La fiesta de la última teja

La fiesta de la última teja

Por Marte Fabio Gálvez

Al llegar a Tuxtla Gutiérrez observé, un domingo de invierno, “La fiesta chiapaneca” en el teatro al aire libre “Bonampak”. Allí pude admirar una hora dancística musical que recogía todas las tradiciones del rico estado de Chiapas. En esta presentación artística, lo que más llamó mi atención fue “La fiesta de la última teja”.

Resulta que esta celebración, característica exclusiva de la etnia zoque, en proceso de extinción, se refiere a que los antiguos determinaban celebrar la fiesta de la “última teja”, justo cuando la construcción de la casa había terminado; es decir, cuando lo único que faltaba era poner la última teja, o sea la última pieza del tejado o techo de la casa.

En el festival artístico que observé, dijo una señora lo siguiente: “Nosotros no somos como los presidentes municipales, los gobernadores o los presidentes de la nación, que hacen un gran alboroto, gran fiesta y gran ceremonia cuando ponen la primera piedra de una obra. No nos gusta así porque ellos ponen la primera piedra, hacen la gran fiesta y después no se acuerdan de los que prometieron edificar. En cambio nosotros, calladita la boca, trabajamos piedra sobre piedra, ladrillo sobre ladrillo, adobe sobre adobe, hasta que terminamos la casa. Y cuando solo nos falta poner la última teja sobre el tejado, entonces invitamos a nuestros compadres, a nuestros más queridos amigos, a nuestra familia y a los padrinos de teja”.

La teja de barro –rojo ladrillo– es generalmente nueva. Se viste con papel de china o papel crepé de vivos colores. Como parte de su decoración, sobre ella se detiene una cruz, una paloma, una figura humana relacionada con un santo, con los dueños de la casa o algún otro elemento ornamental.

La fiesta de la última teja

La ceremonia de colocación de la última teja, implica que todos los asistentes a la fiesta desarrollen su mayor interés de observación, para reunirse a ver que una persona de la familia sube al tejado por una escalera de madera y coloca la teja adornada. Teja que no es la última del tejado formal, sino el último detalle ceremonial.

Al momento de colocar la última teja, en el centro de la fila superior del tejado (caballete), los invitados aplauden, la marimba toca una diana y truenan al aire los “triques” o los cohetes con luces de colores, según la capacidad económica de los organizadores de la fiesta.

Posteriormente, se enterraba vivo un gallo, un chivo o borrego en el centro de la sala, para evitar que falleciera algún familiar al habitar la nueva vivienda. Se rellenaba el agujero y se apisonaba para que se pudiera bailar. Los primeros en hacerlo eran los padrinos de gallo, de chivo o de borrego; conocidos –entre los tuxtlecos– como “compadres de gallo, de chivo o de borrego”.

Este es, o por lo menos era, el protocolo tradicional de culminación, estreno e inauguración de una nueva casa, entre los antiguos descendientes de los zoques. La costumbre solamente persiste en pequeños núcleos de población a donde no se ha filtrado del todo la modernidad, dado que en la mayoría de las construcciones actuales ya no hay tejados y se privilegia el uso del concreto armado.

Entonces, aquella fiesta de la casita blanca y bonita que se ponía a la orden de la familia, amigos y vecinos, con la última teja, entre banderitas de colores, pozol en jícaras, marimba, cohetes y baile en el patio, es un detalle que solo queda en el recuerdo de los mayores y en las notas descriptivas de quienes recogieron su experiencia.

 

LA ÚLTIMA TEJA

 

Nelly Gallardo Borges

 

La sombra de una casa

se corona con la última teja

 

Almas en jolgorio

las reparten días antes

a quienes las devuelven

con papeles de colores

de un país lejano,

con cruces

con imágenes

para colocarlas como escudo divino

en la cúspide de su refugio.

 

El festín en grande.

Rituales de sacrificios:

una  cabra, una oveja, un gallo,

salvadores de sus habitantes.

 

En medio del salón

alegría sin fin provoca la algarabía:

¡Baile, música de viento!

 

Bajo el umbral:

trece monedas, enseres mágicos

dadores de abundancia por siempre

en el hogar .

 

Tradición milenaria, perdurable, forjadora de compadrazgos,

en la última instancia

unirse en franca comunidad

Última teja:

final de la jornada

sueño tranquilo,

segura la morada.

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