Bordados del señor de la Tierra, las serpientes y el sapo; tres historias y una visión

Bordados del Señor de la Tierra, Serpiente emplumada y el Sapo. Cortesía: Geometrías de la imaginación, Diseño e iconografía de Chiapas.

*Geometrías de la imaginación, Diseño e iconografía de Chiapas, es un libro coordinado por el especialista Walter Morris, es una guía para conocer lo que hay detrás de cada trazo, de cada color, de cada línea y de cada motivo en los textiles chiapanecos.


La sabiduría ancestral de los pueblos originarios del Estado de Chiapas se ha expresado y se seguirá expresando de muchas formas. Se encuentra presente en pirámides y estelas, en la cerámica y en los vestigios que se preservan en zonas arqueológicas, sobre todo en las expresiones vivas, como son los rituales, la música y sus danzas, al igual que la comida e indumentaria.

Por lo anterior, los tejidos y bordados que caracterizan a los textiles indígenas representan un lenguaje rico, complejo y bello, ha permitido a los pueblos conservar una parte significativa de sus saberes.

A su vez, las hábiles manos de las tejedoras no sólo reproducen hermosos diseños, también hablan y cantan a través de símbolos llenos de significado.

La principal figura geométrica simbólica en muchas civilizaciones de la América indígena fue el cuadrado, centro del pensamiento de las culturas ancestrales, símbolo sagrado en constante movimiento, recipiente para la celebración de ritos circulares, repetido por siglos, ideogramas donde el ritmo y la armonía se conjugan para comunicar el sentido de los conocimientos más antiguos.

Por ello, el cuadrado se torna dinámico, cambia su significado simbólico, transformándose según sea necesario y en el contexto de los sentidos o a los valores que le sea asignado; como mapas estelares, casa solar donde transita la tierra equidistante, estrellas octagonales que se repiten en un universo. Morada de los Dioses, secreta puerta para acceder a las profundidades del inframundo, entrada a las dimensiones de lo que se va y retorna por nueve veces en la mitología maya.

Es así como, en cada tejido que las manos sabias y diestras de las mujeres indígenas terminan, los sueños y saberes más antiguos quedan atrapados, dejando al descubierto los contenidos de cada símbolo, cargado de sentidos, de significados; lenguajes visuales para descubrir los secretos de conocimientos acumulados por siglos.

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Yahval Balumil (El Señor de la Tierra)

En el municipio de Chenalhó hay un cuento sobre un sapo llamado Antonia, quien espera en la puerta de una cueva y cuida la casa del Señor de la Tierra; sin embargo, en una versión chol del mismo, el sapo es la esposa del Señor de la Tierra y en Zinacantán, el sapo es el músico del Señor de la Tierra que canta en las bocas de las cuevas.

Anselmo Pérez, chamán zinacanteco, menciona que, el sapo es el chamán del Señor de la Tierra. El anfibio llamado jenjen en tsotsil y para los biólogos como Bufus marinus; secreta de las glándulas de su piel como medio de defensa sustancias, muchas de ellas son mortales, otro anestésico con un efecto de cincuenta veces más fuerte que la cocaína y un poderoso alucinógeno.

El Señor de la Tierra es diabólico y benéfico, del purgatorio donde las almas en pago de sus pecados tienen que trabajar como peones acasillados en su plantación del inframundo. Pero también puede ser generoso, es el amo del viento, agua, trueno, lluvia y puede hacer que la tierra florezca.

Respecto a los tejidos, el Señor de la Tierra está rodeado de plantas en flor, entre los dibujos de las flores, una línea torcida cruza el tejido como una serpiente. Una historia zinacanteca, cuenta que el camino de la serpiente conduce al inframundo.

El cuento zinacanteco dice que, había un Chamula que estaba cazando en el rumbo de las tierras bajas, una serpiente apareció y se extendió a la mitad del sendero, él se acercó rápido y la cortó con su machete.

“Por favor, mi Chamula. ¿Serías tan bondadoso de llevarme a mi casa?, te mostraré dónde es si tú me cargas hasta allá, no será en balde, mi padre te pagará lo que quieras”, dijo la serpiente en el cuento.

La historia dice que no era una serpiente cualquiera, el Chamula cargo los pedazos del reptil y estos se juntaron en el camino, caminaron hasta llegar a una cueva, donde la niebla era espesa. El Chamula llamó y el padre de la serpiente le abrió, le dijo que le había llevado a su hijo.

“Sí, es mi niño, gracias por traérmelo ¿cuánto le debo?”, preguntó el padre de la serpiente.

El Chamula, le dijo que no le debía nada y termino por acostar a la serpiente en su cama.

Por otro lado, en San Andrés la versión de este cuento menciona que, el hombre logra ver a cuatro muchachas sacudiendo algodón en el fondo de la cueva del Señor de la Tierra, Yusum (El Chamula en el cuento zinacanteco) pidió un pago, por la visión de las mujeres, pidió tomar como esposa a alguna de las hijas del Señor.

“De acuerdo, pero debes esperar un poco, ahora vamos a tener una pequeña fiesta, Anjel (el rayo) llegará pronto, no lo puedes mirar, él te mataría si lo hicieras, así que pon tu cabeza en el suelo y espera un poco”, menciona el Señor de la Tierra en el cuento de San Andrés.

Cuando Anjel llegó, rayos y truenos inundaron la cueva, seguido de esto, Yusum miró a escondidas, pudo ver el algodón crecer alto y convertirse en nubes. El destello del rayo que transformó a las nubes casi lo mató, pero se recuperó y tomó a una de las hijas del Señor de la Tierra como su esposa.

Pero, en la versión de Chenalhó, Yusum es flojo, por lo que ha plantado sólo unas cuantas cañas de maíz, cuando la hija del Señor de la Tierra recogía unas pocas mazorcas para la cena, éstas se multiplican y llenan su morral, porque ella es también la Madre del Maíz.

Yusum, con la idea que su nueva esposa ha acabado con la milpa, la golpea en la nariz, cuando ella se limpia la sangre con un grano de maíz, se vuelve rojo, de ahí el origen del maíz rojo.

La mujer lo abandona y regresa a la cueva de su padre, Yusum visita al Señor de la Tierra para pedir su perdón, es convertido en un rayo de luz, en un Anjel.

Es así como, en un hupil los dibujos del Señor de la Tierra, las serpientes y el sapo están bordados con hilos de colores sobre la tela blanca de algodón. El diseño del universo cubre por completo la base de algodón del tejido, pero alrededor de las figuras del inframundo hay espacio para mostrar blancas nubes de algodón.

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