¿Mensaje?

Buque Escuela Cuauhtémoc
Foto: Cortesía

Hechos de una semana difícil: negación de la visa a una gobernadora morenista y sus secuelas. ¿Por qué no esperar que ingresara al territorio como ocurrió con otros funcionarios priístas y panistas? El cálculo del golpe mediático en una coyuntura donde unas supuestas listas de políticos mostraría el perverso vínculo narcotráfico-gobierno. Pero ese listado no existió, como tampoco -desmentida por la embajada estadounidense-: que sus agentes especializados y militares estaban en territorio mexicano, algo que la presidenta mexicana había puntualmente desmentido y, más aún, negado esa terca posibilidad con un respaldo de la soberanía nacional. Palabra precisa, puntual como la antítesis del imperialismo.

Había más: drones merodeando la frontera norte de México, ex trabajadores de la embajada norteamericana asesinados en Jalisco. Si laboraban o habían laborado, es es la pregunta.   Mientras tanto, un avión caza F5 Tiger de la Fuerza Aérea aterriza de emergencia averiado. El sábado el velero de la Marina mexicana colisiona en el puerto de Nueva York, acaparando  prácticamente todos los medios de comunicación y de desinformación. El secretario de la Marina de México expresó que fue un capitán norteamericano el que estaba encargado del zarpe, aunque también añadió que tuvo poco tiempo para detener la inercia del buque sin que los motores encendieran. Sin embargo, pocos han puesto atención a los llamados de ayuda hechos desde el buque a la deriva antes de la colisión, como dijeron autoridades portuarias de Estados Unidos. Sin remolcador enganchado al buque mexicano como establecen las normas marítimas, las preguntas son más que las respuestas.

Autoridades estadounidenses declararon su intención de ingresar al barco, pero no ha sido permitido por los marinos mexicanos. Seguramente hay un registro equivalente a una caja negra, donde se oiga lo que sucedió en ese breve tiempo al que hace referencia el secretario de la Marina mexicana. Se espera aún la declaración del capitán que iba a maniobrar la salida del buque, quien hasta hoy no se sabe su nombre. ¿Acaso nadie lo vio salir del barco si es que en realidad el condujo?

Días particularmente difíciles para el gobierno morenista. Inicia otra semana con el asesinato de funcionarios morenistas del gobierno de la CMX, ocurrido durante la conferencia mañanera y con la presencia del gabinete de seguridad. ¡Vaya coincidencia! Mucho de todo esto coincide también con la llegada del nuevo embajador norteamericano, un exmilitar especializado, con un pasado vinculado al servicio de la CIA quien, en uno de sus primeros actos, acaso el primero, compartió mesa, brindis y canto con alguien de apellido Verástegui… Exageraciones quizá, conspiración, tal vez; pero las presiones del gobierno de Trump no vienen sólo del frente comercial sino igualmente del militar y de la seguridad.

La imagen de que México es un país inseguro ha sido recogido y recibido por algunos como un proyectil mediático y de propaganda política. Dejar que el miedo se suelte cuando está en puerta un llamado a la sociedad para depurar una institución también ligada a la seguridad, como es el Poder Judicial, sería como si los Estados Unidos bateara la pelota hacia México.

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