James Bond, Día de Muertos y el Invento de la Tradición

Celebración en Huixtán, Chiapas. Foto: Mitzi Fuentes

En 1953, el escritor inglés Ian Fleming dio a conocer a un personaje central de su creación literaria: James Bond. Este personaje de ficción tuvo un sonado éxito, no sólo por la amplia aceptación que las novelas de corte policiaco obtuvieron del público lector, sino porque el cine llevó al espía/policía del M16 inglés (equivalente a la CIA estadounidense) a prácticamente todo el planeta. La primera novela de Ian Fleming que creó a James Bond fue titulada Casino Royale (1953) y muy pronto se colocó en la estima de los amantes de la literatura de corte policiaco y de acción. James Bond es un agente secreto británico con licencia para matar. De los varios actores que encarnaron en la pantalla al personaje de james Bond, los que tuvieron mayor éxito fueron, en este orden, Sean Connery, Roger Moore y Daniel Craig. Precisamente este último protagonizó la película titulada 007 Spectre, que tuvo una inusitada influencia en México. La película de marras fue filmada en 2015 y era la cuarta ocasión en que Daniel Craig interpretaba al famoso agente inglés. La película fue dirigida nada menos que por Sam Mendes con guion de Jon Logan, Robert Wade, Neal Purvis y Jez Buterterworth. Todo un equipo estelar de guionistas, de los mejor que ha dado el cine. La película tiene un inicio espectacular con el Desfile de Muertos en pleno centro de la Ciudad de México. Aparece en la pantalla una enorme calaca fumando un puro mientras una multitud la acompaña con diversos disfraces alusivos a la muerte. Y la acción comienza de inmediato con un James Bond saltando por las azoteas de los edificios del centro capitalino, mientras persigue a los malvados. Estas primeras escenas de 007 Spectre transmitieron un mensaje que creó a una tradición: el desfile de muertos en la ciudad de México es tradicional y tiene raíces pre hispánicas. En verdad, quienes han visto la película convendrán que esas primeras escenas de un Desfile de Muertos en pleno zócalo de la Ciudad de México son realmente de impacto inmediato. Y el mensaje fue captado: allí nació la “tradición” del Desfile de Muertos el día 1 de noviembre en la Ciudad de México. Quién hubiera pensado que un escritor inglés de novelas de acción, creador de un personaje como James Bond, tendría tamaña influencia en México, como se exhibe actualmente. En efecto, el primer Desfile de Muertos en la capital del país data del 1 de noviembre de 2016, tan solo hace 9 años. De ese año en adelante, la importancia de tal desfile ha ido aumentando y cada año la participación de los habitantes de la ciudad de México en su organización es mayor. Es probable que debido a ese éxito impensado, el Desfile de Muertos se extienda a otras ciudades del país, convirtiéndose en el evento más importante de la celebración del Día de Muertos. Mientras observaba el tal Desfile en la pantalla de TV en uno de los canales del Estado Nacional, pensé en aquel libro de otro gran autor inglés, el historiador Eric Hosbsbawm, titulado, precisamente, La Invención de la Tradición, (1983) que además contó con la colaboración de Terence Ranger. El argumento del libro es sencillo: existen tradiciones que aparentan ser antiguas o que se presentan como una herencia cultural de un pasado lejano, anclado en “nuestras raíces”, pero que en realidad tienen un origen cercano y han sido creadas por personas concretas, conscientes de lo que están haciendo. Eso es exactamente lo que sucede con el Desfile de Muertos el 1 de noviembre en la Ciudad de México. Queda la interrogante de a quien se le ocurrió la idea de presentar al tal Desfile como una “tradición” anclada en “nuestras raíces” y “parte de nuestra cultura”.  En la pasada transmisión televisiva con locutoras y locutores disfrazados de muertes, se hizo alusión constante a que “nuestras tradiciones” están vivas y que el Desfile de Muertos es una de las más arraigadas en la Ciudad de México. El discurso de Clara Brugada al respecto es una “chulada”. Durante toda la transmisión, las y los locutores insistían en la “tradición” lo que era afirmado por un conjunto de expertos, que repetían con constancia lo mismo.  La alusión a las “raíces prehispánicas” era frecuente. Una verdadera multitud, quizá cercana a las 10,000 personas, participaron en el desfile, bien organizados y con diversos disfraces alusivos a la muerte. Esas imágenes me han sugerido que más pronto que tarde, el Desfile de Muertos del 1 de noviembre en la Ciudad de México se hará tan famoso como el Carnaval de Río Janeiro en Brasil y significará una derrama económica significativa.  Seguramente en la próxima versión de este “tradicional” desfile veremos a “comparsas” bien organizadas, que han entrenado durante todo el año, para desfilar el 1 de noviembre. Vendrán los turistas que, como lo expresaron ya algunas personas entrevistadas durante el pasado Desfile, “venimos a ver esta expresión de la cultura mexicana” que es tan “bonita”. En fin, los historiadores y los antropólogos nada podemos hacer ante una tradición creada ayer y que con el paso de los años vendrá a ser un elemento básico en las fiestas de fin de año en la ciudad de México y quizá en otras ciudades más del país. Por supuesto, será una tarea interesante tratar de explicar por qué, una tradición inventada a raíz de una película de acción, cobró tanta importancia en el país pasando a formar parte de la “cultura popular” chilanga.  Veremos.

Bosques de Santa Anita, Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco. A 2 de noviembre, 2025

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