La campaña de infamia contra la periodista Mary Jose Díaz Flores
Horacio Culebro Borrayas, actual presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Chiapas, está metido otra vez en el vendaval de la controversia y el escándalo. No es para sorprenderse. Es su territorio natural.
Polémico, temerario, excéntrico, a veces héroe, otras diablo con escapulario en el cuello, pleitea, clama y reclama. Le gustan las luces, saberse incómodo y retador sin perder de vista las comodidades que otorga el poder gubernamental. No teme verse envuelto en temas judiciales ni, siquiera, estar en la cárcel. Lo asume como parte de su historial de santo predestinado.
Desde su nombramiento al frente de la CEDH, solo era cuestión de días para verlo hundido en el griterío y la descompostura.
En el terreno de judicial ha sido denunciado de varios delitos. En 1991 se le acusó de posesión de armas prohibidas (averiguación previa 176/SE23/1991); en 1995, de robo agravado (1567/CA4/A/1995); en 2002, de privación ilegal de la libertad (258/CAJ4/2002) y en 2010, de ecocidio en Chicomuselo.
En la última ocasión, se dudaba de la veracidad del delito, y más bien se atribuían a su enfrentamiento con Juan Sabines. Aun así fue detenido el 24 de febrero de 2010. Estuvo encarcelado por varios meses en el penal del Amate.
Javier Livas Cantú, lo llamó héroe civil. “En suma, este valiente litigante chiapaneco ha pasado esta Navidad en la cárcel por oponerse la arbitrariedad. ¿Dónde hay más ciudadanos de ésos?”.
Culebro Borrayas se confrontó con el personaje más odiado de Chiapas, el peor gobernador, al que le era imposible ocultar 40 mil millones de pesos esfumados del erario.
Sabines optó por la negociación. Le concedió una notaría,unos meses antes de irse de Palacio.
El premio no fue suficiente. Culebro Borrayas siguió en su lucha pertinaz, en su ataque contra el exgobernador de barro.
Manuel Velasco, sabedor de que se enfrentaría con un hombre que le podría incomodar en su tarea pública, prefirió otorgarle concesiones: la notaría 82 dejó el municipio de Benemérito las Américas para asentarse en la próspera ciudad de Frontera Comalapa.
Horacio Culebro no se rebeló en contra del nuevo gobernador. La historia no sería la misma con Rutilio Escandón: presuntos delitos alcanzaron al hoy presidente de la CEDH.
El 21 de julio de 2019, se le dictó auto de formal prisión, acusado de asociación delictuosa y falsificación de documentos, por “adjudicar de manera fraudulenta cinco propiedades en Tuxtla Gutiérrez” (averiguación previa SPGJE/MTADRCyNPECH/002/2015 y expediente penal 10/2019).
El 8 de enero de este año, Horacio Culebro fue nombrado presidente de la CEDH, organismo que ha utilizado para su beneficio económico personal, como la compra de artículos a sobreprecio, retención de salarios, descuentos arbitrarios y pagos a personas cercanas. Por documentar estas arbitrariedades, la periodista Mary Jose Díaz Flores ha padecido una campaña de infamia.
Ella no tiene dudas: el autor de esta violencia digital es el presidente de los derechos humanos en Chiapas y su hijo Luis Enrique Culebro. El abogado no ha desmentido la acusación; por el contrario, se ha encargado de enturbiar el tema con la polémica declaración de que la “comisión salvaguarda los derechos de todos los ciudadanos, inclusive en este caso de la periodista mencionada”.
El gremio periodístico ha reaccionado de manera unánime en defensa de una de sus integrantes con mayor carrera en la actividad informativa. No la han dejado sola, ni ella tampoco se ha ocultado. Por el contrario, ha emprendido una defensa frontal para proteger su buen nombre.
Con la presidencia de Culebro Borrayas se corre el riesgo de caricaturizar a la propia CEDH. Hacerla folclor, escándalo, un organismo sin contrapeso y parte del chacoteo.
Pero la CEDH no debe ser menospreciada. Su tarea en las labores de gobernabilidad son relevantes. Deben atajarse desde ahí los escándalos, los despropósitos y los abusos de la autoridad.
Esta no será la última barahúnda del presidente de la CEDH. Está acostumbrado a vivir en los reflectores y los altavoces, sin importar las formas. Seguirá alimentando el fuego de los desatinos, pero desgraciadamente en un área muy sensible en el ejercicio urgente de construir ciudadanía.

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