El controvertido Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado

María Corina Machado, Premio Nobel de a Paz
Los Premios Nobel no suelen dejar indiferentes, en especial los de Literatura y de la Paz, dado que muchas personas tienen sus propios pronósticos. Sin embargo, los más controvertidos siempre han sido los de la Paz debido a que implican, en muchas ocasiones, posicionamientos políticos. No cabe duda que instituciones merecedoras de tal Nobel de la Paz, como el Comité Internacional de la Cruz Roja, Amnistía Internacional o Médicos sin Fronteras, encontraron un amplio soporte internacional, y lo mismo se podría pensar, si no se tiene una posición racista, los otorgados a Martin Luther King y a Nelson Mandela. Aunque, respecto a este último, a muchos nos hubiera gustado que Mandela lo recibiera antes del año 1993, dado que sus 27 años de prisión solo se acabaron con su excarcelación en 1990. Otras personas distinguidas con ese premio pueden ser discutidas, aunque no es el momento de hacer un listado de las más controvertidas.
El más reciente Nobel de la Paz, concedido a María Corina Machado, líder de la oposición venezolana al régimen político encabezado por Nicolás Maduro, no ha dejado indiferente a nadie, sobre todo en nuestro continente. El motivo esgrimido por el Comité Noruego del Nobel para dicho premio es “Por su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo de Venezuela y por su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia”.
No tengo dudas de que el régimen político venezolano es una dictadura, y el convencimiento de ello está más allá de los improperios vertidos por Donald Trump sobre dicho país. Sin embargo, tal convicción también es extensible históricamente a otros regímenes políticos que se han hecho presentes en América Latina por décadas, para ceñirnos únicamente a nuestra región. La falta de libertades y derechos civiles ha sido y es tan común en nuestro continente que se ha hecho costumbre apoyar o deplorar regímenes políticos en función de nuestro sentir político e ideológico. Esa última circunstancia es visible en el caso de María Corina Machado, bandera de la lucha por la democracia en su Venezuela natal, para unos, y representante del trumpismo para otros.
En lo personal me gustaría ver otra realidad para los venezolanos y venezolanas, muchos de ellos parte de una migración forzada y que he conocido en México y, en especial, en Panamá. Personas obligadas a dejar su país por no contar con una vida digna en su país, o por no ser partícipes del régimen político que gobierna Venezuela desde hace demasiados años.
A pesar de ello, en este texto hago extensivas mis dudas sobre la intención democrática de María Corina Machado. Esta persona, sin tapujos dadas sus acciones, ha abrazado la internacional ultraderechista como lo demostró con el discurso grabado y enviado a la reunión que, en Madrid, llevó a cabo el grupo “Patriotas por Europa” durante el mes de febrero de este año. Su mensaje estuvo en consonancia con la invitación personal que le extendió el líder del partido español VOX, Santiago Abascal, un digno representante del casposo neofranquismo hispano. Un ultracatólico, misógino y reaccionario sin ningún respeto por la democracia representativa y, mucho menos, por la libertad tan reclamada por María Corina Machado para su país. De hecho, la venezolana consideró a los representantes de esa internacional ultraderechista como sus aliados.
Por lo tanto, si los aliados de María Corina Machado son los agentes políticos que anhelan gobiernos autoritarios, quienes añoran lo peor de Europa, como son los regímenes totalitarios, me parece que el futuro de Venezuela está lejos de ser prometedor. En definitiva, la libertad pregonada por esta líder política para su país dista mucho de simbolizar los principios liberales necesarios para construir una real democracia en la nación sudamericana.

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