Inicia exposición «San Cristóbal, el lugar que todo resuelve»

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Por Luz Olivia Pineda Sánchez

Marcey Jacobson (1911-2009). Fotógrafa norteamericana nacida en Nueva York a principios del Siglo XX, Marcella Jacobson vivió su niñez en el emblemático barrio del Bronx, impregnándose de sus influencias sociales que forjarían su visión del mundo.

Una de sus pasiones juveniles fue viajar y estuvo de visita en México varias veces. En uno de sus viajes, estando de paseo en Taxco, sufre un gran impacto al enterarse de los ataques japoneses a Pearl Harbor (1941) y de que los Estados Unidos se involucraban en la segunda guerra mundial. Más adelante, ocurre la guerra de Corea (1950-53) teniendo como trasfondo geopolítico la llamada guerra fría entre la Unión Soviética y los Estados Unidos.

Simpatizante del socialismo, Marcey se vio involucrada en causas políticas y llegó a protestar frente a la Casa Blanca contra la ejecución (1953) de Julius y Ethel Rosemberg, de las Juventudes del Partido Comunista en USA. La pareja fue acusada de espionaje en favor de la Unión Soviética y finalmente ejecutada.

Con base al miedo de un enfrentamiento con la URSS, entre 1950-56, en los Estados Unidos se desencadena la época del McCarthismo. Se denunciaban a los simpatizantes con el comunismo, acusándolos de deslealtad, subversión o traición a la patria. Se hacían listas negras y se desarrolló un proceso de acusaciones contra sospechosos de ser comunistas. También fue la oportunidad de perseguir oponentes políticos sin respetar derechos civiles en nombre de la seguridad nacional.

El año de 1956 Marcey tuvo muchas dificultades para sobrevivir en los Estados Unidos ya que corría peligro al apoyar el comunismo. Por otro lado, ser lesbiana en ese tiempo representaba otra afrenta al sistema. Junto con Janet Marret Greenberg, su pareja y compañera, viajan a Chiapas y deciden establecer su vida en San Cristóbal, “el lugar donde todo se resuelve”. Ocasionalmente regresaba a Nueva York para trabajar como diseñadora industrial y ganar algo de dinero.

Cuando arriba a San Cristóbal la población sería de unos 20 mil habitantes. Existía únicamente el centro histórico con sus barrios más antiguos. No se había establecido el turismo como actividad económica principal. De inmediato se enamoraron del Barrio del Cerrillo, donde pocos años antes Frans Blom y Gertrude Duby habían adquirido la casona de Na Bolom y establecido su proyecto de largo plazo sobre los mayas. En el Barrio del Cerrillo, Marcey encontró la paz y tranquilidad para establecer su hogar y llevar a cabo su trabajo por el resto de su vida.

TRABAJO

Autodidacta disciplinada, Marcey recorrió con su cámara Rolleiflex las angostas y empedradas calles de la ciudad, captando escenas callejeras que representaban la vida cotidiana de la época. El mercado municipal, ubicado entonces en el Barrio de la Merced, fue de sus lugares preferidos para retratar prácticas comerciales de la gente local. Le llamaban la atención las costumbres religiosas que descubría en las plazuelas de los barrios. Registraba personas individuales, indios y ladinos, con gran sensibilidad para captar rostros, expresiones y condiciones urbanas de los barrios antiguos. Sus fotografías, en blanco y negro, son de alto contraste y muestran una limpieza no solamente técnica sino escénica. Pedía ayuda a amigos norteamericanos que visitaban la ciudad, que le trajeran materiales químicos y papel para poder imprimir sus fotos. Con gran dedicación llegó a reunir 14,000 negativos que representan una memoria gráfica de gran valor para la ciudad.

En  2001 la Universidad de Stanford publicó The Burden of Time (El cargo del tiempo) una retrospectiva de su trabajo conteniendo 75 fotografias suyas.

A su fallecimiento en 2009, a la edad de 97 años, su archivo fotográfico fue donado a Na Bolom, museo, en San Cristobal. Parte de su trabajo se muestra en esta exposición.

 

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