Trabajan ciudadanos para rescatar Museo de la Ciudad de Tuxtla Gutiérrez

 

La rehabilitación de este espacio incluye que ciudadanos puedan realizar en el edificio foros, encuentros y expresiones artísticas. Foto: Ángeles Mariscal/Chiapas PARALELO

La rehabilitación de este espacio incluye que ciudadanos puedan realizar en el edificio foros, encuentros y expresiones artísticas. Foto: Ángeles Mariscal/Chiapas PARALELO

El Museo de la Ciudad de Tuxtla Gutiérrez, ubicado en el centro de la capital de Chiapas, es uno de los cuatro edificios catalogados por el INAH como Monumentos Históricos y Artísticos de esta ciudad. Durante las últimas décadas ha sobrevivido a las políticas de “modernidad” que acabaron con construcciones y edificios antiguos de la zona, ahora ciudadanos trabajan para restaurarlo y socializar el espacio.

Es una edificación de dos pisos, en formal de “L”, construido entre los años 1941 y 1942, para albergar a la Presidencia Municipal de la capital de Chiapas. Se encuentra en la esquina que forman la 2ª calle Poniente Norte y la Avenida Central, llamada durante la Época de la Colonia Calle Real.

La placa de madera pintada que fuera colocada durante su inauguración, y que ahora se encuentra en una bodega en espera de ser restaurada, señala que el predio de unos 2,000 metros cuadrados donde fue edificado, es donación del ciudadano Noé Vázquez.

El edificio fue diseñado por el arquitecto Francisco D’Amico, en estilo neocolonial, se añadieron ornamentos de distintas corrientes artísticas, principalmente ajaracas estilo árabe y mudéjar, por lo que el INAH consideró al edificio de tipo “ecléctico”.

La obra estuvo a cargo del arquitecto y pintor Andrés Luna, originario de Puebla, quien eligió pintar la fachada del edificio color marrón, y de blanco las cientos de ajaracas que cubren las paredes. El interior es totalmente blanco. Aún conserva sus colores originales.

Hasta 1881 el edificio fungió como Palacio Municipal. Ese año, como parte del proyecto de “modernizar la ciudad”, el entonces gobernador Juan Sabines Gutiérrez, permutó el lugar a la Confederación de Trabajadores de México (CTM), quien a cambio entregó un predio para construir un nuevo Palacio Municipal.

Entre 1981 y 2000 la delegación de la CTM ocupó la edificación. En ese periodo se añadieron en el patio interior dos hileras de cuartos que fungían como oficinas. En el año 2000 el gobierno estatal decidió recuperar el edificio –dado su valor histórico y artístico- y lo entregó en comodato a la Fundación Fernando Castañón Gamboa, para albergar el Museo de la Ciudad de Tuxtla Gutiérrez.

Para las obras de restauración y museográficas, el gobierno estatal donó 1.7 millones de pesos, y el municipal 1.2 millones. Seis años después la primera cantidad tuvo que ser rembolsada por no haberla ejercido para el fin al que fue entregado. Con el recurso municipal se reparó el techado y se construyeron plafones de madera.

Sin embargo el lugar permaneció parcialmente cerrado, y quedó inconcluso el proyecto del Museo de adaptar 18 pequeñas salas en planta baja y 20 en la planta alta, para difundir a través de exposiciones temporales y permanentes, la historia de la capital de Chiapas, desde sus antecedentes zoques, pasando por la época de la conquista española y fundación de los dominicos, hasta llegar al desarrollo socio-cultural actual.

En 2012 un grupo de ciudadanos decidieron conformar la asociación “Amigos del Museo”, y recuperar el proyecto museográfico. Al llegar lo que encontraron fue una edificación deteriorada, con goteras en sus techos, y la carpintería de puertas y ventanas carcomidas por la humedad y la polilla.

Para hacerse de recursos la nueva administración realizó un convenio con la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) para que esta institución entregara 10 mil pesos mensuales –que sirvieron para pagar adeudos de luz y agua principalmente- y a cambio utilizara algunas de las salas.

Se requiere sin embargo una primera inversión de 20,000 pesos para reparar la techumbre y las puertas y ventanas, antes que temporada de lluvia de este año continué deteriorando el edificio.

Actualmente, a pesar de las condiciones del lugar, la voluntad de ciudadanos, que de manera altruista donan su tiempo y algunos recursos, permiten que se mantengan abiertas al público tres salas donde se exhiben fotografías, muebles, libros, ropa, utensilios y arte sacro; que representan las diferentes épocas de la ciudad, desde sus raíces zoques, novohispanas, a la época contemporánea.

 

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