Monroe

La paz de Trump es el reflejo del imperialismo estadounidense
Foto: Redes sociales Donald Trump
No es que la doctrina Monroe regresó: nunca se ha ido. Los asesores del presidente Trump simplemente le dijeron que siguiera los pasos de sus antecesores: —aplique nuestros principios de política exterior—dijeron. Su “neomonroísmo” es una copia actualizada de aquella doctrina que a partir de 1823 serviría para contener la amenaza geopolítica de ingleses, franceses, holandeses, portugueses y españoles en América Latina. después de que el moribundo imperio español dejaba un vacío, éste tendría que ser llenado por Estados Unidos, en una lucha que le diera la razón defensiva del continente el cual abarcaba desde Cuba y el Caribe, hasta Nicaragua y Centroamérica. Mucho después, no fueron los eternos enemigos “comunistas” soviéticos primero, rusos después, el objetivo principal del menú monroísta durante la guerra fría, no; resultó ser también China.
Con reservas probadas de petróleo en el mundo, con 950 sanciones comerciales, expulsada del sistema financiero internacional, con más de 300 mil millones de dólares extraídos en cuentas bancarias en el exterior, y que Estados Unidos le robara en 2023 la empresa petrolera Citgo, Venezuela fue obligada a aliarse con otras potencias, como lo expresó el presidente Maduro a la agencia estatal china Xinhua; además, que China sea uno de sus principales acreedores e importador del petróleo venezolano.
Si en algo tiene razón la propaganda capitalista (inversores, bancos y empresas), y que los cipayos la griten espantados, es que Venezuela sí ha tenido en mente la construcción de un socialismo. Hugo Chávez lo dijo: “… ¿qué produjo todo esto? Golpe el 2002, paro patronal, sabotaje petrolero, contragolpe, discusiones y lecturas. Llegué a la conclusión (…) que el camino para salir de la pobreza es el socialismo […]” Después de haber tomado como proyecto original e intentar creer en “humanizar” al capitalismo, cuya raíz estaba en la tercera vía, expresaría: “Hoy estoy convencido que es imposible […] me convencí que el socialismo es el camino […] creo que debe ser un socialismo nuevo, con planteamientos frescos, acoplado con una nueva era que apenas está comenzando. Por eso me atreví a llamarlo ‘socialismo de Siglo XXI’, como proyecto. Creo es un reto, un desafío”. (Entrevista del chileno Manuel Cabieses en 2005, citado por Beatriz Stolowicz, El misterio del posneoliberalismo, vol. 2 ILSA, Colombia, p. 742, nota al pie de página 3.)
Esta alternativa socialista se volvió un reto y un proyecto al Estado neoliberal, con una democracia social distinta al Estado benefactor, al populismo y al socialismo real; y como alternativa fue atacada por ser una amenaza al capitalismo, y prever el efecto dominó en América Latina. Los gobiernos nacionalistas o populistas fueron sometidos a presiones, descalificaciones, endeudamiento, y a “desestabilizaciones naturales o inducidas”, como escribiera el sociólogo Pablo Gonzáles Casanova. Hoy Venezuela representa lo que James Monroe creía: América debe ser reconfigurada para y por sus corporaciones… Sólo que China difícilmente dejará que sus inversiones sean retiradas, a menos que esa disputa comercial cruce la línea bélica.







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