De los votos y los votantes

Por Maximiliano Ruiz Sánchez*

A tres semanas de la elección más grande en la historia moderna de México, la ciudadanía se prepara para ser partícipe de ella; desde los ámbitos de la participación activa desde las candidaturas; al interior del desarrollo de la elección; o, simplemente sufragando por alguna u otra opción.  Es durante el desarrollo de este proceso, donde la democracia se vuelve un concepto constante en la mayoría de los discursos y en la mayoría de los debates.

A pesar del constante llamado hacia el ejercicio activo del voto, dentro del ideario ciudadano, persiste la desconfianza ante el ejercicio del mismo, esto como resultado de la poca confianza en la clase política y la falta de certeza ante un posible cambio social. Es claro que la ciudadanía confía en las Instituciones encargadas del desarrollo de las elecciones, pero sigue persistiendo una resistencia hacia los Partidos y todo lo que estos representan.

La construcción de Instituciones Democráticas Autónomas (INE, Órganos electorales de las Entidades Federativas)  ha favorecido en gran medida a la consolidación de la Democracia en México, puesto que al crearse y configurarse Sistemas Electorales modernos, la ciudadanía asiste con mayor confianza a las urnas para emitir su voto en favor de una, u, otra opción, lo cual ayuda a la consolidación de Gobiernos, así como a la formación de mayorías y minorías al interior del Congreso General, y dentro las Legislaturas Locales.

La confianza ciudadana hacia el árbitro electoral hoy en día representa la consolidación de los procesos democráticos, esto se refleja directamente en que el Instituto Nacional Electoral se ubique como la tercera institución en la que más confía la ciudadanía, esto según datos de la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI) realizada en 2020 por el INEGI.

Hoy en día la polarización presente al interior del Sistema Político Mexicano representa un lastre y un peligro que puede afectar de manera directa a la confianza de la ciudadanía hacia las autoridades electorales, puesto que; aquellos discursos basados en la descalificación alientan a que: la ciudadanía se abstenga de emitir su voto; o bien: desconozcan los resultados de las elecciones, creando así un clima perfecto para que prevalezcan los discursos de odio, el desconocimiento a los derechos de otras y otros y el resentimiento sobre agendas reales.

Frente al próximo proceso electoral, se necesita: seguir afianzando la confianza ciudadana en las Instituciones y  en su derecho al voto, así como en la esperanza de un cambio positivo, por tal razón quienes se encuentran participando en alguna contienda deberán: actuar con suma congruencia y responsabilidad ante su electorado;  mientras que aquellas ciudadanas y ciudadanos que participen en el desarrollo de la contienda desde las autoridades electorales deberán afianzar la confianza ciudadana en la contienda electoral y sus resultados; y por último, quienes se encuentren inmersos en la sociedad civil tienen la obligación de llamar al voto razonado y consciente.

A México le ha costado muchos años y muchas vidas la consolidación de los procesos democráticos, por tales razones votar y ser votado es una responsabilidad compartida donde los dos factores principales de la ecuación son necesarios: los votos y los votantes.

*Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Chiapas.

ruizsanchezmaximiliano@gmail.com

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