Significado de las simbología utilizadas en la danza zoque

Los bailes del Yomo-Etzé y el Napapok-Etzé aluden a el Cielo, la Luna, el Sol y el Inframundo. Cortesía: Víctor Cruz

*En Chiapas, la cultura zoque realiza diversas danzas que resaltan estructuras cruciformes, que, de acuerdo a la cosmovisión de los pueblos mesoamericanos, remiten a ciertos mitos acerca de la creación y a episodios del Popol Vuh.


Con base en la investigación realizada por Antonio Durán Ruiz, investigador de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), uno de los elementos que ha estado presente de manera muy marcada en la cultura mexicana es el uso del número cuatro en la simbología de las antiguas culturas prehispánicas.

“Netzahualcóyotl escribió, en el siglo xv, que «de cuatro en cuatro nosotros los hombres, / todos habremos de irnos, […]. / Como una pintura / nos iremos borrando». El poeta de Texcoco parece indicar en estos versos que el hombre es un desleimiento continuo; sin embargo, como las flores, es bello en su transitoriedad; la vida presenta un agujero por donde se camina hacia su hermana gemela: la muerte; el cuatro indica su confluencia, el abrazo de sus fronteras” señala Durán Ruiz.

Para la cultura náhuatl, por ejemplo, Tezcatlipoca era una de las deidades más enigmáticas, ya que representaba la fatalidad, andaba en el cielo, en la tierra y en el infierno; se aparecía al hombre como fantasma, masa informe o sombra gris.

De acuerdo al investigador, en 1959 se demostró que la escultura de Coatlicue, obra cumbre de la historia indígena mesoamericana, corresponde a una estructura fundamentalmente cruciforme, si se le mira de frente anterior y posterior; y piramidal, si se le observa lateralmente. La configuración de esta diosa cifra la cosmovisión de la sociedad azteca y de los demás grupos mesoamericanos.

En este sentido, los rituales en donde se usan las encrucijadas no quedaron en el pasado, ya que, en Chiapas, frecuentemente sale a relucir el símbolo de la cruz cristiana en algunos ritos propios de Tuxtla Gutiérrez y la zona zoque, ya que aún se observa una danza cuyos pasos trazan cruces.

Según Antonio Durán Ruiz, el Maestro Baile de la Mayordomía Zoque, Víctor Manuel Velázquez López, explica el simbolismo que tienen dos «danzas de carnaval», las cuales remiten a ciertos mitos nahuas sobre la creación del sol y la luna y también al Popol Vuh; se tratan del Yomo-Etzé y el Napapok-Etzé.

“No solamente la danza de San Roque lleva cruces; por ejemplo, el baile de Carnaval alude a los cuatro puntos; se danza una cruz parada; es decir, el cielo, la luna, el sol y abajo se halla el Jocoshto o el inframundo. Se danza hacia la salida del sol y hacia el ocaso; el penacho, o el personaje que lo lleva, debe hacer la reverencia hacia los cuatro puntos, no a los cardinales, pero sí a los cuatro puntos sagrados; aunque hacemos la danza para las virgencitas, hay otros puntos; ellas son las diosas; entonces se les tiene que hacer la reverencia, como un saludo; y es como se va formando el Yomo-Etzé para posteriormente ejecutarse la danza del Napapok-Etzé o Carnaval” señala Velázquez López.

Es dichos bailes, se hace alusión a los cuerpos celestes y al inframundo. El Yomo-Etzé es la danza de la fertilidad; anteriormente todas las danzantes llevaban en la cabeza un sombrero; pero por cuestiones de que va pasando el tiempo, las personas lo han dejado de hacer, y se ha ido perdiendo hasta que sólo la señora del baile lleva el sombrero; ella es la que también hace y lleva el penacho y marca esos puntos: hacia el frente, hacia atrás y hacia los dos lados, ella junto con el penacho.

El sombrero es el elemento central de las danzas. Cortesía: Víctor Cruz

De acuerdo a lo que relata el Maestro Baile de la Mayordomía Zoque, esta fiesta es la más grande de Tuxtla, ya que se unen las dos danzas; primero se da la danza de las mujeres y posteriormente la danza del Carnaval. Se danza desde el 30 de enero hasta el 2 de febrero, y de ahí se vuelve a danzar en unión hasta el 14 y el 23 de octubre.

La danza del Yomo-Etzé hace el giro a la inversa de las manecillas del reloj; en medio hay una casita donde están sembrados regadillo, maíz, plátano y otras plantas; al término del doceavo, las viejas de Carnaval y los danzantes del Yomo-Etzé corren y adquieren uno de estos productos; a lo que se le llama «La robadera», es sagrada; cuando ya están sentadas las vírgenes, se procede a hacer la siembra en los patios para tener buenas cosechas.

“Danza de Carnaval se le puso para que pudiera subsistir a la conquista europea, pero esta danza alude al tiempo, el sol y la luna. La niña, que es la luna, lleva cuatro espejos que son las cuatro fases lunares, y el penacho es el sol; ellos dos juegan un papel fundamental dentro de la danza, desde su inicio hasta su final. La música empieza desde la mañana y termina por la tarde, al ocaso” finaliza el Maestro.

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Cuentan que estas mujeres, «las Viejas», son las muertas en parto que dieron a luz a un hijo guerrero; y los garabatos son para defender al sol y a la luna en su paso por el inframundo. El mundo está acá, pero ellos van trascendiendo todo el tiempo; cuando llegan a pasar hacia la noche, ellas los ayudan a emerger para que pueda subsistir otra vez durante el día, la tarde y otra vez el ocaso. Los hombres se visten de mujer porque aluden a aquellas mujeres guerreras.

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