La Costa de Chiapas: reparación o indolencia

Estas líneas corresponden a las palabras que pronuncié a finales de abril en el Salón de Usos Múltiples Joaquín Miguel Gutiérrez de Tonalá, Chiapas, invitado por un grupo de amigos engarzados al proyecto de la coalición Sigamos Haciendo Historia. Indudablemente, es un buen momento para reflexionar sobre los problemas que enfrentamos. Si bien las soluciones deben articularse de manera amplia, los tonaltecos no podemos soslayar nuestro interés por lo local. El gobierno es un factor central en la solución de las dificultades, pero no puede avanzar sin la participación de todos los ciudadanos.

       A través de los años he sido testigo de pérdidas sensibles en nuestra zona; por ejemplo, sufrimos el quebranto de fuentes de trabajo con la ausencia de los ferrocarriles, cuya restauración ha iniciado el actual gobierno federal; en el terreno del arte, perdimos la técnica Disner en la  fabricación de cerámica, cuya fama y reconocimiento alcanzó límites internacionales; el campo se está despoblando de abejas, que son vitales para la reproducción de las plantas, y no veo que se esté haciendo algo para evitar su extinción. Observo que en los debates entre ciudadanos respecto a las preferencias sobre quiénes deben tomar las riendas del gobierno, se soslaya la sobrevivencia de nuestros hijos y nietos, cuando menos.

       Considero fundamental que el gobierno respalde a los habitantes de la costa chiapaneca en la restauración de sus ríos y esteros vaciados de su vida acuática, de sus manglares y demás plantas, en la recuperación de caminos ancestrales que paulatinamente han ido desapareciendo o estrechando. La recuperación de la tierra y del agua debe partir de diagnósticos científicos. Las universidades, sobre todo las públicas, pueden desempeñar un papel importante en la recuperación de nuestros ecosistemas, por ejemplo, investigadores de la Universidad Autónoma de Yucatán llevaron a cabo en años pasados un estudio sobre la calidad del agua de nuestro Río Zanatenco e investigadores de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas han alertado sobre el grado de contaminación de las playas de Puerto Arista y Playa del Sol. Quizá el agotamiento del planeta no sea irreversible aún. El gobierno debe acordar con la sociedad, ganaderos y empresarios, la forma de llevar a cabo la reforestación y conservación de nuestro suelo.

Cultura, etimológicamente significa cultivo. Entre los romanos un espacio sembrado de trigo o de vid era un terreno culto. El alma del hombre se consideraba un campo donde se labraban virtudes. En el ámbito moral, hemos ido perdiendo el valor de la palabra. Cuando era niño, observé que los hombres mayores daban a la palabra la fuerza de un empeño. Después leí en el pensamiento de Martin Heidegger, de Sigmund Freud y de Jacques Lacan que hombre es aquel que tiene palabra. Eso también está simbolizado en un muro de Chichén Itzá. Nuestras relaciones deben pasar por la palabra; lo que no se habla suele expresarse en forma violenta. Lo que no se libera en la palabra, se enquista en el síntoma.

Si privilegiamos el juego y el arte, si fomentamos las danzas, la pintura, el dibujo, la escultura, el grabado, la música, el cine, el teatro guiñol y el teatro universitario, crearemos una sociedad más sana. Debemos abrirnos al mundo conservando nuestro pasado; por ejemplo, es indispensable restaurar y cuidar las zonas arqueológicas de la costa del estado, que han adolecido de abandono, y promover la práctica de la marimba que forma parte de nuestra identidad. Es importante abogar por un humanismo amplio que nos libere de la cosificación del individuo, que elimine el racismo, el clasismo, el machismo y restaure la dignidad de los marginados como lo está haciendo el actual presidente de la República; trabajar por fomentar el respeto entre nosotros para atenuar las agresiones y  los dolores.

       Un aspecto central para nuestro avance humanístico radica en la recuperación de nuestra historia. Jorge Luis Borges dijo que “somos algo cambiante y algo permanente, algo esencialmente misterioso. ¿Qué sería cada uno de nosotros sin su memoria?” Para Borges, la memoria otorga permanencia a nuestra fugacidad.  ¿Qué hace que yo sea aquel niño, aquel adolescente, a pesar de ya no soy ellos? Es la memoria de lo que he sido. Ortega y Gasset dijo que “el hombre no tiene naturaleza, lo que tiene es historia”.

En el campo de la literatura, Emilio Rabasa, Carlos Navarrete, Ricardo Pozas, Ramón Rubín, Rosario Castellanos, Jaime Sabines, Eraclio Zepeda, Joaquín Vásquez Aguilar, Daniel Robles Sasso, entre otros, son ejemplos de autores que escribieron sobre el mundo chiapaneco con fuerza estética no exenta de dramatismo. Es recomendable preparar ediciones de estos autores para niños y jóvenes no sólo de la costa de Chiapas. La literatura muestra el rostro verdadero de una sociedad, ayuda a conocernos mejor, como dijo Balzac: “La novela es la historia privada de las naciones”.

Es importante retomar el espíritu de los emigrantes españoles como el de Andrés Fábregas Roca, que fomentó el desarrollo científico, el teatral, la literatura, la danza y el grabado, dio rumbo a la revista Ateneo, que se planteó, como tarea fundamental, divulgar y exaltar las obras del espíritu. Entre el grupo de refugiados al que le tocó Chiapas como destino, estuvieron, además de Andrés Fábregas Roca, Faustino Miranda, que llegó a la Ciudad de México, se incorporó a la UNAM, de ahí fue enviado a nuestro estado para llevar a cabo sus investigaciones biológicas. Él, que tenía corazón de poeta, estuvo en las espesuras del Soconusco.  En 1953, dijo lo siguiente:

Especialmente urge la conservación de selvas y bosques, de cerros y serranías, pues representan el agua para los lugares bajos; el agua para el hombre, el agua para el ganado y agua para los cultivos. Si no hay selvas ni bosques en los lugares altos, en los bajos sobra agua durante las lluvias, produciéndose desastrosas inundaciones, y faltará completamente durante las secas; y sin agua no es posible la vida. Además, las selvas y los bosques son esenciales elementos del paisaje. Mucha de la belleza de los paisajes de Chiapas se debe a sus exuberantes selvas y hermosos bosques. Conservemos, pues, estos ricos dones de la naturaleza mientras todavía es tiempo. Que todo chiapaneco sea ardiente propagandista en la cruzada por la conservación de los recursos naturales de Chiapas, esencialmente de sus selvas y bosques.

 Parece que nadie escuchó esta advertencia de Faustino Miranda, y ahora estamos sufriendo los estragos por soslayar lo que dijo hace más de 70 años. Después, apareció Luis Alaminos, que dio gran impulso al teatro y a la plástica. Ellos encendieron la llama de la cultura chiapaneca actual, baste señalar las revistas en las que participó Andrés Fábregas Roca: Ateneo, ICACH y los primeros cuatro números de la Revista de la UNACH, con contenidos universales y regionales. Es importante reeditar estas publicaciones y darlas a conocer a nuestra juventud a fin de revitalizar su espíritu crítico sobre bases firmes.

Andrés Fábregas Roca dijo a sus alumnos del Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas que “los problemas que afectan hoy al mundo tienen aspecto moral. La humanización y deshumanización del arte, la aplicación del progreso científico, los principios político-sociales, están ligados a postulados éticos. Tenemos que luchar para que nuestra existencia nos empuje a crear el clima mental de la convivencia. Lo humano consiste en que el que sobresalga en algo, se valga de esa superioridad no para dominar a los demás sino para ayudarlos”.

Nuestro poeta Joaquín Vásquez Aguilar, oriundo de Cabeza de Toro, también habló de que ciertos elementos de la modernidad han cambiado no siempre positivamente nuestro entorno costeño; durante una entrevista con Elva Macías dijo lo siguiente:

Ahora estoy escribiendo un libro que tentativamente se llama Pequeño paraíso perdido. Es la nostalgia de lo que tuvo uno en la niñez. Mi pueblo ya no es el mismo de cuando te alumbrabas con candiles, ahuyentabas a los moscos con cáscara seca de coco. Mi pueblo ya tiene luz eléctrica, ya tiene televisión y antenas parabólicas. O sea, la virginidad que tú conociste de tu pueblo ya no existe: el paraíso perdido. Además, tu edad misma. Todo ha ido cambiando y hay una nostalgia. Este texto es otra manera de decir lo que escribí en Casa: ya no regresas para festejar qué bonito vuelo y qué bonito es el estero.

La propuesta que ahora presento pretende arraigar en la tradición de los escritores e intelectuales no sólo chiapanecos que marcaron las rutas por las que un gobierno puede orientar sus acciones si anhela verdaderamente revolucionar las conciencias como condición de un cambio profundo en aras de una sociedad espiritualmente mejor. Para esto, en el ámbito cultural propongo algunas acciones:

  1. Editar documentos que, por alguna razón, no se han difundido de manera adecuada, o bien requieren de ediciones limpias y actualizadas para los lectores contemporáneos. En este rubro ocuparán un lugar las personalidades de distintas épocas y procedencias que han viajado por Chiapas atraídos por la cultura de sus etnias, su naturaleza y su arquitectura y cuyos testimonios acusan logros estéticos de primera magnitud.
  2. Impulsar las danzas, sobre todo en niños y jóvenes, con el apoyo de egresados de la escuela de danza de la UNACH.
  3. Fomentar pintura, dibujo, escultura, grabado y música con el respaldo de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas.
  4. Crear un teatro universitario con el apoyo de egresados de la escuela de teatro de la Universidad Autónoma Metropolitana o de la Universidad Veracruzana.
  5. Restaurar, estudiar y cuidar las zonas arqueológicas de nuestro territorio.
  6. Promover la práctica de la marimba.
  7. Editar obras de autores como Emilio Rabasa, Carlos Navarrete, Ricardo Pozas, Ramón Rubín, Rosario Castellanos, Jaime Sabines, Eraclio Zepeda, Joaquín Vásquez Aguilar, Daniel Robles Sasso, entre otros, para que niños y jóvenes, no sólo de la costa de Chiapas, conozcan a fondo nuestra realidad multicultural. La intervención de CONECULTA y la SEP son necesarias para la realización de esta empresa, que también podrían respaldar la UNACH y la UNICACH.
  8. Reeditar y difundir dos de las revista más importantes de Chiapas del siglo XX: El Ateneo y la revista ICACH.
  9. Seguir editando y difundiendo la obra de Joaquín Vásquez Aguilar, uno de los poetas más grandes de Chiapas, y continuar los congresos sobre su creación literaria, que podrían llevarse a cabo en Cabeza de Toro donde participen académicos de diferentes universidades del país. Publicar las tesis de calidad académica que sobre la obra de este poeta se han elaborado en diferentes universidades.
  10. Enriquecer y proteger los acervos de las bibliotecas y de los museos.

2 Comentarios en “La Costa de Chiapas: reparación o indolencia”

  1. Manuel Medina Arreola
    12 junio, 2024 at 0:49 #

    Gracias

  2. Manuel Medina Arreola
    12 junio, 2024 at 0:48 #

    Muy bonito y gran riqueza de nuestro estado de Chiapas, el problema es ke Chiapas lo han abandonado mucho en muchos aspectos y es tanto en la costa, como en los altos, zona selva, zona zoque, fraylesca, sierra mariscal o más bien todo el estado de Chiapas. Ojalá y con el nuevo gobierno nuestro estado resalte mucho más

    Que ya no anden saqueando este hermoso estado.

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