La frontera también es México: Basta de inacción del Estado mexicano

“No apoyen a las bandas. No lloren a delincuentes y nada de que unos de que unos son buenos y otros no …ni de un lado ni del otro; eso fue lo que hicieron en la época de Garcia Luna “

Andrés Manuel López Obrador. Presidente de México

Pobladores sometidos por cárteles, se enfrentan con el Ejército en la frontera de Chiapas con Guatemala. Foto: Ángeles Mariscal

Desde hace ya varios años hemos venido hablando del narcotráfico, y cómo poco a poco además de ganar terreno, sus actividades van escalando, Ahora ya no es la venta de drogas, armas. Ejercen poder sobre redes de trata, extorsionan y asesinan migrantes, cobran derecho de piso a las actividades económicas, y lo peor, controlan territorios y despojan; ahora lo hacen por motivo de la minería.

Lo que vivimos en Chiapas, y nadie puede negarlo, es que se enfrentan por el control del territorio dos carteles, ambos dos muy poderosos: El Cartel de Sinaloa, el más fuerte y más tiempo en la entidad, y el Jalisco Nueva Generación (CJNG), quien desde Centroamérica y el norte y poniente del país, ha venido enfrentando al que considera a su principal enemigo, que es el Cartel de Sinaloa.

En la región frontera sierra, a partir del municipio Frontera Comalapa y hacia Chicomuselo están los del cartel de Jalisco, desde Comitán, Trinitaria y en la sierra los de Sinaloa. Grosso modo lo que vemos es una etapa en la que Sinaloa ha decidido acabar con Jalisco, y eso incrementa los ataques a su base: MAIZ. Esta agrupación es una cara civil, que ahora se victimiza por la entrada del ejército a las comunidades, centro y corazón de la forma en que los Carteles van ganando presencia.

En la Sierra y Frontera se diluye la presencia de una sociedad que no apoya a ningún cartel, y que se defiende como puede. Un motivo al cual no se quiere atender es que la población no confía en las instituciones de seguridad y ahora en el ejército y la Guardia Nacional. En la región de Cintalapa, el CDS ha decidido ejercer control en contra de la ciudadanía, ya que ponen retenes como si fueran el ejército, obligando a los que retiene a ser revisados bajándolos de sus autos, les piden el celular y registran su número (ni migración ni soldados hacen eso).

Ya no se diga en la frontera o en la sierra. El control no es de la seguridad pública, no al menos desde Chamic, pasando por la frontera o en tramos de la carretera hacia la costa, en Cintalapa, o en “Malpasito”, vía a Veracruz en donde los grupos de lo que se conoce crimen organizado comparte la “seguridad” en varios tramaos, con policías ministeriales, migración, guardia nacional y el ejército.

Chiapas en esta guerra pone los desaparecidos, la extorsión y los muertos. En la selva hay regiones con control del crimen organizado (CDS). Y el gobierno institución del Estado mexicano que nos debiera proteger, resulta que, si no hay denuncias de por medio, no reconoce la violencia (ni mucho menos va a reconocer que el ejército está bajo el mando de los Carteles).

En varias comunidades que no están con algunos de los carteles y han observado lo omiso de las fuerzas armadas que van a ciertos lugares y ponen retenes, y se quedan algunas horas, pero dejan pasar a gente de los carteles, o de plano apoyan alguno de ellos, deciden no dejarlos pasar a sus comunidades.

Hemos observado en algunos retenes que no se identifican, solo suben revisando, aparentemente, “migrantes”, pero también quienes se suben a autobuses y están en retenes, parecen más personas tipo “halcón” (informantes), y como comentan algunos conductores, son “crimen organizado”.

La dinámica de la violencia que se vive en este período de guerra en Chiapas, lastima a la sociedad, lastima el proceso social que debería estar encaminado en mejorar la situación de Chiapas que ahora es una entidad que migra, pero también expulsa de sus territorios a cientos de personas a causa de la violencia no-humana que producen los carteles.

La sociedad normaliza la violencia, cada vez, siendo tan cotidiana, termina aceptándola, incluso, muchas familias, con gusto o a fuerza, se hacen cómplices, es por eso por lo que, ante la no acción del Estado mexicano que niega que haya esta violencia y que hora tiene como categoría de análisis “procesos socio-organizativo” (sic).

Sin duda es un fenómeno social, una anomia (no respetan ni reglas, ni códigos), y que es producto de actores sociales violentos que tienen como objetivo el poder del dinero, y el poder social de someter a quien ellos suponen son sus contrarios. La lucha de los carteles es por sí mismos, ya que no tienen ni principios, mucho menos valores por ello es por lo que terminan en estas prácticas no-humanas.

Es necesario que las autoridades se dejen de tonterías, informar es una obligación del Estado mexicano, es increíble que el presidente piense que una “mañanera”, va a hacer cambiar a las familias o, a los carteles. Al contrario, mientras más impunidad, veremos la descomposición que hoy caracteriza a la sociedad mexicana.

Recuperar el espacio público, dejando que la sociedad retome sus actividades, su merecido descanso, el que la juventud se recree en diversas actividades, y se les de alternativas que hoy, la propia “transformación” no les está dando.

Hay alternativas, ojalá el equipo de la presidencia y e propio presidente vean lo que se ha hecho en Iztapalapa, o lo que se ha hecho en la ciudad de Medellín en Colombia. Como he aprendido solo basta con saber mirar y escuchar, solo eso. Ya es necesario que el Estado mexicano deje la inacción. Chiapas también es México.

 

Correo electrónico: ggonzalez@ecosur.mx

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