Hágalo usted mismo

En 1922 en su libro Rover Scout el autor Baden Powell creador del movimiento Scout habla sobre la importancia de saber hacer las cosas uno mismo. Aunque nunca fui Scout, conozco varias personas que sí lo fueron y por ello es que descubrí éste libro que en el idioma español mal titularon con el nombre de Roverismo hacía el éxito. Comparto aquí algunos pasajes que me gustaron.

Ilustración de Frank E. Schoonover. Apareció en la revista Harper de 1911

Ilustración de Frank E. Schoonover. Apareció en la revista Harper de 1911

Encuentro que el hábito de hacer uno las cosas por sí mismo, crece en uno y se extiende a todas las ramas de su ocupación cotidiana. Una regla muy eficaz es esta: «Si deseáis que una cosa se haga, hacedla vosotros mismos», y esto debe constituir para vosotros la orden del día.

Aún los pequeños quehaceres de la casa despiertan interés y enseñan multitud de cosas. Después de un poco de práctica, ya da uno en el clavo con el martillo en vez de darse sobre el pulgar, y pronto se adquiere habilidad con los dedos tratando de arreglar la instalación eléctrica.

Cuando la primera guerra nos privó de nuestros abastecimientos de verduras y frutas, nos trajo la bendición de enseñarnos a muchos cómo cuidar un jardín y cultivar nuestros propios alimentos. El racionamiento ha causado más perjuicio a las cantinas que cualquier ley dada por el Parlamento sobre temperancia y al mismo tiempo ha proporcionado mayor bienestar, salud y alegría, que cualesquiera leyes sobre sanidad o política. Un jardín propio constituye una gran afición para cualquier hombre, y la mejor cura de descanso que un trabajador puede tener. Para muchos constituye el primer gusto real de vida al aire libre, proporcionándoles su introducción a la materia de cómo cultivar plantas y cómo evitar plagas: constituye un estudio de la Naturaleza.

Ilustración por Frank E. Schoonover

Ilustración por Frank E. Schoonover

Es una inclinación de todo muchacho el tratar de hacer las cosas por propia mano, pero muchos hombres pierden esta atracción conforme crecen. mas si conservan el gusto por esa forma natural de autoexpresión y de satisfacción del deseo natural de producir, esto se convierte en un hábito que en más de una ocasión ha llenado una vida inútil. Un hombre con aficiones nunca dispone de tiempo para desperdiciar, nunca tiene tiempo para aburrirse y no es fácilmente llevado a otra clase de atracciones, tan anunciadas en la prensa. Las aficiones constituyen para él una salvaguardia.

Las aficiones y los trabajos manuales conducen a la destreza, ya que el hombre pone en ellas todo su pensamiento y toda su energía sobrante al tratar de ejecutar alguna obra, y no puede menos que desarrollar en forma considerable la perfección en su trabajo: y cuando el cerebro dirige las manos, la imaginación y los recursos resaltan, de ahí que una afición puede convertir al que la tiene en un inventor.

Cuando uno pasa la vista alrededor de su cuarto, de su oficina o de su taller, encuentra centenares de artículos que son el resultado de un invento hecho por algún hombre. Así pues, si uno tiene aficiones, está dentro de sus facultades el poder desarrollar algún invento que no solamente le puede ayudar monetariamente, sino que es una bendición para sus semejantes.

Con frecuencia también, por la práctica de aficiones, un hombre encuentra una que, aunque totalmente aparte de su actual profesión, pueda ser aquella para la cual la Naturaleza lo había dotado mejor y pronto le demuestra que esta nueva línea es la verdadera carrera que él debe seguir y si antes él era una cuña redonda en un agujero cuadrado, ahora el agujero se habrá convertido en redondo y la cuña ajustará con perfección.

Pero de cualquier manera con mucha frecuencia, si no generalmente, las aficiones pueden producir dinero cuando uno lo necesita y si yo no abogo por conseguir dinero por el solo hecho de tenerlo, sí reconozco ampliamente la necesidad de contar con cierta cantidad de éste que le permita a uno ser independiente y no una carga para los demás.

Ilustración por Frances Anne Hopkins, titulada Canoe Manned by Voyageurs Passing a Waterfall de 1860.

Ilustración por Frances Anne Hopkins, titulada Canoe Manned by Voyageurs Passing a Waterfall de 1860.

En un viejo libro de cacería titulado Jorrocks, se describe a cierto personaje «Joggleburv Crowdy», cuya gran afición era cortar varas en los matorrales y bosques para convertirlos en bastones. Yo también poseo esa afición entre otras muchas y aún cuando no parece ser muy emocionante, sin embargo, cuando uno la practica es lo suficientemente atractiva para llevarlo a uno kilómetro tras kilómetro tratando de conseguir una buena vara en vez de hacer la caminata aburriéndose soberanamente, y la satisfacción de conseguir una de estas ramas, enderezarla, curarla y hacer de ella un buen bastón, es en verdad grande.

Hago mención de esto, solamente para demostrar cómo la más sencilla de las aficiones, una que todo el mundo puede practicar, tiene su atractivo. Más aún; tiene un valor retributivo, y más de un muchacho conozco yo que, habiéndose aficionado por esta clase de trabajo, puede ganarse honestamente con él, buenos pesos.

Pero un hombre que descubre su afición particular, puede con frecuencia obtener de ella buenas utilidades y así, en vez de tratar lo imposible, o sea hacer dinero por medio de las apuestas, puede seguir una línea segura de obtenerlo con igual atractivo. Y el dinero ganado por el esfuerzo propio, es mucho más dulce que el que se le ha sacado a algún prójimo.

Aparte de las aficiones que producen dinero, hay multitud de ellas entre las cuales se puede escoger una que se adapte más al gusto de uno. La música, la pintura, la escultura y el drama son cosas fáciles para las personas que viven en la ciudad y no hay necesidad de andar de ocioso habiendo multitud de galerías municipales, museos, salas de concierto, etc.

Pero no es solamente la diversión pasiva que se encuentra en ellas lo que yo recomiendo, es la propia expresión activa lo que cuenta.

Por expresión personal, quiero decir tales cosas como escribir poesía, tallar madera, tocar el violín, modelar en arcilla; dibujar, etc. También es interesante coleccionar estampillas, monedas, fósiles, curiosidades, insectos o cualquier otra cosa.

Los que viven en contacto con la Naturaleza en el campo, tienen al alcance de su mano el estudio de los pájaros, las plantas o los animales. Pueden dedicarse a la cría de gallinas al cultivo de frutas, a la preparación de jamón, a la cría de conejos, a fabricar mocasines, o cualquier otra cosa que les atraiga. Hay centenares de cosas de dónde escoger y una vez que se ha encontrado una que lo atrae seguramente que le dará buen rendimiento, quizá no en efectivo, pero en satisfacciones que llenen su vida.

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