Errancias y encuentros

En memoria de

 José Luis Quintero Carrillo, colega.

Se despide el mes de junio, desde el sureste chiapaneco hemos tenido constantes lluvias. Las tardes se acompañan de fuertes lloviznas que persisten durante la noche y nos arrullan hasta el alba. La lluvia mueve y va limpiando el ambiente, también nos mueve internamente. Ese movimiento puede evocar alegría, nostalgia, conectar con la tristeza, la esperanza o la gratitud a la vida.

Este último sábado de junio mientras escribo estas líneas, conecto con la nostalgia y la gratitud, con el recordar que somos instantes en el universo. Dedico este texto a mi colega José Luis Quintero Carrillo, académico de la Universidad Autónoma de Nayarit, quien ha trascendido en el plano físico. Tuve la oportunidad de conocerlo en noviembre del año 2023, en el II Coloquio Internacional Sociedad, Cultura y Lenguaje, al que nos invitó Andrés Arias, colega de la misma universidad. Percibí a José Luis como una persona dinámica, amable, atenta, profesional y muy querida por la comunidad universitaria. No me equivoqué. Tuvimos poca interacción durante el Coloquio.

Entre los obsequios que para mí son muy valiosos son los libros; en el Coloquio nos obsequiaron la obra Errancias. Un construcción polifónica de la identidad, cuyo autor es José Luis Quintero Carrillo. Desde que tuve el libro en mis manos atrapó mi atención el nombre, el diseño, el contenido, el arte al exterior e interior. Lo visualicé también como un material que podría emplear con fin didáctico para los grupos con quienes doy clases.

Conecté con los contenidos, con su lenguaje, textos que son resultado de una selección que hizo José Luis de una columna periodística de su autoría escrita entre 2005 y 2012, acompañada por la interpretación gráfica que incluye el libro. Errancias tiene seis recorridos en su interior, a propuesta del autor: sangre raíz, arrebatos, palabra esquiva, crujidos, los días vencidos, del humor y otros demonios. Comparto un breve fragmento de la introducción de la obra:

“Antes de continuar , considero mi deber hacerte una doble advertencia, querido lector. La primera es que escribo estas líneas desde mi triple alteridad –me llaman José Luis, pero Pepino dice que soy Tolito –, de manera que apelo a tu complicidad y atenta lectura. La segunda advertencia –no menos importante– es que estas letras no intentan convencerte de nada, ni a ti ni a nadie… En el fondo, lo que intento es reflexionar sobe el universo que habito en relación con dos conceptos que han estado presentes a lo largo de mi vida: la multiplicidad y la fragmentariedad, como una forma de dotar de sentido a la existencia, si alguno tiene” (Quintero, 2022, pp. 17-18).

Me traje el libro Errancias a Chiapas, no solo para la lectura personal, sino para compartir con grupos de la licenciatura en Comunicación Intercultural, con quienes doy clases. En las actividades les propuse elegir algunos textos; recuerdo que leímos: Hacer la casa, Morir de amor y Nostalgia de la ausencia. En algunos momentos hubo instantes de silencio, ése que se genera cuando los temas conectan con el corazón y se hacen nudos en la garganta.

El año pasado tuve la posibilidad de estar más en contacto con José Luis, a través de la red académica tejida con Andrés. Fue grato trabajar con José Luis en un tribunal de tesis doctoral, siempre le agradeceré la oportunidad de invitarme y confiar en mi trabajo. Le compartí que habíamos leído textos de Errancias con estudiantes, le dio mucho gusto y lo agradeció. Quedó en la lista de pendientes – por nuestra agenda académica llena de actividades – esa invitación a una charla virtual para que de propia voz leyera sus textos, así como concretar otras actividades de investigación.

“Si sopla el viento a favor – esto es, si las circunstancias del viaje lo permiten —, tal vez nos encontremos en algún cruce de caminos o a bordo del mismo tren, como parte de esa misteriosa y mágica complicidad que se establece entre las experiencias y los sentimientos compartidos del lector y el autor. Feliz viaje”  (Quintero, 2022, p. 24.).

Estas líneas son de gratitud por la oportunidad de coincidir con José Luis, entre errancias y encuentros las letras también nos unen. Feliz viaje Tolito.

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