Jóvenes migrantes guatemaltecas sin expectativas en su futuro

Mujeres migrantes, atrapadas en una frontera imaginaria Cortesía: Moysés Zúñiga

La presencia de las trabajadoras centroamericanas del servicio doméstico, principalmente guatemaltecas, no es un fenómeno reciente en el Soconusco, ni se trata de casos excepcionales, sino que han formado parte del contexto regional.

Aki Kuromiya, Doctora en Antropología Social por la Universidad Iberoamericana, identificó a través de una exhausta investigación los motivos por los cuales las mujeres guatemaltecas siguen optando por acceder al mercado laboral en México, a pesar de reconocer el déficit en cuanto a las desventajas económicas inherentes a las tasas de cambio entre el quetzal y los pesos mexicanos.

En el trabajo de campo, la doctora compiló 11 entrevistas a profundidad de las trabajadoras guatemaltecas; del total, nueve disponían de un trabajo temporal y otras dos disponían de residencia permanente en México.

Cabe señalar, para proteger la identidad de las entrevistadas la investigadora recurrió al uso de nombres ficticios.

En el trabajo, se rescatan las subjetividades de las trabajadoras jóvenes guatemaltecas de 13 a 20 años, aproximadamente; de origen rural y algunas de origen indígena, quienes trabajan como empleadas domésticas en el Soconusco, Chiapas, México, y que tienen a mujeres mexicanas como sus empleadoras.

“Son jóvenes solteras que aún tienen como condición principal ser hijas de familia, disponiendo de muy baja escolaridad, y provenientes del sector rural. Cuentan con poca experiencia migratoria y laboral: de hecho, para algunas entrevistadas era la primera vez que salían de su casa a trabajar” declaró la investigadora.

Mujeres migrantes en ruta. Créditos: Moysés Zuñiga

Kuromiya determinó que entre las jóvenes, existen tres imaginarios que intervienen en su experiencia migratoria y laboral: el de la vida urbana, de la familia, y del futuro, mismos que influyen en los procesos de la toma de decisiones y las motivan a salir del contexto local para entrar al mercado laboral extranjero.

“a estos elementos los defino como “imaginarios”, no porque sean ideas falsas, ficciones o fantasías, sino porque tienen su base en imágenes idealizadas o deseadas sobre la realidad que acuñan a la dimensión subjetiva y emotiva del individuo y que direccionan sus prácticas” aclaró.

Imaginario de la vida urbana

Pasear por las calles y comprar ropa o zapatos, tener un cuarto propio con el servicio de internet a la mano, entre otros bienes y experiencias que no logran conseguir en su localidad natal, resultan ser las ideas que las trabajadoras perfilan en las ciudades mexicanas.

Las trabajadoras del sector doméstico, en su mayor proporción, proceden de los departamentos (municipios) de San Marcos y Huehuetenango, que se encuentran cercanos a la línea fronteriza.

“La condición de estar “fuera” del ámbito local por cierto lapso de tiempo, les posibilita a las mujeres construir su juventud urbana. Es decir, su modo particular de “ser y hacerse jóvenes” está condicionado por sus experiencias migratorias y laborales en México” expresó Kuromiya.

Lista de entrevistadas

Imaginario de la familia

De acuerdo al análisis de Aki Kuromiya, las jóvenes tienen ideas naturalizadas sobre el papel tradicional y deberes como hijas de familia bajo la autoridad de sus padres. Pero dicho contexto laboral les posibilita eludir los roles socialmente asignados y tomar distancia de la autoridad de sus padres al cruzar la frontera para incursionar en el ámbito urbano y laboral mexicano.

“Es en estos años se observa que las mujeres ya no aparecen como acompañantes de los hombres, quienes trabajan principalmente en el sector agrícola, sino que ellas son las protagonistas de su movilidad, buscando una oportunidad laboral” agregó.

Imaginario del futuro

En cuanto a la concepción del futuro, la doctora señala que las jóvenes guatemaltecas carecen de expectativas.

En un informe, el Colegio de México y la ONU Mujeres en 2015 analizaron los resultados de la Encuesta sobre Migración en la Frontera Sur de México (Emif Sur) de 2012; dicho documento señala que las trabajadoras transfronterizas se ocupan como vendedoras ambulantes en un 65% y 27 por ciento en el trabajo doméstico; mientras que 48% de las trabajadoras temporales laboran principalmente en el trabajo doméstico, 29% más en actividades agrícolas y otro 8% se emplean como vendedoras ambulantes.

Por otro lado, fuera de los “imaginarios” de las jóvenes guatemaltecas, es importante resaltar que el mercado laboral se sigue reproduciendo bajo condiciones precarias, discriminatorias y sin ventajas económicas significativas.

Por ello, es común que las trabajadoras domésticas reciban algún tipo de maltrato en las casas donde se emplean, el cual básicamente es verbal; además, existe un exceso de trabajo, bajos salarios y/o comida insuficiente e inadecuada.

Diversos testimonios de las propias trabajadoras o de otras personas que han sido testigos del trato del que ellas son objeto, coinciden en señalar las pésimas condiciones laborales que enfrentan.

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