretende serlo,  en la literatura colombiana, tenemos el libro El universo amarrado a la pata de la cama, de Wilches-Chaux, y Aniquila las estrellas por mí, de Felipe Escovar que son en mi concepto bastante ovniagropecuarios.

 

También, en tu libro, aparece el matrimonio como una entidad que supera el mero suceso sentimental. ¿cómo es ese matrimonio? ¿con quién te has desposado? (no es una pregunta íntima, sino que supongo que se deduce de tu hermosa perspectiva del matrimonio).

Mi perspectiva del matrimonio supongo puede ser calificada de hermosa en cuanto es algo que encuentro inaprehensible, es decir, sublime desde Kant, esto es, informe e infinita. En “Ensueños…” me he casado con el llano araucano, con quien he tenido una relación difícil desde mis primeros días, al haberme ido desde muy temprano y haber quedado registrado en mi propia mitología como una suerte de paraíso perdido, en el que curiosamente, una de las mejores estrategias para sobrevivirlo es apartándose de él, y hablo desde el más puro sentido vital de la palabra.  Y me he separado de la Ciencia Ficción como género y sus convenciones. El primer cuento La Catira era un intento por escribir un erótico joropeado, es decir, con la música típica del llano colombiano que es el joropo; y el segundo cuento, fue un experimento que me tomé la libertad de hacer, también con música de joropo, pero inspirado en la libertad que autores como Philip José Farmer tuvieron en su tiempo de escribir como se les diera la gana, disfrutando la palabra y la evocación de imágenes imposibles para transmitir sensaciones extrañas.

¿Cómo urdiste la lengua que circula en los relatos de este libro? Te lo pregunto porque se tiene la ilusión que así hablan las personas de los llanos orientales colombianos y, sin embargo, eso sería incurrir en una ilusión realista

Sí, se puede creer que estoy escribiendo sobre cosas reales, y eso es porque sí existe un tono, sobre todo en la Catira, del lenguaje de los llaneros. Una escritora araucana, maestra pensionada, me dijo: me gustó su cuento porque lo cuenta un hombre, un hombre llanero. Pues allí están los valores que recuerdo estaban en un tiempo que viví allí, de la hombría, el estatus y la importancia social. Son cosas con las que no me identifico pero creo conocer de primera mano. Igual no es realismo, es una interpretación mía de un tiempo y un lugar, actualizada a tiempos del WhatsApp y el Facebook. Todo realismo es una interpretación o una literatura fantástica, si vamos a ser tan radicales como Borges.  Y con el otro cuento, que es polifónico, tiene muchas voces hiladas por el ideal de la casa bella del matrimonio, es la destrucción absoluta de este sueño por los sectores económicos que van desde el área inmobiliaria, pasando por la docencia y las aplicaciones de transporte.

¿Cuál es el proceso de escritura de tus relatos? Te lo planteo porque, en este libro, los textos superan la mera construcción de una historia.

Tengo una idea en la cabeza, por lo general muy tonta, empiezo a percutir el teclado como si fuera una máquina musical, y le voy metiendo palabras y frases. Puedo durar en ese ejercio toda una noche y en la mañana reviso y no me gusta nada y vuelvo a empezar de cero. A veces no adelanto nada en meses. Otras veces me quedo buscando una palabra, no es que crea en la palabra precisa, pero  a veces una palabra sería la salvación. En ocasiones, le meto un placebo, después duermo y se me aparece al día siguiente con el cerebro despejado. Otras veces nunca llega y decido que esa frase no va y con esa frase a veces se va toda una escena, un capítulo o todo al carajo. Entonces creo que no era tan buena la idea. Y si la idea se resiste a morir, le doy una oportunidad y arranco de nuevo, terco como una mula. A veces logro terminar algo.

¿Tienes horizontes de tus próximas escrituras?

Tengo un par de ideas, y un par de cuerpos en la sala de operación viendo a ver si se recuperan maltrechamente o los dejo descansar no-en-paz.  He tenido momentos de depresión en que he pensado abandonar la escritura y eso ha sido como uno de los golpes más duros que le he dado a mi consciencia, porque sería como abandonar mi último anhelo. Y no es por la falta de éxito, es que a veces tengo dudas de mi propio trabajo o del valor mismo de escribir. No es porque crea en el talento o ninguna de esas estupideces, porque a veces me gusta escribir para burlarme de todo y publicar por la mera travesura de hacerlo. Creo que si no volviera a escribir no pasaría nada, pero también me parece que es bueno y necesario y hasta sublime que existan escritores como yo.

Baraja de Sombras. Escritores latinoamericanos – Entre Tejas

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