Movimientos sociales en Chiapas y el sur de México[i]
Por Mauricio Arellano Nucamendi[ii]
El Observatorio de las Democracias: Sur de México y Centroamérica, con sede en el Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica (CESMECA-UNICACH) nos convocó el 18 y 19 de octubre, al 8 Foro social sobre democracias otras para discutir sobre las posibilidades actuales de la rearticulación social mesoamericana y los escenarios preelectorales en México. Estas líneas corresponden a la mesa Movimientos sociales en Chiapas y el sur de México: paz, violencia y defensa de la vida y el territorio, donde escuchamos reflexiones situadas desde distintas apuestas por crear espacios para colectivizar la indignación y la esperanza, para forjar luchas por horizontes justos y dignos en todos los ámbitos. Es el caso de las compañeras Haizel de la Cruz y Ana Poot Cahum de la Asamblea de Defensa Territorial Maya Muuch Xíimbal(Yucatán y Quintana Roo), Pascuala Vázquez del Concejo de Gobierno Comunitario de Chilón, Marisol Culej Culej, Guadalupe Núñez y Juana Méndez voceras de la Asamblea de Mujeres en Defensa de la Madre Tierra y Nuestros Territorios (Chiapas); así como de los compañeros Gustavo Castro de Otros Mundos-Amigos de la Tierra, Baltazar Gómez, Jacinto Hernández y Vicente López voceros/as del Movimiento en Defensa de la vida y el Territorio (MODEVITE). Esta mesa estuvo moderada por Pablo Uc del ODEMCA y contó con los comentarios de Xochitl Leyva del CIESAS Sureste y Diana Itzu Gutiérrez Luna de la Red de Resistencia y Rebeldía Ajmaq.
Un punto inicial planteado por Gustavo Castro fue la importancia de cuestionarnos cuál es el diagnóstico de la situación que estamos viviendo en la actualidad en el Sur de México y Centroamérica. En este sentido, argumentó sobre la existencia de un capitalismo formal (no por ello legal o justo), de carácter neoextractivo, y un capitalismo informal de carácter narco-criminal, que no es nuevo, sino que se trata de la irrupción de “un actor que ya estaba debajo de la piel pero que brota como pus”. Señaló que ambas ilegalidades se dinamizan a partir del despojo de la vida pública y comunitaria, con mecanismos específicos e imbricados para imponer y dinamizar la acumulación capitalista de la riqueza; lo que significa el arrebato a los pueblos del control del poder político, de las condiciones mínimas necesarias para la reproducción social y de toda posibilidad alternativa de cuidado territorial.
Para el movimiento social, nos refiere Gustavo, durante el período liberal esto significó una lucha contra el Estado, en un marco institucional y frente a un actor “que es muy claro”: el gobierno. Sin embargo, con las políticas neoliberales el gobierno cedió todo a las empresas y el movimiento social tuvo que aprender quiénes eran éstas y cómo hacerles frente. Es por lo que resulta relevante el período del año 2000 al 2010, en el que se vivió un repunte del movimiento social, muy intenso, con la articulación de luchas altermundistas (contra las represas, la minería, los transgénicos, por mencionar algunas). Posterior a ello, hemos vivido una disminución de esta efervescencia que, además de los conflictos en la región, se explican por la fragmentación y confrontación de los movimientos sociales producto de la disyuntiva de seguir como movimiento social o convertirse en partidos políticos y en particular, por su relación con los gobiernos progresistas.
En este marco se inscribe la defensa del territorio protagonizada en la península de Yucatán ante la deforestación de la selva por el cultivo de soya transgénica, así como por la instalación de parques solares y eólicos, los efectos del glifosato en la salud humana, la contaminación de los cenotes por las granjas porcícolas, el despojo inmobiliario del territorio, en particular de las cuevas y cenotes por su valorización en el mercado ecoturístico y la construcción del Tren Maya. Nos comparte Haizel de la Cruz: “Era difícil ver esa imagen de destrucción en donde podíamos hacer milpas y había aves; la contaminación del cenote y del agua es la muerte de un familiar. El agua nos sirve para nuestros ritos, es importante para nosotros”. Ana Poot Cahum agregó que este despojo territorial es histórico, como fue el caso del Henequén durante el porfiriato, y en la actualidad abarca la privatización de las playas, la tumba del manglar y la educación para el servicio como opción de vida para las juventudes por la hegemonía del mercado turístico.
Los compañeros Voceros del MODEVITE, además de exponer que en los últimos años sus hermanas y hermanos de dos municipios han disminuido considerablemente su participación en el Movimiento a causa del divisionismo y de la cooptación de la gente y las autoridades ejidales por parte de los partidos políticos y presidentes municipales, por el alcoholismo, la drogadicción, el tráfico de armas, y por la intimidación por grupos armados del crimen organizado (Tenejapa) o relacionados con el poder caciquil (Oxchuc y Altamirano). Además de que persiste el interés por parte del gobierno del estado, de construir la súper carretera San Cristóbal Palenque, que entre otros constituye una amenaza a la laguna Tzuyul y al pueblo tostsil del ejido Candelaria, municipio de San Cristóbal.
En el caso del Gobierno Comunitario de Chilón, la compañera Pascuala Vázquez nos compartió que esta lucha por la libre determinación del pueblo tseltal inició por la ausencia democrática en el sistema de partidos. Denunció que no se ha logrado mucho desde que se inició el proceso jurídico en el año 2009, por la interferencia del presidente municipal y el secuestro a los antropólogos encargados del estudio cultural ordenado por el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana de Chiapas: “Es una estrategia del presidente y empezaron a cooptar a nuestros compañeros, a un abogado compañero nuestro lo compró un partido político y el mismo empezó a mal informar y tuvimos un bajón. Entonces, vimos que no tenemos condiciones para continuar con ese procedimiento. Vemos que MORENA comienza a través de sus proyectos, de sus programas sociales, a condicionar que si no apoya no recibirá su despensa, su cocina.” Además, denunció que esta incentivación del conflicto ha redundado en la falta de reconocimiento legal a las autoridades ejidales en San Sebastián Bachajón.
Otro aspecto importante del movimiento social, fue señalado por las compañeras Marisol Culej Culej, Guadalupe Núñez y Juana Méndez, y refiere a la importancia de la construcción de espacios para compartir sus sentires, reflexionar y construir estrategias entre mujeres ante las amenazas y los problemas ya referidos en este escrito, también ante el aumento del abuso sexual y la violencia feminicida en los hogares y en las calles, que viven y les duelen como mujeres y las unen porque han aprendido que juntas es más fácil. Además, señalaron la necesaria despatriarcalización de los espacios mixtos, en donde, si bien se ha avanzado en el reconocimiento de los derechos de las mujeres, falta mucho por hacer en la práctica, ya que con frecuencia son los mismos compañeros quienes las violentan, al no reconocerlas como sujetos ni tomarlas en cuenta.
En la construcción de la fuerza colectiva que necesitamos para afrontar estos grandes problemas, Diana Itzu y Xochitl Leyva hablaron de la importancia de hurgar en la memoria de lucha y resistencia de nuestros pueblos: en la fuerza vital construida en la marcha del color de la tierra en el año 2001 y en las autonomías que florecen, en la lucha del pueblo de Atenco y el levantamiento popular de Oaxaca en el 2006, por mencionar algunos ejemplos. Resaltaron la centralidad de la dignidad, como fuerza vital que tenemos en el corazón y que se expande desde lo personal a la escala familiar, barrial, regional y por qué no, planetaria. Y en la dignidad como sensibilidad para tener la capacidad de poder resolver nuestras diferencias, para llegar a acuerdos, quizá a partir de la toma de consciencia del colapso civilizatorio.
En este sentido, hay motivos para celebrar, como lo son el décimo aniversario del Modevite y la conformación por mujeres, de la mesa directiva de la que es parte la compañera Juana Méndez, cuya organización hace parte del Congreso Nacional Indígena. Pero también mucho por repensar en el movimiento social, como nos refirió Gustavo Casto, entre otros, el gran reto de cuándo y cómo nos reunimos, cuáles serán las estrategias de defensa del territorio para sortear el poder del narco en un escenario electoral donde éste se agenciará el control, por ejemplo, de las presidencias municipales y del territorio para el control -que incluye el cobro de piso- del territorio para la acumulación del capital y de los negocios. Lamentablemente, así lo muestra con crudeza, la tortura y ejecución frente a su familia, del profesor Artemio López Aguilar, quien coordinó y fue el primer orador en la marcha por la paz y contra la narcoviolencia en Chicomuselo del pasado 12 de octubre.
[i] Colaboración para el ODEMCA. Resultado de la relatoría realizada durante el segundo conversatorio del 8 Foro Social sobre democracias otras, 18 de octubre de 2023. La Enseñanza, casa de la ciudad. SCLC, Chis.
[ii] Investigador en CESMECA-UNICACH.
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