Mequé: fuente de la resistencia
Por Fernando Híjar Sánchez (*)
Las culturas musicales de la tradición surgen, se desarrollan y perviven en contextos rituales y celebratorios que les otorgan fundamento y razón para mantenerse y renovarse. En el caso de la música zoque de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, es en el Mequé o la fiesta, en donde se manifiestan en plenitud los elementos identitarios de esta comunidad, la cual se encuentra inmersa y dispersa en la ciudad y sus alrededores.
Cuando hablamos de los zoques de Tuxtla, nos referimos a sus descendientes, a quienes se asumen como tales y a los sectores urbanos que se identifican con su culto y prácticas religiosas. Aunque en la actualidad su idioma ha caído en desuso, la ciudad está permeada por el pasado y presente de la cultura zoque. Persisten, de hecho, muchos elementos que la ubican en el universo de los pueblos indígenas de México.
La música zoque, al igual que las diversas manifestaciones de su patrimonio cultural, está vinculada estrechamente a los distintos sistemas de cargos y a sus profusos calendarios festivos. De ellos es en la Mayordomía Zoque del Rosario donde resaltan los elementos históricos que la ubican como el sistema de cargos que mejor refleja las expresiones y prácticas culturales de los zoques de Tuxtla, o lo que ellos llaman el Costumbre, es decir, el conjunto de valores, formas y códigos que rigen en las celebraciones. Pero el Costumbre va más allá de un sistema normativo: es una visión profundamente espiritual de concebir la vida y la muerte.
La Mayordomía a lo largo de su historia ha sido golpeada por diferentes frentes para arrebatarle su fuerte presencia y arraigo en la sociedad tuxtleca y sobre todo su valiosa autonomía que la caracteriza. Éstas embestidas van dirigidas precisamente al corazón de su cultura: el Mequé, con la ausencia de las fiestas, el Costumbre se debilitaría interrumpiendo, de este modo, la continuidad cultural.
La Iglesia Católica a través de la diócesis de Tuxtla, temerosa de la fuerza de la Mayordomía, en el año 2004, trató de arrebatarles un culto ancestral y con ello desaparecer las fiestas entorno al mismo, afortunadamente supieron sortear este problema y salieron fortalecidos. La Mayordomía Zoque del Rosario ha guardado una sana distancia de las instituciones religiosas y llevan adelante sus prácticas, cultos y creencias independientemente de la burocracia católica.
El gobierno local ha tratado de apropiarse, tergiversar y manipular sus manifestaciones culturales, por ejemplo, el Carnaval de la ciudad, mal llamado zoque, lo han convertido en un desfile de comparsas y carros alegóricos que nada tienen que ver con la tradición. Los músicos y danzantes decidieron no participar en el mismo y siguieron llevando a cabo su celebración con las formas y momentos que marca el Costumbre zoque.
Las Iglesias evangélicas, al prohibir el culto a las imágenes religiosas y por lo tanto sus fiestas, han mermado las expresiones culturales zoques, no sólo han cooptado ha ciertos sectores de la sociedad tuxtleca, sino también a músicos jóvenes de la tradición que han optado por estas religiones, de esta forma han contribuido, en parte, al rompimiento del proceso de transmisión generacional de la música zoque.
La visión fragmentada y limitada de instituciones, investigadores y cronistas que tomando como argumento “la desaparición de la lengua zoque” en Tuxtla, ha llevado a una negación de su existencia y por lo tanto de sus expresiones culturales. Algunos investigadores calificaron a la música tradicional como primitiva, monótona e infantil, aparte de estar equivocados, con estas afirmaciones se cierra toda posibilidad de entendimiento y diálogo con los portadores y creadores de las expresiones culturales zoques.
Lo anterior y desde luego la cada vez más marcada influencia en el gusto de la población citadina de la música “comercial norteña” han invisibilizado a la música tradicional, sin embargo, ésta se encuentra viva y vigente adaptándose “a la modernidad” sin renegar de sus raíces.
De este modo la música de los zoques se encuentra en permanente resistencia, los piteros, tamboreros, jaranistas, danzantes, la Mayordomía en su conjunto y los amplios sectores que se identifican con ellos, están consientes de revitalizar día a día al Mequé: la fiesta que aglutina, cohesiona, da sentido a su vida, enriquece la diversidad cultural y contribuye a mantener sano y latente el tejido social.
Puertarbor, producciones culturales con el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes a través del Programa Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales, Emisión 2012; realizó el primer documento sonoro de los zoques de Tuxtla ¡Viva el Mequé! música y celebraciones, el cual será presentado el próximo miércoles 30 de octubre a las 18:00 hrs en el Salón Bonampak del Centro de Convenciones y Visitantes por la Antropóloga Dolores Aramoni, el músico Federico Álvarez del Toro, el Albacea principal de la Mayordomía Samuel Ramos y los productores Aurora Oliva y Fernando Híjar; así como la participación de músicos y danzantes. Entrada Libre.
*Promotor cultural y productor discográfico.
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