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Black Sabbath
Foto: Cortesía
En este mundo atribulado, desordenado y caótico, el fin de semana sucedió algo inédito que nos hizo cambiar de tema en los problemas mundiales. Y es el arte quien tiene la autoridad para hacerlo realidad. La música como fuerza y colectividad; comunidad y afectividad en una sola emisión.
En vez de escuchar de muertos y heridos en las guerras globales que hay en el mundo (y si se sale de control es altamente probable que no nos quede planeta), surgieron, de pronto, dos eventos mundiales que acapararon la atención mediática: la reunión del grupo Oasis y la despedida de Ozzie Osbourne de los escenarios roqueros.
Ambos eventos alusivos al rock, no otro estilo, siempre a la vanguardia de las mejores causas y ahora lo coloca, todavía, como referencia de algo que une las industrias culturales en el mundo mediático y de consumo que tenemos enfrente.
El caso de Oasis en otra ocasión lo comentaremos. Hoy, nuestra atención es el tema Ozzie Osbourne, ex cantante de la banda Black Sabbath y personaje imprescindible en toda la historia del heavy metal. La despedida del gran Ozzie se ha convertido en el evento musical más comentado del orbe porque constituyó su adiós como artista, pero también la despedida de la legendaria banda, Black Sabbath, una agrupación de músicos que no tocarán más juntos. Nunca más.
El adiós es un concepto muy poderoso porque puede significar el olvido definitivo. Pero aquí es todo lo contrario: este adiós tiene la fuerza del recuerdo y el legado; de la historia musical que reprodujo de muchas formas nuestra manera de estar en el mundo; porque despedimos a una de las más grandes bandas de toda la historia del rock y más allá, de la música popular y de masas.
Tan es así, que el mundo mediático se paralizó el sábado por la trasmisión del concierto en vivo, llevado a cabo en Birmingham, el origen de todo, el regreso a la leyenda, la última aparición de Black Sabbath en vivo.
La despedida de Ozzie ha sido un pretexto. El mismo un personaje polémico, pero tan elocuente a la hora de transmitir la savia del rock. Nunca fue gran vocalista, pero en el rock no se trata de eso, sino cómo transmites cosas. Y ahí, como nadie, el master Ozzie, demostró que el rock es uno de los más poderosos vehículos para expresar cosas. En su adiós estamos recopilando su aporte a la cultura musical, que se vio en este concierto transmitido en todo el mundo, con las bandas más representativas del género, haciendo homenaje a sus jefes musicales. No es cualquier cosa. Hablamos de una convocatoria sin precedentes de los más grandes grupos representativos de heavy, como casi nunca se ha visto.
La historia social de nuestras sociedades siempre ha ido asociada a la historia cultural y, entre ellas, como baluarte y cimiento de nuestros imaginarios, la música. No hay sociedad que no la haga suya como telón de fondo, pero sobre todo, como el engranaje de nuestras emociones con el mundo real. Sin ella, no habría forma de interpretarnos como seres humanos.
Black Sabbath, es un grupo que inició un estilo sónicamente potente e inventó un discurso que, después de muchos años y muchos debates, ahora se llama “heavy metal”. Todo lo que lleva de adjetivo en el rock, la obscuridad como elemento, la forma de ser oculta y transgresora, el “negro” como emblema, se lleva a cabo por esta banda de Birmingham. Influencia, desde 1968, que ha logrado en la música del rock una especie de volcán en erupción constante, a partir del estilo que ellos crearon.
Quizá no haya un grupo de rock en el mundo que no esté influenciado, de alguna manera, por las articulaciones musicales que los Sabbath propusieron. Ellos son lo que el rock, en sí mismo, representa. Dieron vida a esa esencia que lo caracteriza: lo “pesado” de su música, forma parte de una intensa saga generacional de nuestra vida cotidiana. Un dato de la cosa roquera: Bill Ward, el temible baterista mítico de la alineación original, panzón, sin cabello, en la segunda canción se quita su camiseta negra y deja ver su propia corporalidad esculpida por muchos años, 77 para ser exactos. Es el rock y la libertad, la forma de ser como quieres ser.
El nombre de la banda forma parte de la cultura Pop a nivel mundial, porque la gente sabe de su existencia, sin que sea fan de ella o su estilo. Pocos colectivos artísticos del rock pueden lograrlo. Si preguntáramos a la gente común quienes son los Beatles, los Rolling Stones, Led Zeppelin o Black Sabbath, sabrán a quienes se refieren. No importa si les gusta o lo hayan escuchado, su presencia en la cultura popular y de masas tiene gran penetración y trascienda generaciones. De ahí su grandeza. Han logrado socavar las impenetrables barreras de los estilos y de las modas en la música comercial. Y por supuesto, Black Sabbath no es, no por asomo, una banda de rock mercantilizada. Por eso el homenaje: una banda de rock “puro” que es conocida por una audiencia de niveles planetarios.
La influencia de Black Sabbath es tan potente en la cultura popular y de masas que paralizó el mundo mediático del fin de semana. Todas las redes sociales hablaron de ello. Y siguen hablando.
Ozzie ha estado muy enfermo desde hace algunos meses, a sus 76 años su cuerpo reproduce los años de intensidad roquera. Su homenaje es, al mismo tiempo, un agradecimiento a su creación artística, 40 años en el rock. Pero significa también la despedida, junto a él, de la más potente banda que haya existido en el heavy metal y como su vocalista seminal. Porque Ozzie también fue Black Sabbath y viceversa.
En este adiós sin despedida, se nos va una parte de nuestras vidas musicales. Insisto, no es una pérdida, pero si renovación, reconversión personal y generacional. Ya se fue una época y con ella una parte de nosotros. No es dolor sino homenaje. Agradecidos de ser parte de este mundo con ustedes, Black Sabbath y su príncipe oscuro, Ozzie Osbourne. Gracias por tanto, hermanos.
“Los generales se reunieron en sus masas
igual que las brujas en misas negras.
Mentes malvadas que planean la destrucción
hechiceros de la construcción de la muerte.
En los campos, los cuerpos ardiendo
mientras la máquina de guerra sigue girando
Muerte y odio a la humanidad…”
War Pigs.

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