Etno-Rock, Jazz y Marimba; la música que revoluciona a Chiapas

Vista interior del Museo de la Marimba en Tuxtla Gutiérrez.

“El tiempo musical de un espacio se aterriza en el territorio, lugar, experiencia, sentimiento; lo arraiga y siembra, brota, crece, florece, fructifica y se convierte en paisaje sonoro… la música chiapaneca tiene espacios y tiempos locales e internacionales” Fernández Poncela.

Anna María Fernández Poncela, investigadora y docente de la Universidad autónoma Metropolitana (UAM) hizo una crítica sobre el trabajo de Martín de la Cruz López Moya que lleva por título: Caleidoscopio sonoro. Músicas urbanas en Chiapas; obra que analiza la incidencia musical en el estado, vista desde sus factores internos y externos. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=561159400014

Fernández Poncela enuncia que en un estado con tantas problemáticas de pobreza y marginación, de conflictividad social y política, y de profunda y amplia discriminación, el estudiar la música podría considerarse algo superfluo o poco serio. Pero, la realidad es que la música como parte de la vida, es expresión cultural y emocional, que acompaña a la humanidad desde la cuna a la sepultura.

También, resalta con respecto a la obra de López Moya que la escena musical de la entidad, se ha diversificado y enriquecido al experimentar nuevas corrientes: ensambles, fusiones o mezclas entre tradiciones sonoras.

“En san Cristóbal de las Casas, por ejemplo, la diversificación de la música en vivo va de la mano con las transformaciones en los usos del espacio público, así como la intensificación de la experiencia colectiva de la nocturnidad” retomó la docente.

Chicas del grupo K’aay Project, en el restaurant “La segunda Jazz”

De esta manera, y, en concreto, en la época reciente –década de 1990–  tiene lugar el entramado entre música local tradicional e indígena y el rock, que dio origen al llamado etnorock (rock indígena) como una especie de subgénero musical de carácter y raigambre autóctono, con efluvios internacionales.

“De nuevo Chiapas y, quizás, México por extensión, se catapultan geográficamente desde el gusto local musical hasta la internacionalización del mismo como en otra época aconteciera… Aquí la identidad indígena, la lengua, los gustos y tradiciones reverberan a través de ritmos importados inicialmente, pero emocionalmente vividos y sentidos como propios” declaró la investigadora.

Por su parte, con la llegada de músicos de diferentes tipos, el asentamiento de gustos musicales en el lugar y el florecimiento de intercambio internacional, el Jazz como género musical bebe también del paisaje musical local y se reconstruye con nuevos bríos y seguidores.

“la sonoridad urbana de Chiapas exalta diversas formas de chiapanequidad: mestizas, indígenas y globales, portadoras de distintas narrativas que arrastran tras de sí historicidades y experiencias sociales diversas. Por ello, el paisaje sonoro local es complejo, rico, creativo” citó.

Asimismo, la docente afirma de acuerdo al libro de López Moya que, en el bordado sonoro, la tradición y la innovación se entretejen y complementan y es así como la marimba, el etnorock y el jazz en Chiapas han sido resultado de la convergencia de saberes, de la multiplicidad de gustos musicales y de hibridaciones que se corresponden con un entramado histórico, social y cultural diverso.

“El etnorock y el jazz son en nuestros días parte del paisaje cotidiano musical del Estado de Chiapas y ‘dialogan con la globalidad’ sin olvidar la eterna e infinita marimba y otros estilos, como deja claro Martín de la Cruz López Moya en su obra” puntualizó.

Video: Yibel Jme’tik Banamil (Raíz de la Madre Tierra) es una banda de Etno-Rock Maya Tzotzil integrada por jóvenes indígenas de San Juan Chamula y Zinacantán

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