Calalá, una danza prehispánica para recrear la memoria histórica de Suchiapa

El alma de la danza del calalá Irvin Esplaz (5)

*Originaria del municipio de Suchiapa, el Calalá es una danza con raíces prehispánicas, la cual se interpreta durante las festividades de Corpus Christi.


Suchiapa es un pueblo de arraigo en sus mitos, lo ancestral ha vivido en él: en una hermosa danza como la del Calalá, dijo Yolanda Palacios Gama, doctora en antropología, durante la conferencia “Calalá del mito al ritual en Suchiapa”.

En ese sentido, indicó que Suchiapa es un pueblo mestizo cuyo origen procede de los altiplanos centrales de México, en un grupo étnico nombrado chiapaneca con filiación lingüística otomangue, asentado en la depresión central de Chiapas. Es uno de los pueblos más antiguos de esa región cultural, hace menos de 100 año dejaron de hablar su lengua y con ello perdieron una forma de ver y sentir el mundo.

No obstante, durante la colonia fueron los frailes dominicos quienes se abocaron a las tareas de evangelizarlos, transformando así sus antiguos ritos solares en los propios del catolicismo. Pero, hasta el día de hoy, hay memoria de lo antiguo con lo nuevo, como es el caso de la festividad de Corpus Christi.

Fachada de la cofradía del Santísimo Sacramento. Cortesía: Nakali

Fueron ellos quienes dictaron las danzas y los misterios para la veneración del Santísimo Sacramento del Altar, el que también es encanto y apareció en la antigüedad dentro del Tinco de grandes dimensiones. En el tiempo antes, los guardianes del ritual subían a la meseta de Copoya en fecha previa a la fiesta de Corpus donde tocaban el Tinco, mientras bailaban y rezaban oraciones en su lengua chiapaneca, aquí comenzaba todo, dijo la antropóloga.

Así pues, subrayó que los guardines conformaron la Cofradía del Santísimo para proteger y dirigir el destino de las dos danzas que se ofrendan, la del Calalá y de La Reinita. Pues, el pueblo danza para recrear su memoria, presencias como la del Gigante en compañía de un niño coronado con flores, venados y tigres, de la Reinita, el Rey y Malinches, la de los Chamulas que llevan consigo animales vivos, remiten a un tiempo antiguo que se fusionó con el catolicismo.

Animales y hombres son semejantes tanto en sus formas como en sus comportamientos, así se establecen lazos no solo de dominio o sumisión que resultan, entre otras cosas, de una lucha natural por la supervivencia, sino también de amistad y hasta de parentesco, añadió Palacios Gama.

Por esos lazos, señaló que los animales son también demiurgos (descripción de una deidad) entre el hombre y lo otro, aquello que es lo más lejano y extraño: los misterios de los cielos, la vida y la muerte.

Topada del Santísimo en la danza del Calalá en los festejos de Corpus Christi. Foto Irvin Esplaz (4)

Acerca de la figura reconocida como el Gigante, en esa danza, enfatizó que está asociada a la serpiente emplumada, una forma de representar al ave-serpiente protagonista de innumerables relatos. Como deidad esta de manera directa relacionada con el rayo y el fuego, como fuerza creadora de la vida, se vincula además con el Sol y con Venus, que “abre el camino del Sol porque no tiene luz propia y su brillo es el reflejo de éste”.

Los nahúas le llamaron Quetzalcóatl y los mayas la reconocieron como Kukulkán, es la creadora del sonido y los silbidos melodiosos que produce con el movimiento de sus plumas, indicó la investigadora.

En el mundo onírico, se pone en contacto con aquellos hombres que buscan penetrar en el mundo de los espíritus y los traga para después excretarlos transfigurados en hombres superiores que pueden entender el mundo de los hombres y los espíritus.

Ella es el ser que muere y renace de si misma, que abandonando su vieja piel se renueva cíclicamente, detalló la antropóloga.

Los personajes del Calalá. Foto: Elizabeth Ruiz

Mientras que en las referencias autóctonas, la serpiente emplumada abre camino y detrás de ella va el rayo rompiendo las nubes para otorgar la lluvia a la tierra. Por otra parte, el Gigantillo, lleva en sus manos un arco y una flecha, que representaría la función que cumple este elemento meteorológico que se le atribuye en los relatos míticos.

Palacios Gama, expuso que el Calalá está ligado al Sol como la serpiente emplumada, es el más asociado con el Señor de los Animales, incluso él mismo desempeña esa función. Estos son seres divinos, de manera general, teriomorfos que fungen como intermediarios entre los dos espacios, lo son también de las plantas silvestres, cuya función es dar a cambio de diversos ritos, permiso y protección a los hombres para internarse en sus dominios y obtener así la caza de animales que se requieran.

Topada del Santísimo en la danza del Calalá en los festejos de Corpus Christi. Foto Irvin Esplaz (1)

Por otra parte, es el tigre o jaguar el que abre y cierra el ritual, al primero se le llama Nambusheli, del que ya no se recuerda su significado, pero puede tratarse de una derivación de numbú, tigre.

Además, dijo que el jaguar como sinónimo de la tierra y la serpiente como símbolo del agua, un día se fusionaron como serpiente jaguar, volviéndose expresión del agua fertilizante que fecunda la tierra de la cual nace la vegetación y el alimento del hombre, es decir, la propia vida.

Algunas de esas representaciones han trascendido la plástica y se encuentran sugeridas en la inmensidad de la tradición oral, es el caso de la relación del felino con las abejas bravas silvestres que se crían debajo de la tierra.

En el caso de la danza de la Reinita, indicó que esta no representa animales, sin embargo, esta relacionada con la aparición del Santísimo, ya que en ella se observan detalles como el penacho que el Rey lleva sobre su espalda, en cuyo centro colocan un círculo perforado conocido desde lo local como deudema.

El Calalá. Foto: Elizabeth Ruiz

Así mismo, se colocan plumas en los sombreros de los Malinches que también usan sonajas, las cuales se observan en ciertas danzas autóctonas. Por lo que, cuestionó ¿es la representación del Rey la sustitución del elemento solar?.

Como se sabe la principal expresión religiosa de los mesoamericanos se relacionó con el sol y los cultos solares, en su deseo de habilitar al sol para la evangelización, algunos misioneros y sus conversos llegaron a explicar que Dios había permitido el culto al sol como una preparación para el evangelio del verdadero astro rey de justicia, Jesucristo, explicó la experta.

De los Chamulas, mencionó que no se sabe con certeza cuando comienza su participación, pero siempre ha existido una relación cultural con los zinacantecos, quienes debieron relacionarse con sus prácticas rituales desde siempre, ya que queda claro que su participación se vincula con la lógica chamanística del ritual.

Inicia Corpus Christi en Suchiapa.
Foto: Andrés Domínguez

Aunado a ello, están los rasgos en su indumentaria y los objetos que portan, elementos no comunes en el orden cotidiano: como pintarse la cara de blanco con arcilla, traer consigo un animal de monte (iguana, armadillos, tejones) propio de su hábitat, así como llevar en el morral una bebida considerada por los indios tsotsiles de gran importancia en sus rituales.

En el caso de una de las expresiones rituales más importantes como la danza, los hombres cumplen una función básica de culto, cuando entregan su cuerpo a la danza religiosa. El danzante es puente y voz, tal como lo hicieron en tiempos lejanos, sirven de vehículo para espectáculos explicativos, como los acontecimientos que reconstituyen y comunican el pasado con el presente, las estaciones del año y los ciclos generacionales de las familias y las comunidades, concluyó la investigadora.

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