Comunidades rurales implementan soluciones basadas en la naturaleza para combatir el cambio climático

las SBN se pueden implementar en múltiples y diversos contextos, asimismo en el territorio se pueden materializar en diversas configuraciones. Cortesía: CCM

*L a pérdida forestal y la degradación de los ecosistemas son problemas que enfrentan las áreas naturales protegidas (ANP) y sus alrededores, afectando su función de conservación y servicios ambientales que aportan.


El proyecto Redes comunitarias de manejo integrado del paisaje para la resiliencia climática inició el “Programa de Resiliencia”, un modelo de intervención para la construcción de resiliencia comunitaria y la implementación de soluciones basadas en la naturaleza (SbN) para el cambio climático, que puede ser retomado y replicado por gobiernos locales, organizaciones de la sociedad civil y sector privado, dijo la Comunidad Climática Mexicana (CCM).

Así pues, el programa se encuentra ubicado en siete ejidos: Merceditas, Constitución General Cárdenas y Adolfo López Mateo en Cintalapa de Figueroa, Chiapas, y El Palmar, El Faisán y Tembladeras en Centla, Tabasco.

Los principales componentes de las SBN: vegetación, suelo, otros materiales inertes y cuerpos de agua, que pueden ser empleados para construir sistemas artificiales que replican funciones de los sistemas naturales. Cortesía: CCM

Este fue ejecutado por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), implementado con el apoyo de Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en México (PNUD) y cofinanciado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF por sus siglas en inglés).

Al inicio del proyecto el enfoque fue en acciones de adaptación y resiliencia, en el que se conformaron dos redes comunitarias para la gestión territorial sostenible y se desarrollaron Planes de Gestión de Riesgos y Adaptación al Cambio Climático.

Es así como, 183 hombres y mujeres participaron y beneficiaron de manera indirecta a más de 2 mil personas a través de dos redes intercomunitarias. Las acciones se enfocaron en la restauración y manejo integral de paisaje, recuperando así zonas de manglar.

Así mismo, implementaron sistemas agroforestales y silvopastoriles, reforestaciones, limpieza de canales, brechas corta fuego, entre otras labores que impactaron 250 hectáreas de ecosistemas de selva y manglar en dos corredores biológicos de las Reservas de la Biósfera “La Selva el Ocote” en Chiapas y “Pantanos de Centla” en Tabasco, los cuales son de gran importancia para la provisión de servicios ecosistémicos en las dos regiones.

La Selva del Ocote cuenta con vegetación de selva alta tropical húmeda y selva baja perenifolia, ambas conservadas, debido a la topografía. Cortesía: Turimexico.

Durante el proceso de implementación de SbN, recuperaron conocimientos, prácticas y costumbres que enriquecieron el proyecto, convirtiéndolo en un programa más complejo e integral.

Lo anterior, se vio reflejado al incrementar la capacidad de las comunidades para prepararse, responder y adaptarse ante los eventos climáticos extremos en sus territorios, dando por resultado el diseño participativo de dos Sistemas de Alerta Temprana (SAT) enfocados a incendios forestales y deslizamientos de laderas que formaron parte de los Programas de Adaptación al Cambio Climático (PACC) de las regiones donde están asentadas.

Un ejemplo de gobernanza fue socializar las propuestas del SAT ante actores institucionales logrando una coordinación entre las comunidades y las instituciones para acciones de adaptación, prevención, preparación y respuesta, expuso la CCM.

Además, generaron estrategias relacionadas a la importancia de la salud de los ecosistemas y los servicios ambientales que estos brindan para mantener los medios de vida locales, de ahí que surgieran once prácticas locales sustentables relacionadas a la ganadería y pesca.

Prácticas locales sustentables relacionadas a la ganadería y pesca. Cortesía: CCM

Parte de los logros fue generar herramientas para la planeación y gestión del territorio a nivel local y regional para la adaptación al cambio climático, además de una coordinación intersectorial para la atención a las necesidades comunitarias ante eventos climáticos extremos futuros.

Al mismo tiempo, la Comunidad Climática, indicó que las buenas prácticas en las comunitarias se socializaron entre otras localidades de la región para aumentar su alcance. También, incluyeron las prácticas sustentables que permiten la continuidad de los ecosistemas, estos brindan servicios ambientales necesarios para el sustento de las personas de la región.

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