La Deuda: el enganche colonialista

El Capital Financiero

 

En una de aquellas excepcionales sesiones del Seminario de Verano de 1977 dictado en la Casa Chata de Tlalpan, Lawrence Krader decía que la deuda era el mecanismo por excelencia de dominio en el capitalismo contemporáneo. Ciertamente ya en 1910 Rudolf Hilferding publicaría su más famoso texto, El Capital Financiero cuya primera edición apareció en alemán en la ciudad de Viena. Hilferding es reconocido como miembro del grupo autonombrado Austromarxistas, que tuviera una influencia notable en el ámbito del pensamiento derivado de las propuestas y planteamientos de Karl Marx. Lawrence Krader, a los años, nos recordaba en aquel Seminario de Verano que es el capital financiero el que domina la dinámica de la economía-política capitalista contemporánea. En efecto, el imperialismo actual no se práctica fundamentalmente a través de la ocupación militar de territorios, aunque en nuestra época el genocidio de Gaza es un ejemplo de que aún existe el colonialismo militarizado. Pero es el endeudamiento lo que mantiene a los Estados Nacionales y a los Pueblos en un hilo. Y los beneficiarios de ello son, precisamente, los banqueros o financieros. Incluso, a nivel individual, nuestras sociedades son del “crédito permanente” lo que convierte a los trabajadores, a las clases medias en general, en eternos deudores de los bancos. No hay forma de eludir esa situación.  Recordemos casos dramáticos como el de Grecia, país al que los banqueros humillaron para dar una lección al mundo. En 2009 estalló la deuda financiera en Grecia, sumiendo a la población en una severa crisis. En 2024, la llamada “deuda pública” de Grecia constituía un 153.6% del Producto Interno Bruto. O sea, el pueblo griego trabajaba-y lo sigue haciendo- para los banqueros. Por supuesto, la “solución” a la crisis fueron más préstamos a cambio de medidas políticas que beneficiaban al gran capital. El verdugo se presenta como salvador. En Argentina la situación es impresionante con un títere del capital financiero como Jefe de Estado. En efecto, veamos: al cierre del presente trimestre, la deuda con acreedores ascendió a 20, 168 mil millones de dólares, una cifra de escándalo. Más todavía: Los varios (son muchos) de los llamados “tenedores de deuda” reclaman 13, 792 mil millones de dólares. Pero no termina allí el drama de Argentina porque hay un “resto” de acreedores que reclaman el pago de 9, 525 mil millones de dólares. El títere que controla al Estado Nacional en Argentina, para pagar esa deuda-que es a todas luces impagable-ha desaparecido todos los fondos sociales, incluyendo las pensiones. Es decir, todo el dinero que logran acumular en Argentina, recursos del Trabajo Social, es para “pagar” lo impagable. El imperialismo no necesita a un ejército sino a títeres que hagan lo que los banqueros dictan. ¿Cómo pagarán los argentinos 250 mil millones de dólares que dicen los banqueros que deben?  Si repasamos país por país la cuestión del endeudamiento, veremos que todo el mundo está endeudado variando los contextos. Según los economistas, la deuda pública se configura con la cantidad de dinero que un Estado ha solicitado en préstamo para financiar su déficit. Los financieros la presentan en términos del PIB porque así controlan la posibilidad de los pagos o bien, la renegociación eterna de la deuda. Hay casos que son destacables. Por ejemplo, la deuda pública de Brasil se presenta de la siguiente manera: el producto interno bruto en Brasil alcanzó los 1, 452. 8 mil millones de dólares según datos dados a conocer a finales del mes de diciembre de 2024. Este dato nos remite al siguiente: la deuda pública de Brasil significó el 76.1% del PIB. Gracias a las medidas cautelares del actual gobierno presidido por Lula Da Silva, los datos han ido demostrando una baja de la deuda pública que llegó al 84.4% del PIB en el mes de septiembre de 2020. Y así la van sobrellevando los Estados, renegociando eternamente una deuda que jamás pagarán. En el caso de México, la población está pagando los endeudamientos adquiridos por los anteriores gobiernos, sobre todo, desde la época de los Presidentes Felipe Calderón, Vicente Fox y Enrique Peña Nieto (Calderón y Peña Nieto viven en España, disfrutando lo que se llevaron). Según los informes dados en cantidades de pesos mexicanos, al iniciarse el mes de junio del presente año, la deuda neta del Estado Nacional Mexicano ascendía a 15 billones 691 mil millones de pesos. De la anterior cantidad, el 83.4% corresponde a deuda interna, en gran medida, gracias a la decisión del Presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, de convertir la deuda de los banqueros en deuda pública, exonerándolos de todo pago y trasladando el compromiso a la población. A ese artificio para salvar a los bancos se le conoce en México como FOBAPROA, un nombre que ilustra el humor cínico del capitalismo mexicano: FOBAPROA quiere decir Fondo Bancario de Protección al Ahorro, gracias al cual el país sigue pagando una deuda impresionante a los propios banqueros. El FOBAPROA que ocurrió en 1994 dejó una deuda impagable a los mexicanos que la están solventando a través de sus impuestos. Incluso, hay banqueros como un empresario que es dueño además de televisoras y múltiples negocios, que se da el lujo de no pagar impuestos y al día le debe al fisco una cantidad imposible de imaginar para los mortales: 74 mil millones de pesos porque no paga impuestos desde hace 16 años y por supuesto, fue uno de los beneficiarios del FOBAPROA. Desde mi punto de vistas, es este el rostro del colonialismo actual, lo que lo convierte en un elemento de los más complejo para el análisis. Los pueblos pueden presentar “libertad” en cuanto a prácticas culturales, la vida al interior de sus fronteras, etcétera, pero le deben a los bancos cantidades inmisericordes de dinero. Es decir, en el proceso de centralización y concentración del capital, son los banqueros, los financieros, los beneficiarios finales. Y al final, los gobiernos deben aceptar medidas inaceptables porque deben cantidades impagables y en algo mitiga la pena el bajar la cerviz ante el Gran Poder Financiero. Así que la economía política capitalista no reconoce fronteras sino deudores, estén en donde estén. Con todo, el centro de poder mundial ya sabemos en donde radica como lo demuestra dramáticamente el genocidio que se comete en Gaza. El colonialismo actual adquiere una complejidad mayor debido a los distintos contextos en los que se presenta. Quizá parezca exagerado decir que vivimos en una suerte de colonialismo global, pero eso es lo que indican los datos empíricos. No existe país alguno que no esté endeudado y los acreedores son los grandes capitalistas, nombres concretos, personas de carne y hueso, escondidos detrás de las siglas bancarias. La gran pregunta es ¿cómo superará el mundo esta situación?

Bosques de Santa Anita, Tlajomulco, Jalisco. A 8 de agosto de 2025

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