La Variedad Cultural que engloba la Chiapanequidad

En verdad, la presencia de población chiapaneca con diversos orígenes es significativa en el estado y aún falta un largo camino que recorrer, académicamente hablando, para investigar a los núcleos de población que desde el siglo XIX se establecieron en Chiapas o bien, que incluso, llegaron desde los tiempos coloniales.
Es notable la ausencia de un corpus bibliográfico acerca de la variedad cultural chiapaneca, fuera de lo que ya se ha escrito, pero que aún no es suficiente.
Es más, me parece que los centros de investigación en ciencias sociales que existen en Chiapas, incluyendo los que pertenecen a Universidades Públicas, harían bien en diseñar un gran proyecto colectivo acerca de la variedad cultural de la población chiapaneca actual y de sus raíces.
Por ejemplo, la Inmigración Enomoto inició la presencia y residencia de japoneses no sólo en Chiapas, sino en toda Latinoamérica y El Caribe. En 1897, Takei Enomoto, al frente de 36 jóvenes japoneses, arribaron a Chiapas para establecer una colonia agrícola dedicada al cultivo del café.
Fue justo un 10 de mayo la fecha en que este primer grupo de jóvenes del Japón arribó a Escuintla y Acacoyagua, poblado este último en el que fundaron la Colonia Enomoto.
Esta inmigración organizada de japoneses estuvo encabezada por ese personaje de nombre Takei Enomoto que había fungido como Ministro de Relaciones Exteriores de su país.
Existen los trabajos de María Elena Ota Mishima que son indispensables de consultar: México y Japón en el Siglo XIX, México, Secretaría de Relaciones Exteriores, 1976 y Siete Migraciones japonesas en México, 1890-1978, México, El Colegio de México, 1982.
Recuerdo a mi compañera de estudios Shoko Dodde Matsumoto en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, que formó parte del equipo de investigación dirigido por Ángel Palerm y que trabajó en Chiapas para analizar el impacto de las grandes hidroeléctricas en la población del estado.
La inmigración procedente de China llega a Chiapas durante el siglo XIX. Esta población formaba parte de una salida masiva de chinos que abandonaban su país para trabajar en actividades agrícolas en diversas partes del mundo. En Chiapas son especialmente importantes en Tapachula-sin descartar a Tuxtla Gutiérrez-ciudad en la que han configurado una comunidad cultural importante.
La gastronomía de Tapachula se identifica como “la comida china de Tapachula”; la Presidencia Municipal se conoce como la “silla China”. Miguel Lisbona, el destacado historiador catalán-chiapaneco, ha estudiado con detalle a la inmigración china en textos y libros.
Sugiero su texto, “Acercamiento a los estudios sobre la población China de Chiapas: problemas de investigación antropológica a la luz de datos históricos” (En: ANUARIO, Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, 2008, pp. 233-250. Ver también: Allí donde llegan las olas del mar, México, UNAM/CONECULTA, 2014).
Los Libaneses llegaron al Sur- Sureste de México a partir de la segunda mitad del Siglo XIX. Establecieron comercios y empresas que pronto se convirtieron en puntos de referencia como “La Gran Vía” en Tuxtla Gutiérrez o el “Almacén Central” que expendía música universal, también en Tuxtla Gutiérrez.
Además de Tuxtla, los libaneses se establecieron en Tapachula, Comitán, Chiapa de Corzo y Simojovel. A partir de 1950, un importante número de musulmanes libaneses llegaron a Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Jalisco (Guadalajara).
Precisamente Ángeles Mariscal y Silvana Salazar publicaron un excelente texto titulado “Tapachula Migrante: la Ciudad que somos” (Chiapas Paralelo, 31 de marzo, 2022).
En ese mismo texto, se refieren las autoras a migración contemporánea en la que resalta la de origen Hondureño que es ya significativa en Tapachula.
En el mismo Soconusco, en Tapachula, fue muy importante la inmigración de alemanes, desde la primera guerra mundial y bastante antes como resultado de las políticas de colonización y corrimiento de la Frontera del Estado Nacional Mexicano hacia el sur durante el gobierno de Porfirio Díaz.
Los alemanes establecieron plantaciones de café que añadieron su presencia cultural a la toponimia de la región con el nombre de las fincas: Hamburgo, Berlín, Lubeca, Nueva Alemania, Prusia, y varios más que hoy son referentes geográficos en el Soconusco chiapaneco.
Además de Tapachula fue significativa la presencia de alemanes en San Cristóbal de Las Casas y en menor medida en Tuxtla Gutiérrez, Chiapa de Corzo y Ocozocuatla. En 1890, durante la dictadura de Porfirio Díaz, se intensificó la recepción en el país de campesinos, agricultores y empresarios de “raza blanca” como parte del esfuerzo gubernamental para “blanquear al país”, según decía el propio Porfirio Díaz. La influencia alemana es visible no sólo en la toponimia sino en la arquitectura de las fincas cafetaleras y en la gastronomía.
El tema de los alemanes en Chiapas es complejo y delicado, máxime por su simpatía con los nazis y el despertar del fascismo en Europa. (Ver: Chiarabía Esteban, “De Hamburgo a Chiapas: Café, Capital, Propaganda y Conflicto Bélico”, en, XIV Jornadas Interescuelas/Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina, 2013.
Así mismo, los trabajos de María Elena Tovar, por ejemplo, “Extranjeros en el Soconusco”, en Revista de Humanidades, Instituto Tecnológico de Monterrey, Número 8, 2000, pp. 29-43). Los Italianos tienen añeja presencia en Chiapas, especialmente en la fundación de restaurantes y colonias agrícolas. Actualmente el turismo italiano sigue siendo el más importante con más de 600,000 turistas que viajan a Chiapas.
Los restaurantes italianos abundan en Chiapas, sobre todo en San Cristóbal de Las Casas y en Tuxtla Gutiérrez. Recordemos la importancia de la presencia de italianos en el EZLN. Por supuesto, la aceptación de la pizza es notable en la gastronomía de Chiapas.
Aún recuerdo-con calidez-el “Restaurante del Italiano” en Don Ventura, San Fernando, propiedad que fue de Giusepe Constanzo, de grata memoria.
Sobre los Italianos en México, ver México e Italia: 150 años de relaciones diplomáticas, una antología editada por la Secretaría de Relaciones Exteriores en 2024 con textos, entre otros, de Alicia Bárcenas, Carlos García de Alba, Antonio Tajani, David A. Olvera Ayes.
Por supuesto, son importantes los españoles. Así, los republicanos expulsados por el traidor Francisco Franco, llegaron a Chiapas en 1940. En ese grupo, entre otros y otras más, llegaron Andrés Fábregas Roca, Luis Alaminos, Joaquín Hernánz, Andrés Serrano, Luis Torres, Juan Palerm Vich.
Y tuvo mucha importancia para Chiapas, aunque no radicara en el estado, el botánico republicano Faustino Miranda, que diseñó y bajo su dirección se construyó el Jardín Botánico de Tuxtla Gutiérrez, el segundo en inaugurarse en el país, después del que el mismo Faustino Miranda fundara en la UNAM, en la Ciudad de México.
Además, Faustino Miranda es el autor, hasta hoy, del más completo estudio botánico de Chiapas, cuyos resultados se informan en los dos volúmenes de La Vegetación de Chiapas publicados en 1951.
Otras familias de españoles, no republicanos, son las del Médico Fernando Pariente de cálida memoria; la familia Pardo en la que destacó Benito Pardo como futbolista profesional y, por supuesto, la familia fundada por Enrique Zardain, empresario del café. Escribí sobre los republicanos españoles un texto titulado “Republicanos Españoles y Futbol en Chiapas” (Chiapas Paralelo, 22 de septiembre de 2021).
En los días del Instituto Chiapaneco de Cultura patrocinamos una investigación de la historiadora María Mercedes Molina Hurtado acerca de los republicanos españoles en Chiapas cuyos resultados se publicaron en el libro En Tierra bien Distante, Tuxtla Gutiérrez, ICHC, 1993. Por cierto, el libro En Tierra Bien Distante lo presentamos en la Ciudad de México, en el Centro Cultural Español, ante un público muy numeroso. Asistió la esposa del General Lázaro Cárdenas, Doña Amalia Solórzano, quien fue recibida con un largo y emotivo aplauso. Fue una presentación muy emocionante en la que varios republicanos hablaron con emotividad de Chiapas y de México y de su reconocimiento y agradecimiento al General Lázaro Cárdenas.
Por supuesto, no podemos olvidar a la importante contribución de quienes llegaron desde los días coloniales procedentes de África, trasladados como esclavos. Su contribución ha sido especialmente significativa a la construcción de una macro identidad chiapaneca con la introducción de un instrumento musical que se ha convertido en una marca de Chiapanequidad: la marimba.
Es pionero en el estudio de la población negra Juan González Esponda con su libro, Negros, Pardos y Mulatos: Una Historia que contar, publicado por el Gobierno de Chiapas (ICHC) en 2002. Hoy le sigue sus pasos la Maestra, estudiante del Doctorado en Ciencias Sociales en la Universidad de Guadalajara, Andrea Guadalupe Trujillo Edgar quien prepara su tesis doctoral con el tema de los afrodescendientes en la región del Soconusco.
No omito citar el texto de Benjamín Lorenzana Cruz, “Del presente al pasado: las poblaciones afrodescendientes en Chiapas”, en Eduardo Ramírez Aguilar, Coordinador, Voces de la Nueva Era, Tuxtla Gutiérrez, Noviembre de 2024, pp. 149-159.
Así que la variedad de la Cultura en Chiapas es un sólido respaldo de esa macro identidad que he llamado la Chiapanequidad y que testimonia como desde la Cultura, no sólo es posible el diálogo humano, sino la construcción de comunidad de identificación y la vida en fraternidad y creatividad.
Un personaje que en su trayectoria resume la riqueza de la articulación cultural es Carlos Navarrete, arqueólogo guatemalteco y chiapaneco, a quien le debemos el habernos descubierto la riqueza y la importancia de Chiapa de Corzo en la construcción de las comunidades culturales que fueron básicas para explicarnos el esplendor de nuestras tierras. En fin, un gran tema que descubre la complejidad de la Chiapanequidad actual y la importancia de la variedad cultural en Chiapas así como la sinrazón del racismo y el prejuicio. Bosques de Santa Anita. Tlajomulco, Jalisco. A 7 de junio, 2025.

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