Las caras de la nostalgia

El futuro de la nostalgia

El Diccionario de la Real Academia Española ofrece dos definiciones respecto al concepto nostalgia: “Pena de verse ausente de la patria o de los deudos o amigos” y “Tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida”. Los sinónimos que dicha institución utiliza son añoranza, melancolía, pena, o distintas palabras de otros idiomas, como puede ser la saudade portuguesa o la moriña gallega. Más allá de la definición y de los sinónimos relacionados con la palabra, resulta evidente cómo los seres humanos hemos estado relacionados y sentido algo que podría caber en dichas definiciones de nostalgia.

Hace poco leí un extenso texto de Svetlana Boym (†), una multifacética narradora nacida en la antigua y actual ciudad de San Petesburgo, aunque a ella le tocó bajo el nombre de Leningrado dado que era la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) el país en el que vio la luz. Emigrada a Estados Unidos donde fue, entre otras muchas labores, profesora de la Universidad de Harvard, publicó en inglés -2001- el libro traducido como El futuro de la nostalgia, obra editada en castellano en el año 2015 por la Editorial Antonio Machado Libros.

Todos los libros pueden aportar información y ser de interés por su contenido, pero son pocos los que dejan huella por su carácter reflexivo y por abrir caminos para pensar los tiempos en que nos ha tocado vivir, al mismo tiempo que recapacitar sobre nuestra propia vida. Ese es el caso de esta obra erudita y construida a partir de fuentes tan diversas como las filosóficas, poéticas, narrativas, o gracias a las mismas experiencias personales de la autora o de emigrantes y exiliados a los que entrevistó durante años; aquellas personas que debieron abandonar su hogar originario, por decisión propia o forzados por distintas circunstancias, casi siempre relacionadas con la persecución política en sus países de origen. Esa riqueza le permite mostrar las múltiples caras y la ambivalencia contenida en las expresiones nostálgicas. Un hecho al que se debe añadir, por supuesto, la dispar utilización y contenidos de dicho concepto en distintos momentos históricos.

Así, del origen etimológico de la palabra griega, nostos (regreso al hogar) y algia (añoranza), la obra trasiega por distintos periodos para comprender su tratamiento, y nunca mejor dicho tratamiento puesto que al final de la Edad Moderna europea incluso fue atendida médicamente con sanguijuelas, por sólo mencionar un curioso ejemplo. Pero más allá de episodios anecdóticos del pasado, como el anterior, resulta evidente que la nostalgia también es plenamente moderna al ser, como señala Svetlana Boym, una “rebelión contra la idea moderna de tiempo”, así en sus palabras, el “nostálgico desea acabar con la historia y convertirla en una mitología personal o colectiva, visitar de nuevo el tiempo como si del espacio se tratara, resistirse a la condición irreversible del tiempo que atormenta a los humanos” (p. 16). Ejemplo de la ambivalencia de nuestro vivir moderno, dividido entre el anhelo de un mejor futuro y el recuerdo de las muchas cosas perdidas en lo personal o en lo social.

En definitiva, junto al reconocido quiebre moderno que representó el “Pienso, luego existo” de René Descartes, la autora rusa le añade a nuestro vivir contemporáneo el “Añoro, luego existo” (p. 38). Un juego para complejizar, como transcurre en todo el libro mencionado, el concepto de nostalgia, pero, sobre todo, nuestra existencia en el mundo en que nos ha tocado vivir. Mundo acelerado constantemente por cambios, como los ofrecidos por la tecnología, y donde buscar anclajes donde asirse pasa, en muchas ocasiones, por el recurso a la nostalgia.

No comments yet.

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Leave your opinion here. Please be nice. Your Email address will be kept private.