De fascismos y dictaduras: una reflexión (1).

Imagen https://bluesvibe.com/2012/10/09/una-historia-del-blues/

A propósito de importantes comentarios que hace mi amigo y colega Pedro Tomé a un texto  de mi autoría, publicado el miércoles 18 pasado en Chiapas Paralelo, con el permiso de los lectores escribiré una reflexión en varios textos acerca de los aspectos señalados por mi amigo. Inicia Pedro Tomé con una afirmación con la que concuerdo plenamente: la íntima relación en el uso estético de la palabra y la elaboración de etnografía. Me parece que esa opinión de Pedro Tomé tiene que ver con mis comentarios acerca de la personalidad de Stanley Diamond, antropólogo y poeta, con quien tuve el privilegio de cursar un Seminario en la Escuela de Graduados de la Universidad Iberoamericana, Escuela que diseñaron Ángel Palerm y su esposa Carmen Viqueira. En efecto, en varias ocasiones, Diamond hizo referencia a la literatura en su relación con la antropología. Se desviaba en apariencia del propósito central del Seminario que era el examen teórico de la antropología, para entrar a la reflexión sobre el uso de la palabra y cuestiones varias que al final del día, entrelazaba con la antropología que analiza, reflexiona, explica, la variedad humana en sus múltiples dimensiones. Cómo no estaría relacionada con la antropología la posición intelectual de la Generación Beatnik, los “Golpeados”, como Jack Kerouac, Alan Ginsberg, Neal Cassady para discutir la trayectoria de la antropología en los Estados Unidos. En fin, como lo dice Pedro Tomé, este es un tema que da para una amplia reflexión. En orden a sus comentarios, cito a Pedro Tomé: “No estoy tan seguro de que los (norte)americanos sigan pensando, como hasta hace pocas décadas, en una idea de frontera a lo F.J. Turner”. Tiene razón mi amigo. Debí matizar esa afirmación mía, aunque en una parte de mi anterior texto digo que una de las contribuciones que le debe la sociedad norteamericana a los inmigrantes y a los afrodescendientes es haber alertado a los estadounidenses, que viven bajo la égida de un Estado. No es la sociedad norteamericana actual la “sociedad pionera” que masacró a los pueblos originales para apoderarse del vasto territorio que hoy ocupan los Estados Unidos, aunque eso sí, es parte de su Historia. Pero existen círculos de poder, esas viejas oligarquías de las que hablaba el sociólogo crítico Charles Wrigh Mills (Poder, Política, Pueblo, 1964) que siguen usando un argumento que asienta sus raíces en la concepción del mundo como una frontera, es decir, una tierra vacía, que invita a la civilización representada por el “mundo libre”, los Estados Unidos como “soldados del bien”, a expandirse por el mundo. Recordemos el discurso del Presidente Bush a bordo de un portaaviones durante la Guerra del Golfo o al actual Donald Trump que ordenó bombardear a Irán, con el argumento de que debe ceder a los caprichos del Dictador Norteamericano. Es más: la noción del mundo como una frontera concebida como la “tierra vacía” sigue siendo el asiento ideológico del colonialismo actual. Y en efecto, sectores muy importantes del pueblo norteamericano están en contra de esa concepción como lo dejan ver las constantes manifestaciones masivas que recorren las calles de las ciudades norteamericanas en protesta por las acciones del gobierno de Trump. Mi amigo Pedro Tomé tiene razón en que las afirmaciones que uno hace deben contextualizarse para que se comprendan. Sigue siendo cierto que los Estados Unidos es un país construido por migrantes, pero son muy diferentes las migraciones primeras del siglo XVII que fundaron Plymouth, Massachusetts, Fue el comienzo de la masacre contra los pueblos originarios, que fueron concebidos como hoy concibe Donald Trump a los actuales inmigrantes: animales, delincuentes, criaturas del demonio, basura humana. Y no exagero: recuerden los sermones de los predicadores fundamentalistas. Por siglos, los inmigrantes siguieron llegando de Europa: irlandeses, italianos, alemanes, polacos, rusos, franceses, españoles, llegaron a poblar a los Estados Unidos y contribuir con su trabajo y sus dotes culturales a crear una sociedad compleja que incluyó a la delincuencia organizada que tuvo líderes como Al Capone o Luky Luciano. Llegaron transportados a la fuerza, los contingentes de la gente negra, el África esclavizada que trabajó en las grandes plantaciones de los Estados Unidos y que en medio del sufrimiento, del dolor, crearon una de las músicas más maravillosas de todos los tiempos: el Jazz. Y también, por supuesto, llegaron los latinoamericanos y caribeños, de todos los rumbos, incluyendo por supuesto a los mexicanos, y estas nuevas corrientes migratorias son las que levantaron la agricultura, la industria de la construcción, crearon empresas, etcétera, que contribuyeron a la economía del país, incluso en los períodos de entre guerras. Sin esa mas de trabajadores inmigrantes no se explica a la economía actual de los Estados Unidos. Todo eso lo desconoce, o mejor dicho, lo niega Trump para justificar sus actos dictatoriales y quedar bien ante sus seguidores, ese sector fundamentalista blanco de los Estados Unidos que sigue pensando que el mundo es una frontera, una “tierra vacía” a la que hay que redimir a base de la fuerza porque así lo ordenó Dios. Y aquí otra cita de Pedro Tomé refiriéndose a las medidas impuestas por el actual gobierno en los Estados Unidos: “También, evidente, es que existe un claro racismo en las medidas adoptadas. Pero no obstante no es solo racismo. Lo que parece haber es un claro intento de deshumanizar, de presentar como no humanos (de ahí que coman gatos y perros) a todos los pobres con independencia de su origen étnico, porque una vez deshumanizados resulta muy fácil convertirlos en chivo expiatorio de cualquier otro problema (como hicieron en su día los nazis con los judíos o los franquistas con los “rojos”).” Concuerdo plenamente. Para Trump y sus corifeos, la pobreza es la prueba de Dios de que hay seres humanos que se han degrado al no acatar los ordenamientos divinos. Ver si no, el Libro de Job en la Biblia, o aquel versículo que dice que “Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos” (Evangelio según San Mateo, 22:14). Por supuesto, para Trump él es el escogido junto a su banda de millonarios depredadores.

Bosques de Santa Anita, Tlajomulco, Jalisco. A 22 de junio, 2025.

Vivimos horas muy frágiles para la continuidad de la vida. Necesitamos de toda la enteraza posible, de la generosidad, de la inteligencia, para instaufrarun mundo de paz que de una vez por todas entienda que la variedad humana es la naturaleza misma de la Humanidad y que en su disfrute está el secreto para el respeto y l aceptación de lo que somos como seres históricos.

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