Mujeres zoques son inmortalizadas por su participación como ramilleteras

Tía Elena, inició haciendo ramilletes como apoyo a su esposo, un maestro ramilletero. En la actualidad ella elabora en su totalidad sus ramilletes.

* El libro digital “Mujeres ramilleteras zoques de Chiapas” reúne el trabajo fotográfico de Libertad Rincón Gómez sobre la apertura que ha tenido la comunidad zoque hacia el trabajo de las mujeres ramilleteras.

Por Redacción Alma Martínez

El Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) dio a conocer el libro digital “Mujeres ramilleteras zoques de Chiapas”, en el que Libertad Rincón Gómez, fotógrafa documental y maestra ramilletera, documenta la adaptación y apertura de la comunidad zoque, enfocándose especialmente en el papel de la mujer que paulatinamente ha tomado mayor relevancia dentro de los cargos y costumbres locales.

Este libro reúne 30 fotografías que fueron seleccionadas de entre 10 mil obras capturadas durante 2018, lo que motivó a la fotógrafa a crear la serie fue el deseo de visibilizar el papel de la mujer y de mostrar los colores y todo el ambiente que envuelve la costumbre del pueblo zoque de Tuxtla, así como mostrar al mundo, cómo la cultura de los pueblos indígenas está en movimiento constante, adaptándose a los nuevos tiempos y espacios sin perder su esencia.

Rincón Gómez dio a conocer que alrededor del nombramiento de la primera mujer ramilletera, existen varias historias, el único dato seguro es que quien impulsó esa posibilidad fue el maestro Antonio Escobar Paredes “Toñito”, quien tuvo el cargo de Primer maestro ramilletero y quien hizo la invitación a que las mujeres participaran en esta actividad.

Posteriormente, Sergio de la Cruz, maestro ramilletero, continuó con esa apertura y nombró a dos mujeres: Diana Padilla Calderón y Jhocelyn Libertad Rincón Gómez, autora de la serie fotográfica.

La autora explicó que, el cargo de ramilletera es vitalicio, pues crear el ramillete es toda una ceremonia, no obstante, no hay un limitante que impida a una mujer u hombre el poder participar; lo único que se pide es respeto y mucha paciencia, ya que para hacer un ramillete se lleva un aproximado de cuatro horas.

Añadió, esta apertura que tiene la comunidad zoque se debe a la necesidad de subsistir en esta época de tránsito de lo rural a lo urbano.

Tuxtla ya es una urbe y poder conseguir los ramilletes es un trabajo de recolección, también una parte de resistencia, que actualmente todavía se conserve una mayordomía, dijo Rincón Gómez.

Detalló que, el ramillete o jäyänake’ es una ofrenda agrícola que está conformada por 54 “cigarritos”, estos son hechos con hojas de mango, flores y por el lirio llamado “palenque”.

Esta es una vista trasera del jäyänake’, colocado de esta forma para que el maestro o maestra lo amarre y forme la rueda. – Foto: Libertad Rincón Gómez

La mayoría de los nombrados maestros ramilleteros son hombres quienes ocupan este cargo dentro de la mayordomía zoque del Rosario, pero en la actualidad las mujeres son bien recibidas y ya ocupan cargos dentro de la mayordomía.

Ramilleteros. – Foto: Libertad Rincón Gómez

Los ramilletes son colocados en el arquito y al final son regados con un poco de agua que cierra el ritual de la bañada de los ramilletes, ya que son ofrendas de llamamiento al agua y las buenas cosechas.

Agua sagrada. – Foto: Libertad Rincón Gómez

Son bañados por el primer maestro ramilletero, una vez terminado son ofrendados a los cuatro puntos cardinales, para llamar así a las lluvias y pedir las buenas cosechas del año.

La bañada de los jäyänake’. – Foto: Libertad Rincón Gómez

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