La muerte y un libro

Libros de Osher, librería independiente y de segunda mano. Foto: Eduardo Molina Jiménez
En México existen visiones culturales diferentes acerca de la muerte. Recientemente se ha publicado un libro que examina las concepciones de la muerte en nuestro país y las distintas formas de expresarlas a través del rito y la celebración. Me refiero a La Muerte. Rito y Fiesta, Margarita de Orellana, Alberto Ruy Sánchez, Coordinadores, México, Artes de México, 2025. (Colección los Indispensables). El libro en sí, es un objeto de arte y de aprecio por las ediciones bien hechas, con sentido estético. Pertenece el libro a la Colección “Los Indispensables” que ha lanzado la Editorial Artes de México, que, además, continúa con la edición de la Revista del mismo nombre. El libro al que me refiero contiene una antología que reúne a muy diversos autores de distintas épocas y diferentes en sus enfoques teóricos en el análisis de la muerte, en su doble manifestación de Rito y Fiesta. El libro está dividido en dos partes: en la primera titulada “Serenidad Ritual” escriben 8 autores, a saber: Dominique Dufétel, Ruth D. Lechuga, Laurette Sejourne, Gutierre Tibón, Mary Jane Gagnier, Fernando Benítez, Marta Turok y Gabriela Olmos, precedidos de una Introducción escrita por Margarita de Orellana. En la segunda parte escriben 10 autores también precedidos de una Introducción escrita por Margarita de Orellana. En verdad, tal como lo dice el título de la Colección, el libro es indispensable para quienes se interesen por el análisis de la concepción de la muerte en México y de los rituales diversos que acompañan a ello. Es importante leer las Introducciones que escribe Margarita de Orellana a ambas partes del libro, aunque después de ello el lector puede seleccionar el orden en que examinará los textos. En ambas introducciones, Margarita de Orellana haciendo gala de erudición y de la virtud de la brevedad, explica el contenido de cada parte del libro. Debo advertir el acierto de publicar un breve texto de Carlos Pellicer, el poeta de Tabasco que decía “voy a mis aguas”-en lugar de “voy a mi tierra”- y que en el texto antes referido explica el por qué del título de la obra: “En la noche del primero al dos de noviembre, el cementerio es muy impresionante. Las flores sobre las tumbas son muchísimas. Pero las velas encendidas sobre ellas son más. Todo el cementerio, esa noche, es un gran jardín de fuego. A media noche hay que comer y que beber. Y se bebe fuerte porque los recuerdos así lo necesitan. Caminando encontré una tumba fresca. Rezaban terminando el rosario. Me uní al grupo y respondí a la letanía. Cuando escuché “Consoladora de los afligidos” miré al cielo, me dolió la vida, y di gracias por estar viviendo”. Hago votos porque coincidan conmigo cuando lean esté párrafo de ese volcán literario que fue Carlos Pellicer, de que en este párrafo se explica el título del libro: La Muerte, Rito y Fiesta. Y por supuesto, serenidad ritual, si, porque la celebración del día de muertos es un canto a la vida. Es una invitación para invocar la memoria amorosa de los que nos precedieron e invitación a continuar el camino y saludar a la vida, como lo dice Carlos Pellicer. Es también una inmersión profunda en nuestra propia identidad: lo que somos y por qué somos. El ritual contiene la lectura del mundo que hacemos en ese momento, tomados de la mano de la memoria de quien ya no está-pero si está-con nosotros. ¡Es una maravilla de la Cultura!, de nuestra capacidad de humanizarnos a través de la creación de un ámbito que nos conduce, como si fuese un corcel rompiendo el viento, a las profundidades de nuestra condición. ¡Claro que hay serenidad en el Rito! Y solemnidad como disfraz de la alegría por vivir. No podía ser más acertado el título de la primera parte del libro, “Serenidad Ritual,” y la selección de textos que la componen. La segunda parte lleva el título de “Risa y Calavera”, que explica Margarita de Orellana en su Introducción. Profunda la reflexión de la autora de esa Introducción al fijarse y señalar la variedad de celebraciones del día de muertos. No solo importa la Cultura como tal sino el ámbito en que esta última se manifiesta: ciudades, aldeas, pueblos, el mundo rural y el mundo urbano, si, ¡claro!, pero también en cada uno de estos ámbitos existe variedad, porque es la característica de la Humanidad como un todo. Y por ello la muerte sonriente. Es una sonrisa que a la vez denota sorpresa ante la capacidad creativa de los seres humanos. ¡Y de nuevo! La muerte sonriente celebra la vida o bien disecciona a las sociedades en que vivimos, como lo advirtió ese genio llamado José Guadalupe Posada. Advirtamos, además, lo importante que es el movimiento en la celebración del día de muertos. Es así porque construimos a diario procesos y todo ello se expresa en la celebración del día de muertos, porque es también memoria de nuestra propia Historia. Lo dice bien Alfonso Alfaro en los párrafos finales de su importante texto, “La Santa Muerte y el Cuerno de Chivo”. Bello en sus ilustraciones, inteligente en su versión bilingüe español/inglés el libro La Muerte, Rito y Fiesta es un indispensable.
Netzahualcóyotl, ese gran poeta del mundo nahua, escribió: “Acaso en vano venimos a vivir/¿Con qué he de irme?/¿Nada dejaré en pos de mi sobre la Tierra?/¿Cómo ha de actuar mi corazón?/ ¿Acaso en vano venimos a vivir?/¿A brotar sobre la Tierra?
Durante la FIL-Guadalajara, a 2 de diciembre, 2025.







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