El Alacrán Chiapaneco

El Alacrán Chiapaneco (Centruroides chiapanensis), la especie más frecuente de escorpión en el Estado de Chiapas, aquella que suele habitar casas, ranchos y bordes de selvas. © Daniel Pineda Vera.

Por Guillermo Sánchez Gómez de Pájaro Cantil

En un rincón de la cocina, debajo de la cama o incluso en el techo, podríamos llegar a visualizar un ser con cuatro pares de patas, dos pinzas de aspecto atroz y un desafiante aguijón, una bestia traída del mismísimo averno, una ofensa para la vista de algunos, puesto que desgraciadamente ante los ojos de la mayoría de las personas los escorpiones o también llamados alacranes son seres repugnantes, cuyo único fin es el aterrorizar a la gente con su terrible ponzoña, lo que en realidad es un pensamiento totalmente erróneo, originario de la superstición, leyendas y alguno que otro filme de terror (por mencionar ejemplos que contribuyen a esta ideología). La existencia de los alacranes no está basada en tener el propósito de fastidiar a los humanos, es más, dentro de su vida llevan actividades mucho más relevantes que andar asustando a las amas de casa.

¿Cuántos de nosotros hemos visto realmente escorpiones a lo largo de nuestra vida?, la comunidad chiapaneca principalmente de la Depresión Central está acostumbrada a encontrarse de vez en cuando un ejemplar de la especie Centruroides chiapanensis, siendo el alacrán más común del estado, ya que se ha reportado en distintos municipios de Chiapas como; Jiquipilas, Cintalapa, Tuxtla Gutiérrez, Ocozocoautla, Berriozábal, La Trinitaria, Villaflores, Pantepec, Acala, San Fernando, Venustiano Carranza, Suchiapa, Chicomuselo, Pijijiapan, Osumacinta, Tonalá, Chicoasén y Chiapa de Corzo. Por lo cual si el lector es originario y/o reside en uno de estos municipios cabe la probabilidad de que se haya topado con uno o más alacranes chiapanecos, de igual manera es muy probable que cuente con más información del escorpión de la que aquí se presenta (si es el caso, se le estaría agradecido con su aportación al conocimiento).

Atraído por la facilidad de encontrar alimento y refugio cómodo, los Alacranes pueden introducirse a las casas, especialmente en los meses cálidos y lluviosos, como este ejemplar que encontró cobijo debajo de una almohada en la casa del autor. © Guillermo Sánchez Gómez.

 

Sin más preámbulo, es momento de descubrir sobre el fascinante y famoso escorpión de Chiapas, el Centruroides chiapanensis. Este ser llega a medir de 8 a 10 de cm de longitud (pequeño pero picante), los colores más comunes de observar en él son; un color pardo oscuro en el carapacho, los quelíceros al igual que el metasoma son levemente más claros, las patas tienen una tonalidad amarilla, el aguijón es de una coloración rojiza, mientras que los pedipalpos son un poco amarillentos hasta llegar a la parte de la quela, las cuales tienen una coloración más oscura y en la punta de los dedos se visualiza una tonalidad rojiza. A continuación se presenta una ilustración de la anatomía del Alacrán de Chiapas de manera que el lector pueda identificar las estructuras componentes del organismo (fig. 3).

Morfología típica del Alacrán Chiapaneco. Ilustración a tinta de Guillermo Sánchez Gómez.

El Alacrán Chiapaneco habita de manera silvestre generalmente debajo de las rocas, la hojarasca y cortezas de árboles, para así protegerse de la deshidratación; al residir en estas ubicaciones espera a que sea de noche manteniendo su cola de lado. Cuando un escorpión es despojado de su hogar (ya sea por la lluvia u otro motivo) sale en busca de uno nuevo, y a veces este nuevo hogar termina siendo dentro de las casas de la gente, mayormente las que no se les frecuenta hacer una limpieza exhaustiva constantemente, por eso es recomendado sacudir los zapatos y ropa que hayan estado en el suelo antes de usarlas (o ser más organizados donde se dejan las prendas) para así evitar un incidente de picadura.

Todos los alacranes al igual que las arañas son venenosos, a razón de que estos organismos no cuentan con dientes para masticar a su presa y facilitar la digestión, así que hacen uso de toxinas que les permiten degradar su alimento y poder consumirlo sin ningún problema. En el caso del alacrán chiapaneco este solo usa su veneno en presas de tamaño relativamente grande. Su dieta está basada en insectos, arañas y otros artrópodos (incluyendo a los de su tipo), es por ello que estos organismos cumplen con un papel ecológico de alta relevancia como reguladores de población, además de ser uno de los consumidores de las infames y persistentes plagas de cucarachas. De igual manera su veneno les sirve como defensa ante posibles depredadores, alguno de estos devoradores de alacranes (sin mencionar a los chinos con su peculiar tradición de comérselos) son: Un sin fin de aves, algunos mamíferos, reptiles, anfibios y unos pocos invertebrados, pero sobre todo otros escorpiones.

En el caso de los humanos las picaduras suceden en su mayoría por el descuido del humano, ya que el alacrán jamás contemplaría a una persona como alimento, sino como una amenaza, y el único medio efectivo que el alacrán dispone para intentar librarse de dicho apuro es la inyección de su veneno a través de su aguijón. Casi todos los casos de picadura de los que he sabido (y de las cuales he padecido) han sucedido por consecuencia de acciones como movimientos bruscos que asustan al escorpión. Es muy relevante el mencionar que elCentruroides chiapanensis y la mayoría (por no decir todas) de especies de Chiapas no son mortalmente venenosas, es decir, no son de importancia médica para el humano.

Como sucede en la mayoría de animales, la temporada de reproducción para el Centruroides chiapanensis llega (mayormente a finales de Primavera hasta inicios de Otoño) y con ello, la búsqueda de una pareja comienza, en el caso de los alacranes chiapanecos machos, si son afortunados y encuentran una hembra madura y lista para procrear, estos la invitan “sutilmente” haciendo vibrar su peine, acercándose lentamente con las pinzas abiertas y sujetándolas con ellas, para iniciar un romántico danzón, que se reduce a caminar en círculos enlazados hasta que el macho logre depositar un pequeño saco contenedor de espermatozoides en la abertura genital de la hembra. A diferencia de las arañas los alacranes son vivíparos como casi todos los mamíferos, lo que significa que las hembras dan a luz a sus crías (llamadas durante este lapso “ninfas”). El número de individuos por camada puede ser 40 a 57 alacranes. La hembra les sirve de transporte y protección a estos pequeños escorpiones, debido a que durante este periodo de tiempo vivirán sobre su mesosoma. Comúnmente la gente al ver esto dice que las crías de alacranes devoran a la madre; lo cual es una total mentira. Después del paso de 4 a 5 días, las ninfas ya han realizado distintas mudas de piel y se encuentran listas para independizarse de su madre (en los humanos nos lleva años hacerlo y algunos extremistas nunca lo hacen). Muy pocas ninfas llegan a la etapa de la madurez sexual (se alcanza después de 2 a 3 años después de las primeras mudas.), puesto que son devoradas por otros animales o mueren por deshidratación y falta de alimentación en el lomo de la madre.

Muy importantes son los servicios que prestan los Alacranes en su entorno (incluyendo nuestras casas), pues eliminan a una gran cantidad de insectos y otros artrópodos que pueden ser perjudiciales o molestos para nosotros. En este caso, un Centruroides vittatus, se alimenta de una araña saltarina (Saltícida). © Jaclyn Nicole.

 

Todo organismo tiene un porqué en su existencia; la naturaleza es una compleja red de fuerzas interrelacionadas que dan origen a una gran variedad de formas de vida, todas diferentes pero ala vez todas igual de importantes. Ambiciono que al lector le haya parecido el presente artículo de su agrado, que se lleve con él algún nuevo conocimiento de lo poco que se habla sobre el alacrán de Chiapas o de los escorpiones en general, permitiéndole tomar conciencia y respeto por la escorpiofauna del estado, esperando que la próxima vez en la que se encuentre frente afrente con un escorpión, usted piense dos veces (tres, o más si puede) antes de matarlo.

Contrario a lo que se piensa popularmente, es falso que las crías de Alacranes devoren a sus madres en un acto de canibalismo. Al contrario, las madres cuidan de ellos durante sus primeras etapas de vida, hasta que la abandonan pues son capaces de valerse por sí mismos. © Diego Manzano Méndez.

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