Los Senderos de la Antropología en Centroamérica
Durante el mes de octubre de 1994 se celebró en San José, Costa Rica, el Primer Encuentro Centroamericano de Antropología, en el Teatro Nacional de Costa Rica. Tuve el señalado honor de dictar la Conferencia Inaugural, en el contexto de un Congreso que dedicamos a la memoria de dos destacados mártires de las luchas sociales en el Istmo Centroamericano: la antropóloga Mirna Mack y el Sacerdote Segundo Montes, asesinados por la represión de las oligarquías centroamericanas. Durante los días 20 al 24 del presente mes de octubre, 31 años después de aquella primera reunión, se celebrará en Santa Rosa de Copán el XV Congreso Centroamericano de Antropología que esta vez se dedica al arqueólogo Richard G. Cooke y a la etnógrafa Reina Torres de Aráuz. Tendré, de nuevo, el honor de abrir el Congreso con una Conferencia Magistral que aborda la temática a la que se dedicarán las discusiones y reflexiones en dicha reunión: “Naturaleza y Cultura: La Problemática de la Interrelación entre Medio Ambiente y Sociedad”, texto que dedicaré a la memoria de un querido colega Guatemalteco como lo fue Carlos René García Escobar. Los antecedentes de los Congresos Centroamericanos de Antropología se localizan en las reuniones que celebramos en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, con colegas de Guatemala, a principios de la década de los 1990, patrocinadas por el Instituto Chiapaneco de Cultura. Dado el éxito de esas conversaciones, convenimos en convocar a los intelectuales en general de Centroamérica a un Primer Encuentro de Intelectuales Chiapas-Centroamérica que se llevó a cabo en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, del 8 al 12 de abril de 1991. La sede se fijó en el Teatro de la Ciudad, excelente escenario para la reunión. Acerca de estos Encuentros existe material suficiente en GOOGLE para quien esté interesado. Además, es posible consultar en línea el texto de Andrés Fábregas Puig, “Los Encuentros de Intelectuales Chiapas-Centroamérica: Una experiencia Internacional de Política Cultural”, Revista Mexicana de Política Exterior, Número 85, México, 2009, pp. 229-244. Los resultados de la investigación en antropología hecha en Centroamérica y en México, han contribuido a descubrir la variedad cultural que caracteriza a nuestros países y a situarla en el centro de nuestra vida contemporánea. Somos parte de las llamadas “Antropologías del Sur” si por ello entendemos a toda antropología elaborada con una visión contracolonial, de combate al nuevo colonialismo. Nuestra búsqueda por un mundo mejor parte de las historias profundas de nuestros países y no de imaginaciones provenientes de mundos que nos son ajenos. Los “antropólogos y antropólogas del Sur” analizamos nuestras propias sociedades, insistiendo en que la mayor riqueza que portan es la variedad de nuestras culturas forjadoras de nuestros procesos nacionales. Somos antropólogos y antropólogas forjados elaborados y crecidos en el mar turbulento de nuestras historias afirmadas en la vida cotidiana de los pueblos y naciones de los que formamos parte. Nos conciernen las reflexiones que elaboramos. Van más allá de un discurso académico acerca de nuestras sociedades y su devenir porque son visiones de nosotros mismos, de nuestro lugar en el concierto de Nuestra América, de nuestras historias posibles y de nuestras potencialidades como comunidades humanas. Desde la antropología hemos tejido los enlaces vitales de Nuestra América. De alguna manera, dentro de una u otra coyuntura, juntos hemos insistido en que la fortaleza mayor de nuestras antropologías es su plena identificación con las realidades de Nuestra América. En ello insistamos: en la vocación de contribuir a descubrir los destinos de nuestros pueblos. No aceptamos el guiño de la globalización. Nos afirmamos en insistir que nuestra articulación con el mundo se hace desde lo que somos y desde los términos que nuestras historias claramente señalan. Lo contrario es puro y claro nuevo colonialismo. Con este espíritu de visión crítica, de empeño analítico de nuestras realidades y del mundo, los y las antropólogas asistiremos a Santa Rosa de Copan, en Honduras, reafirmando el diálogo plural que nos caracteriza. Ante la mirada milenaria de una Ciudad añeja que fue hogar de una admirable civilización, reafirmaremos los lazos que unen a los y las antropólogas de México y Centroamérica, de un México que es también centroamericano y caribeño, desde tiempos inmemoriales. Si algo además nos hermana cotidianamente es el aprecio por la palabra, por la hermandad que brota de la conciencia de una lucha compartida que sigue y sigue contra el colonialismo y los embates de la codicia de aquellos que medran con el sufrimiento humano. Desde ya agradecemos y reconocemos el esfuerzo de nuestros colegas hondureños y hondureñas por reunirnos, por convocar una congregación añeja que se renueva en cada encuentro. Gracias a la Universidad Nacional de Honduras por acogernos y a la parte Hondureña de la Red Centroamericana de Antropología por hacer posible la continuidad de nuestro diálogo, de nuestro abrazo.
Bosques de Santa Anita, Tlajomulco, Jalisco. A 10 de octubre, 2025

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