Cinco placas azules

Casa de citas/ 758

Cinco placas azules

Héctor Cortés Mandujano

 

En “El poeta y los sueños diurnos”, publicado en 1907, Sigmund Freud dice que “todo niño que juega se conduce como un poeta”, y al revés: “el poeta hace lo mismo que el niño que juega: crea un mundo fantástico y lo toma muy en serio; esto es, se siente íntimamente ligado a él, aunque sin dejar de diferenciarlo resueltamente con la realidad”.

Dice algo más: “El hombre feliz jamás fantasea, y sí tan sólo el insatisfecho. Los instintos insatisfechos son las fuerzas impulsoras de las fantasías, y cada fantasía es una satisfacción de deseos, una rectificación de la realidad insatisfactoria”.

Escribe José Emilio Pacheco en su Inventario “Divagación en torno a la persona” (Proceso 1297/ 9 septiembre 2001) sobre la muerte como conclusión (p. 63): “A ello sólo podemos oponer dos consolaciones: la creencia en la vida eterna, o bien la seguridad de que la inmortalidad sería la peor de las torturas”.

 

***

 

Leo La computación. Turing. Pensando en máquinas que piensan (RBA Coleccionables, 2023), de Rafael Lahoz-Beltra.

Alan Mathison Turing (1912-1954) inventó en 1936 lo que se llamó y se llama la “máquina de Turing”, que es el antecedente de las modernas computadoras; en 1939 inventa Bombe, con el que los ingleses logran romper con éxito los códigos Enigma de los alemanes, fundamental para ganar la guerra; también es el primero en introducir las “redes neuronales artificiales”; en 1952 es acusado de homosexualidad (que era un delito en Inglaterra) y llevado a juicio; a los 41 años, en 1954, se suicida (p. 11) “al ingerir una manzana impregnada en cianuro”.

Turing programó (p. 102) “el ordenador MADAM para que escribiera cartas de amor. Para su sorpresa obtuvo el siguiente texto:

 

“Querido cariñito:

“Eres mi ávido sentimiento amigo.

“Mi afecto se asocia extrañamente a tu deseo pasional.

“Mi deseo ansía tu corazón.

“Eres mi soñadora compasión, mi tierno deseo.

“Hermosamente tuyo,

“MUC (ordenador de la Universidad de Manchester).”

 

Dijo Turing (p. 103): “Una computadora puede ser llamada inteligente si logra engañar a una persona haciéndole creer que es un humano”.

Dice Lahoz-Beltra que, pese a la brevedad de su vida, Turing (p. 125) “no sólo sentó las bases teóricas de la informática, también dio los primeros pasos en el campo de la inteligencia artificial o en el de la biología matemática”.

El Premio Turing, que se convoca anualmente desde 1966 (p. 143), “es un galardón equivalente al Premio Nobel de la Informática”.

Ilustración: Leonora Ventura

Lahoz-Beltra dice casi al final del libro (p. 143): “En 2009, Gordon Brown, primer ministro británico en ese ápoca, pidió perdón oficialmente al considerar que el caso de Alan Turing había sido tratado de manera injusta. Sin embargo, en febrero de 2012, una petición de perdón póstuma presentada ante la cámara de los Lores gracias a una iniciativa que contaba con 23 000 firmas fue rechazada”.

Es curioso. Aman al científico y detestan a la persona, sólo porque decidió ser homosexual (p. 144): “En la actualidad, Alan Turing cuenta con ‘cinco placas azules’, usadas por los ingleses para indicar aquellos edificios en los que nació, vivió o murió un personaje ilustre”.

 

***

 

Leo Crepusculario (Losada, 1961), de Pablo Neruda, ese mago del lenguaje.

Serrat tiene una canción que se llama “Especialmente en abril” (en el álbum Bienaventurados, de 1987). Dice que las parejas “se dejan llevar por las emociones,/ sin atender, imprudentes,/ el consejo de Neruda:/ Que las nieves son más crudas/ en abril, especialmente”. El poema de donde extrajo el consejo Serrat se llama “El nuevo soneto a Helena” y dice (p. 15): “Comprenderás que puede nevar en Primavera/ y que en la Primavera las nieves son más crudas”.

En “Ivresse” pide (p. 17): “Oh mujer –carne y sueño– ven a encantarme un poco,/ ven a vaciar tus copas de sol en mi camino”.

En el apartado 2, de “Farewell”, escribe (p. 32): “Para que nada nos amarre/ que no nos una nada./ Ni la palabra que aromó tu boca,/ ni lo que no dijeron las palabras”.

En otro libro, Neruda escribe un poema a la muerte de su perro. Aquí, en “Si Dios está en mi verso”, habla con él (p. 56): “Perro mío,/ si Dios está en mi verso,/ Dios soy yo. Si Dios está en tus ojos doloridos/ tú eres Dios”.

En “Mariposa de otoño” (p. 59), Neruda usa el término “volotea”. Lo relacioné de inmediato con “revolotea”. Busqué su significado y resultó una invención poética que, entre otras cosas, bautizó a una aerolínea en España. Me encantó la palabra y la idea de usarla como sinónimo de vuelo libre.

Las palabras nunca dirán la verdad, no pueden, y eso convierte al escritor, al poeta, en un mentiroso. Dice Neruda en “Hoy, que es el cumpleaños de mi hermana” (p. 69): “Uno no sabe cómo va hilvanando mentiras,/ y uno dice por ellas, y ellas hablan por uno”.

En “El coloquio maravillado” hablan Melisandra, que se sabe lo mismo que su hombre (p, 97): “Cuando yo muerda un fruto tú sabrás su delicia”; le responde Pelleas, que se sabe parte de ella: “Cuando cierres los ojos me quedaré dormido”.

Y en “Final” dice (p. 107): “Fueron creadas por mí estas palabras,/ con sangre mía, con dolores míos”.

Contactos: hectorcortesm@gmail.com

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