…Y llegó la Dictadura

 Entre los años de 1970 y 1971 tuve la oportunidad de asistir a un Seminario que impartió en la Escuela de Graduados de la Universidad Iberoamericana, el muy destacado antropólogo y poeta Stanley Diamond. Hacía honor a su apellido pues era en verdad un diamante intelectual, anti fascista, representante de esa izquierda norteamericana que ha sido tan perseguida en su país. Diamond enseñaba en la New School for Social Research en Nueva York al tiempo que Ángel Palerm, su camarada y amigo, lo invitó a dictarnos el estupendo Seminario mencionado. Había Stanley Diamond de publicar por aquellos días, entre otros importantes libros, uno que fue de gran influencia en el ámbito de la antropología: In Search of Primitive-En búsqueda del Primitivo- (Transactions Books, Nueva York, 1974). En una de las sesiones, Diamond expresó algo que siempre recuerdo cuando de los Estados Unidos se trata: “Los norteamericanos-dijo Diamond-no se han dado cuenta que viven bajo el control de un Estado”. En efecto, priva en ese país la añeja idea del “pionero” que decide su vida sin ninguna intermediación política, un planteamiento que se racionalizó desde los días en que Frederick Jackson Turner publicó su texto, “El significado de la Frontera en la Historia Americana” (1891), que la revista Secuencia del Instituto Mora en la Ciudad de México publicó en castellano en su número 7 del año 1987. Stanley Diamond abundaba en aquel Seminario que el pueblo norteamericano vivía bajo la ilusión de que el Estado sólo administraba los bienes públicos, pero no intervenía en nada en la vida de los ciudadanos. Los Estados Unidos eran un país de frontera civilizatoria según el planteamiento de Turner y con una historia en la que el individuo era más poderoso que el Estado. El otro factor que señalaba Diamond era el manejo político del miedo, que incluía   la noción del “enemigo de la libertad” que trataba de destruir el modo de vida norteamericano. Por supuesto, el uso de las armas es un derecho de la libertad según estos planteamientos y por ello todo ciudadano norteamericano no solo puede sino debe tener armas para defenderse del mal, de ese “enemigo” que trata de borrar de la faz de la tierra el llamado “American Way of Life”. (Por cierto, otra frase inolvidable de Stanley Diamond, expresada en aquel maravilloso Seminario en la Escuela de Graduados de la Ibero, fue: “No hay poetas malos. Hay simplemente poetas. Los llamados malos, no son poetas”. Stanley Diamond fue un poeta espléndido). Todo lo anterior viene a cuento dada la llegada al poder en los Estados Unidos de un fascista contemporáneo que es tan ignorante que ni siquiera sabe que es fascista. Apoyado en los mitos sobre la libertad individual, el papel pasivo del Estado ante la libertad individual, (que lleva a decir al Gobernador de La Florida que un individuo si piensa que su vida corre peligro por la celebración de una manifestación, está en libertad de atropellar a la multitud y eso es “legal”), y también manejando al miedo al enemigo, el Presidente de los Estados Unidos convirtió de un plumazo a los inmigrantes en el nuevo “enemigo de la libertad” del que hay que liberar al país. “Liberaremos a Los Ángeles” exclamaba una de las muñequitas de sololoy que fungen como voceras del Presidente norteamericano. Otra de estas muñequitas gritaba “liberaremos a Los Ángeles de los odiosos socialistas”. No son todos los inmigrantes los enemigos, sino sólo aquellos que no tienen la piel blanca: latinos, africanos de piel negra, asiáticos. A ellos se unen los que no son cristianos y rechazan el “American Way of Life” que es el correcto, el dictado por Dios. La verdad es que es increíble que con esas argucias se maneje a todo un pueblo al que se le supone ser la cuna de la democracia. En las pasadas manifestaciones del sábado 14, la multitud pronunció una sola consigna: “No Kings”, No Reyes, es decir, No Dictadores. Al mismo tiempo en que se desarrollaban estas enormes marchas en 51 ciudades de los Estados Unidos, el Dictador organizó un gran desfile militar para celebrar su cumpleaños número 79, con el pretexto de que celebraba la fundación del ejército norteamericano. Aquí el simbolismo es claro: el Dictador se apoyará en la fuerza. Le tiene sin cuidado el aparato legar del país o lo que el pueblo opine. La razón está de su lado: es el salvador de la Patria ante los embates del mal. La violencia de parte de los supremacistas blancos también se manifestó: en Minessota uno de estos supremacistas mató a un matrimonio disparando primero contra el esposo que era un congresista demócrata y luego mató a la esposa. Disparó contra otro matrimonio, que milagrosamente salvó la vida. Los propios noticieros norteamericanos anunciaron: “Decenas de miles de personas en todo Estados Unidos se congregaron para protestar contra las políticas de Trump.” El Presidente número 45 de los Estados Unidos es un Dictador que prepara su estancia en el poder “por secula seculorum”, como ya lo observó el propio pueblo norteamericano: “No Reyes”. Y son los inmigrantes los que a través de sus luchas han contribuido a mostrar la realidad de un Estado que sí interviene en la vida del país y que lo hace al tenor que le imprime el círculo de poder que lo controla. Uno de los dirigentes latinos de origen mexicano, Raúl Hernández, declaró: “Tienen que saber que este país está lleno de Latinos”. Así mismo, la población norteamericana de piel negra ha pagado un alto precio al ser objetivo de los embates racistas que llegan al extremo de que policías blancos asesinen a personas de piel negra. ¿Es esa la democracia? Lo más peligroso de Trump, además de su ignorancia, es que funciona por caprichos: sus asesores representan caprichos. Un día dice una cosa y al minuto se contradice, según con quien converse. No tiene idea del peligro que entraña la guerra comercial que ha desatado para girar al mundo hacia sus propios intereses. Se mete con todos, como lo hace un Dictador: hasta la Universidad de Harvard, que es el Templo Sagrado de los Círculos de Poder de los Estados Unidos, ha caído de su gracia. Amenaza a un estado como el de California, al que “democráticamente” quiere retirar el presupuesto federal. A California, que es la quinta economía del mundo. Amenaza a Rusia, pero al mismo tiempo humilla a Ucrania y no se mide al proponer la anexión de Canadá a los Estados Unidos. Aplaude el genocidio que el Estado de Israel lleva a cabo en Gaza y por supuesto, está de acuerdo con la agresión a Irán lo que pone al mundo al borde de un conflicto sumamente peligroso. Sabemos que el gobierno de Irán es una tiranía, pero es un asunto del propio pueblo iraní el derrocar a un gobierno así e instaurar una sociedad libre. ¿Cómo es posible que sea Presidente de los Estados Unidos un personaje que afirma que los inmigrantes se comen a los gatos y a los perros domésticos? Vivimos tiempos muy nebulosos que requieren de toda nuestra solidaridad con los agredidos del mundo, serenidad, e inteligencia para lograr la paz. Y hacemos votos porque ese despertar del pueblo norteamericano lleve a esa sociedad por senderos verdaderamente democráticos.

Tlajomulco. Bosques de Santa Anita. A 16 de junio, 2025

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